/ miércoles 20 de febrero de 2019

“Me van a matar si regreso”: Migrante

Llegan 600 expatriados a Irapuato

Una nueva caravana de migrantes centroamericanos llegó a Irapuato. Los poco más de 600 centroamericanos llegaron provenientes de Celaya y contrario a lo que sucedió con otros contingentes que han llegado al municipio, ellos lo hicieron a pie, pues nadie les ha querido dar “aventones” en vehículos.

El mayor contingente de migrantes llegó a las ocho de la noche del martes, pero desde las dos de la tarde de ese mismo día comenzaron a llegar aquellos que caminaban más rápido.



Con llagas en los pies, cansancio y el rostro quemado por el sol, los migrantes hicieron una escala en Irapuato, para quedarse en el Centro DIF Vasco de Quiroga. Ahí, personal del DIF Estatal, del DIF Municipal, de Protección Civil del Estado y de Irapuato, así como personal de la Secretaría de Salud del Estado y la Dirección de Irapuato les estuvieron brindando el apoyo para que descansaran, todo bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pues un grupo de inspectores viajan con ello para garantizar que les respeten sus derechos.

Tras conocer su llegada, los irapuatenses comenzaron a mostrarse solidarios de nueva cuenta, aunque en menor medida que con las otras caravanas. Por la mañana del martes, Guadalupe González, activista pro derechos de los migrantes, acudió a brindarles toda la ropa que les fue donada por irapuatenses.



Me van a matar si regreso

Nelson es un joven migrante centroamericano. En 2018, cuando migró por primera vez en caravana, fue entrevistado en Guadalajara y su rostro se volvió viral, cuando dijo que él huía de Honduras porque lo estaban persiguiendo en su país para matarlo.

“Intenté cruzar y me deportaron a Tijuana. Cuando apenas estaba por cruzar la garita para regresarme, había tres hombres armados que ya me esperaban. Uno de ellos comenzó a dispararme y me hirió en el pie. No sé cómo le hice, pero alcancé a correr y me intenté cruzar otra vez la garita, con la esperanza de que los policías americanos me detuvieran. Y así pasó, me atendieron, pero ahora me regresaron a Honduras”, narró.

Al regresar a Honduras, se escondió dos semanas, pero lo seguían persiguiendo los “maras”. Nelson, como ahora se hace llamar este joven de 23 años, es perseguido porque dejó las pandillas que lo obligaban a vender droga por irse a Estados Unidos.

“Si regreso, me matan. Allá si no trabajas con la “mara”, te matan. Allá la vida no vale ni un pedazo de pan, hasta por eso te andan matando”.



Avanzan a pie

A pesar de que los 600 migrantes cuentan con visa humanitaria que les dio el gobierno mexicano, su traslado ha sido más complicado. Nadie les da un ride y cuando han intentado subirse a los camiones, como lo hacían sus otros compatriotas, de inmediato son bajados. Y como no son un numeroso grupo, prefieren mejor protegerse entre sí y avanzar poco a poco, aunque sea a pie.

Si destino es Tijuana. Algunos sólo van a encontrarse con sus familiares, otros van a solicitar asilo en Estados Unidos y unos más se la jugarán e intentarán cruzar la frontera, así sea con sus niños en brazos, pues en esta caravana vienen alrededor de 75 madres con sus niños que no pasan los tres años de edad, mientras que hay alrededor de 120 niños menores de 10 años en este contingente.


Su siguiente escala es Guadalajara, aunque no creen llegar sino hasta el sábado, pues tan sólo de Celaya a Irapuato hicieron 12 horas de camino.

“Pero vamos a llegar, ¿cómo? Quién sabe, pero vamos a llegar todos al destino”, dijo Maruja Bolaños, una de las coordinadoras de la caravana de migrantes centroamericanos.



Dato

600 migrantes llegaron a Irapuato.

Un mes tienen que salieron todos juntos desde Honduras en Caravana.

120 niños menores de 10 años van en esta caravana de migrantes centroamericanos.

Una nueva caravana de migrantes centroamericanos llegó a Irapuato. Los poco más de 600 centroamericanos llegaron provenientes de Celaya y contrario a lo que sucedió con otros contingentes que han llegado al municipio, ellos lo hicieron a pie, pues nadie les ha querido dar “aventones” en vehículos.

El mayor contingente de migrantes llegó a las ocho de la noche del martes, pero desde las dos de la tarde de ese mismo día comenzaron a llegar aquellos que caminaban más rápido.



Con llagas en los pies, cansancio y el rostro quemado por el sol, los migrantes hicieron una escala en Irapuato, para quedarse en el Centro DIF Vasco de Quiroga. Ahí, personal del DIF Estatal, del DIF Municipal, de Protección Civil del Estado y de Irapuato, así como personal de la Secretaría de Salud del Estado y la Dirección de Irapuato les estuvieron brindando el apoyo para que descansaran, todo bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pues un grupo de inspectores viajan con ello para garantizar que les respeten sus derechos.

Tras conocer su llegada, los irapuatenses comenzaron a mostrarse solidarios de nueva cuenta, aunque en menor medida que con las otras caravanas. Por la mañana del martes, Guadalupe González, activista pro derechos de los migrantes, acudió a brindarles toda la ropa que les fue donada por irapuatenses.



Me van a matar si regreso

Nelson es un joven migrante centroamericano. En 2018, cuando migró por primera vez en caravana, fue entrevistado en Guadalajara y su rostro se volvió viral, cuando dijo que él huía de Honduras porque lo estaban persiguiendo en su país para matarlo.

“Intenté cruzar y me deportaron a Tijuana. Cuando apenas estaba por cruzar la garita para regresarme, había tres hombres armados que ya me esperaban. Uno de ellos comenzó a dispararme y me hirió en el pie. No sé cómo le hice, pero alcancé a correr y me intenté cruzar otra vez la garita, con la esperanza de que los policías americanos me detuvieran. Y así pasó, me atendieron, pero ahora me regresaron a Honduras”, narró.

Al regresar a Honduras, se escondió dos semanas, pero lo seguían persiguiendo los “maras”. Nelson, como ahora se hace llamar este joven de 23 años, es perseguido porque dejó las pandillas que lo obligaban a vender droga por irse a Estados Unidos.

“Si regreso, me matan. Allá si no trabajas con la “mara”, te matan. Allá la vida no vale ni un pedazo de pan, hasta por eso te andan matando”.



Avanzan a pie

A pesar de que los 600 migrantes cuentan con visa humanitaria que les dio el gobierno mexicano, su traslado ha sido más complicado. Nadie les da un ride y cuando han intentado subirse a los camiones, como lo hacían sus otros compatriotas, de inmediato son bajados. Y como no son un numeroso grupo, prefieren mejor protegerse entre sí y avanzar poco a poco, aunque sea a pie.

Si destino es Tijuana. Algunos sólo van a encontrarse con sus familiares, otros van a solicitar asilo en Estados Unidos y unos más se la jugarán e intentarán cruzar la frontera, así sea con sus niños en brazos, pues en esta caravana vienen alrededor de 75 madres con sus niños que no pasan los tres años de edad, mientras que hay alrededor de 120 niños menores de 10 años en este contingente.


Su siguiente escala es Guadalajara, aunque no creen llegar sino hasta el sábado, pues tan sólo de Celaya a Irapuato hicieron 12 horas de camino.

“Pero vamos a llegar, ¿cómo? Quién sabe, pero vamos a llegar todos al destino”, dijo Maruja Bolaños, una de las coordinadoras de la caravana de migrantes centroamericanos.



Dato

600 migrantes llegaron a Irapuato.

Un mes tienen que salieron todos juntos desde Honduras en Caravana.

120 niños menores de 10 años van en esta caravana de migrantes centroamericanos.

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