/ viernes 21 de enero de 2022

ALERTA AGROPECUARIA

El desarrollo rural: Una fuente sin explotar de empleos, crecimiento y desarrollo.

El trabajo decente en la economía rural es una cuestión clave para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás.

En las zonas rurales del Estado de Guanajuato afectadas por el COVID-19, los jóvenes abandonan el campo y se ven obligados a migrar hacia las ciudades y el exterior, Estados Unidos o Canadá. El trabajo decente es cada vez más reconocido como un motor indispensable del desarrollo sostenible, con el potencial para sacar de la pobreza a los hogares y a las comunidades. La pobreza es predominantemente un fenómeno rural. De hecho, en las zonas rurales vive la mayoría de los pobres de los 46 municipios del Estado de Guanajuato.

Según expertos y en nuestra investigación encontramos que más de 80 por ciento de los pobres viven en las zonas rurales. En 2012, las tasas de pobreza extrema (definida como el número de personas que viven con menos de 1,90 dólares al día en términos de paridad del poder adquisitivo), eran cuatro veces más altas en las zonas rurales que en las zonas urbanas. Una gran parte de las poblaciones rurales pobres siguen dependiendo de la agricultura de auto consumo es decir de subsistencia poco productiva para ganarse la vida. Los hogares rurales más pobres no tienen acceso a los bienes productivos y, con frecuencia, dependen del ingreso del empleo asalariado. De los más de un millón 600 mil trabajadores asalariados en la agricultura, muchos dependen de empleos en el sector de las plantaciones. Un 19 por ciento, de niños que trabajan (de 5 a 17 años) se encuentran en las zonas rurales, la mayor parte en la agricultura. El trabajo forzoso es también más frecuente en la agricultura.

Numerosos factores contribuyen a la pobreza de las poblaciones rurales: la informalidad; instituciones débiles, incluyendo la ineficacia para aplicar y hacer cumplir las leyes; la ausencia de un clima favorable a las empresas; sistemas de producción poco desarrollados; infraestructuras deficientes y un acceso limitado a los servicios, como a la educación, las finanzas y la asistencia sanitaria.

Las dificultades que enfrentan las economías rurales son múltiples y están interrelacionadas y, para superarlas, son necesarias intervenciones integradas, intersectoriales, multilaterales y adaptadas al contexto. La estrecha cooperación y coordinación entre las dependencias gubernamentales es esencial para garantizar que las intervenciones obtengan los resultados esperados. Las economías rurales siguen estando asociadas en gran medida con la producción agrícola primaria. Por lo tanto, el desarrollo rural con frecuencia no es considerado parte del mandato de los diferentes órdenes de gobierno. Sin embargo, la transformación productiva, de la agricultura y de la economía rural no agrícola, no puede ser plenamente eficaz sin su participación activa. Mejorar la calidad de los empleos agrícolas – que por lo general están entre los menos protegidos, peor remunerados, más peligrosos y de menor rango – es fundamental para atraer a los jóvenes.

La agricultura es el motor del desarrollo del Estado y nuestro país les comparto solo algunos datos: Aguacate, genera 2,392 millones USD, Chiles 1,158 millones USD, Tomates 2,261 millones USD y frutos rojos 927 millones USD. Es lamentable que los adultos envejecen y los jóvenes abandonan las tierras en busca de oportunidades, porque siempre los agricultores son los olvidados.

Pero estimad lector, usted tiene la mejor opinión, hasta la próxima, CONÉCTATE con nosotros: catarino_mg@hotmail.com

El desarrollo rural: Una fuente sin explotar de empleos, crecimiento y desarrollo.

El trabajo decente en la economía rural es una cuestión clave para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás.

En las zonas rurales del Estado de Guanajuato afectadas por el COVID-19, los jóvenes abandonan el campo y se ven obligados a migrar hacia las ciudades y el exterior, Estados Unidos o Canadá. El trabajo decente es cada vez más reconocido como un motor indispensable del desarrollo sostenible, con el potencial para sacar de la pobreza a los hogares y a las comunidades. La pobreza es predominantemente un fenómeno rural. De hecho, en las zonas rurales vive la mayoría de los pobres de los 46 municipios del Estado de Guanajuato.

Según expertos y en nuestra investigación encontramos que más de 80 por ciento de los pobres viven en las zonas rurales. En 2012, las tasas de pobreza extrema (definida como el número de personas que viven con menos de 1,90 dólares al día en términos de paridad del poder adquisitivo), eran cuatro veces más altas en las zonas rurales que en las zonas urbanas. Una gran parte de las poblaciones rurales pobres siguen dependiendo de la agricultura de auto consumo es decir de subsistencia poco productiva para ganarse la vida. Los hogares rurales más pobres no tienen acceso a los bienes productivos y, con frecuencia, dependen del ingreso del empleo asalariado. De los más de un millón 600 mil trabajadores asalariados en la agricultura, muchos dependen de empleos en el sector de las plantaciones. Un 19 por ciento, de niños que trabajan (de 5 a 17 años) se encuentran en las zonas rurales, la mayor parte en la agricultura. El trabajo forzoso es también más frecuente en la agricultura.

Numerosos factores contribuyen a la pobreza de las poblaciones rurales: la informalidad; instituciones débiles, incluyendo la ineficacia para aplicar y hacer cumplir las leyes; la ausencia de un clima favorable a las empresas; sistemas de producción poco desarrollados; infraestructuras deficientes y un acceso limitado a los servicios, como a la educación, las finanzas y la asistencia sanitaria.

Las dificultades que enfrentan las economías rurales son múltiples y están interrelacionadas y, para superarlas, son necesarias intervenciones integradas, intersectoriales, multilaterales y adaptadas al contexto. La estrecha cooperación y coordinación entre las dependencias gubernamentales es esencial para garantizar que las intervenciones obtengan los resultados esperados. Las economías rurales siguen estando asociadas en gran medida con la producción agrícola primaria. Por lo tanto, el desarrollo rural con frecuencia no es considerado parte del mandato de los diferentes órdenes de gobierno. Sin embargo, la transformación productiva, de la agricultura y de la economía rural no agrícola, no puede ser plenamente eficaz sin su participación activa. Mejorar la calidad de los empleos agrícolas – que por lo general están entre los menos protegidos, peor remunerados, más peligrosos y de menor rango – es fundamental para atraer a los jóvenes.

La agricultura es el motor del desarrollo del Estado y nuestro país les comparto solo algunos datos: Aguacate, genera 2,392 millones USD, Chiles 1,158 millones USD, Tomates 2,261 millones USD y frutos rojos 927 millones USD. Es lamentable que los adultos envejecen y los jóvenes abandonan las tierras en busca de oportunidades, porque siempre los agricultores son los olvidados.

Pero estimad lector, usted tiene la mejor opinión, hasta la próxima, CONÉCTATE con nosotros: catarino_mg@hotmail.com