/ sábado 15 de febrero de 2020

Advertencia: lee esto antes de buscar un socio para tu negocio

Cuando se comienzan proyectos es normal que busques alguien que te acompañe en el incierto camino, generalmente es el miedo lo que nos acerca a cualquier persona que escuche. (Aclaración: Se usa la palabra socio para referirse tanto a hombres como mujeres, de acuerdo a los lineamientos de la Real Academia de la Lengua Española)

La siguiente historia es real, sin embargo, en atención a la privacidad del cliente, se cambia el nombre:

Alonso me contactó para recibir asesoría, resulta que tiene un proyecto bastante interesante de alto impacto social que inició hace muy poco, sin embargo, ya se llevó sus primeras decepciones porque, aunque varios amigos le dijeron inicialmente que lo apoyarían, al ver el trabajo que significaba, de repente ya no tuvieron tiempo y dejaron de responderle las llamadas y mensajes. Ahora, se siente muy decepcionado y triste, él esperaba mayor respuesta porque confiaba en ellos.

Haciendo el diagnóstico resulta que: la idea tiene propuesta de valor, tiene identificado a su segmento, conoce a sus socios clave, pero le falta la estructura de la organización.

¿Eso qué tiene qué ver con los socios?

Alonso, tiene una idea, no una organización. Entonces, al buscar socios les dijo que podían aportar lo que desearan al proyecto. El resultado es previsible desde el enfoque administrativo: al no tener las funciones claras, la gente se desespera y se va. Sus “socios potenciales” vieron inicialmente una alta dosis de energía, pero mal canalizada. Y la realidad es que Alonso requiere acomodar su idea, transformarla en funciones y delegarla.

Un socio es alguien que nos acompañará en el viaje pero piensa bien si quieres una relación a largo plazo con esa persona, ya que si es el único proyecto que tienes en puerta, estarás depositando toda tu fe en ese compañero.

Cosas que necesitas conocer de quien quieres que sea tu socio:

Saber por qué desea incorporarse: dinero, reconocimiento, tiene tiempo libre en vacaciones, porque le da pena decir que no. Es común que la gente diga que sí para evitar quedar mal, pero en realidad no desea formar parte o cuando el esfuerzo requerido sea más del calculado. Incluso, hay quienes intentan emprender en lo que encuentran empleo, es decir, para sobrevivir, no como proyecto de vida.

Identificar si comprende el proyecto. En ocasiones, nos cuesta trabajo dar a entender lo que buscamos y mientras nosotros pensamos en un spa damos a entender que deseamos comercializar productos de belleza.

Saber si tiene la misma visión del negocio. Existen discusiones sobre si el crecimiento debe ser nacional o internacional, si deben incorporarse nuevas líneas de producto o aumentar los proveedores, sobre incrementar presupuesto a rubros como investigación y desarrollo o publicidad, etc. Incluso, si uno quiere profesionalizar el proyecto y el socio desea ser “espontáneo” y “sin reglas”.

Conocer en qué puede apoyar al proyecto. Debe saber hacer algo que tú no, quizá es mejor para hablar con los posibles clientes, o conocer aspectos técnicos que tú no, o bien, puede aportar dinero.

Conocer su grado de responsabilidad. Si siempre llega tarde, si cuando queda en enviarte algo no lo hace, si frecuentemente cancela las reuniones 5 min. antes, si prefiere la diversión por encima del trabajo, si sabes que ha quedado a deber a otras personas: ALÉJATE, también te fallará.

¿Te imaginas trabajando para él/ella? Así es, en una situación hipotética, ¿te gustaría que tu socio fuera tu jefe? Si la respuesta es no, vuelve a pensar si quieres trabajar con esa persona.

En la siguiente columna hablaremos de cómo ser un buen socio.

Cuando se comienzan proyectos es normal que busques alguien que te acompañe en el incierto camino, generalmente es el miedo lo que nos acerca a cualquier persona que escuche. (Aclaración: Se usa la palabra socio para referirse tanto a hombres como mujeres, de acuerdo a los lineamientos de la Real Academia de la Lengua Española)

La siguiente historia es real, sin embargo, en atención a la privacidad del cliente, se cambia el nombre:

Alonso me contactó para recibir asesoría, resulta que tiene un proyecto bastante interesante de alto impacto social que inició hace muy poco, sin embargo, ya se llevó sus primeras decepciones porque, aunque varios amigos le dijeron inicialmente que lo apoyarían, al ver el trabajo que significaba, de repente ya no tuvieron tiempo y dejaron de responderle las llamadas y mensajes. Ahora, se siente muy decepcionado y triste, él esperaba mayor respuesta porque confiaba en ellos.

Haciendo el diagnóstico resulta que: la idea tiene propuesta de valor, tiene identificado a su segmento, conoce a sus socios clave, pero le falta la estructura de la organización.

¿Eso qué tiene qué ver con los socios?

Alonso, tiene una idea, no una organización. Entonces, al buscar socios les dijo que podían aportar lo que desearan al proyecto. El resultado es previsible desde el enfoque administrativo: al no tener las funciones claras, la gente se desespera y se va. Sus “socios potenciales” vieron inicialmente una alta dosis de energía, pero mal canalizada. Y la realidad es que Alonso requiere acomodar su idea, transformarla en funciones y delegarla.

Un socio es alguien que nos acompañará en el viaje pero piensa bien si quieres una relación a largo plazo con esa persona, ya que si es el único proyecto que tienes en puerta, estarás depositando toda tu fe en ese compañero.

Cosas que necesitas conocer de quien quieres que sea tu socio:

Saber por qué desea incorporarse: dinero, reconocimiento, tiene tiempo libre en vacaciones, porque le da pena decir que no. Es común que la gente diga que sí para evitar quedar mal, pero en realidad no desea formar parte o cuando el esfuerzo requerido sea más del calculado. Incluso, hay quienes intentan emprender en lo que encuentran empleo, es decir, para sobrevivir, no como proyecto de vida.

Identificar si comprende el proyecto. En ocasiones, nos cuesta trabajo dar a entender lo que buscamos y mientras nosotros pensamos en un spa damos a entender que deseamos comercializar productos de belleza.

Saber si tiene la misma visión del negocio. Existen discusiones sobre si el crecimiento debe ser nacional o internacional, si deben incorporarse nuevas líneas de producto o aumentar los proveedores, sobre incrementar presupuesto a rubros como investigación y desarrollo o publicidad, etc. Incluso, si uno quiere profesionalizar el proyecto y el socio desea ser “espontáneo” y “sin reglas”.

Conocer en qué puede apoyar al proyecto. Debe saber hacer algo que tú no, quizá es mejor para hablar con los posibles clientes, o conocer aspectos técnicos que tú no, o bien, puede aportar dinero.

Conocer su grado de responsabilidad. Si siempre llega tarde, si cuando queda en enviarte algo no lo hace, si frecuentemente cancela las reuniones 5 min. antes, si prefiere la diversión por encima del trabajo, si sabes que ha quedado a deber a otras personas: ALÉJATE, también te fallará.

¿Te imaginas trabajando para él/ella? Así es, en una situación hipotética, ¿te gustaría que tu socio fuera tu jefe? Si la respuesta es no, vuelve a pensar si quieres trabajar con esa persona.

En la siguiente columna hablaremos de cómo ser un buen socio.