/ sábado 21 de mayo de 2022

AMLO A LOS MÉDICOS MEXICANOS: “AL CARAJO”


El presidente López Obrador no deja pasar oportunidad de ofender o agraviar a algún sector de la sociedad mexicana. Nuevamente se lanzó contra los médicos mexicanos, particularmente contra los de la UNAM, y volvió a violar la Constitución y leyes derivadas, al contratar 500 médicos cubanos, mediante nuevo convenio firmado el 8 de mayo, con duración de dos años, sin dar a conocer lo que ganarán los cubanos; la mayor parte irá a la dictadura castrista. Lo hizo en el 2020, lo repite ahora. Pretextando una supuesta falta de médicos en nuestro país, desconociendo que tenemos profesionales de la salud desempleados, o empleados eventualmente con salarios muy bajos, o en zonas de inseguridad extrema, denostando la formación de nuestras universidades. Profesionales que siguen atendiendo a pacientes de Covid-19, arriesgado sus vidas, comprando equipos de protección personal y hasta medicinas para sus pacientes, en medio del desabasto. Este viernes AMLO gritó en Etchojoa, Sonora: “Que se vayan al carajo” quienes no les guste dicha contratación.

El art. 32 constitucional ordena: “Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros en igualdad de circunstancias, para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones de gobierno en que no sea indispensable la calidad de ciudadano”. Lo que le reclamaron enfermeras este viernes en Sonora. Y la legislación secundaria establece requisitos para que un extranjero pueda trabajar como médico en México: realizar previamente un proceso de homologación o revalidación de estudios, un aval de colegios de profesionistas, una Cédula Profesional ante la Dirección de Profesiones (SEP), así como visa ante Migración para trabajar; aparte de pagar impuestos al SAT. Todo lo cual el presidente está otra vez exceptuando, violando la Constitución.

El rector de la UNAM, Enrique Graue, le responde que sí hay médicos suficientes y que es preciso fortalecer la infraestructura para las especialidades médicas, pues los médicos se forman, en parte en las aulas, y en parte en los hospitales; aparte de mejorar su distribución en el país. Y si en la pandemia se retiraron sus estudiantes, fue por orden de la Secretaría de Salud, no por decisión de la UNAM, le aclaró.

Vale destacar que éste año AMLO asignó 149 % más presupuesto a la creación de plazas para Sedena que a la Secretaría de Salud, una diferencia de $ 977.5 millones a favor del ejército. Y que el martes de esta semana que terminó, trabajadores del Hospital General Regional del IMSS en León, Gto. denunciaron carencias de material médico y con consecuencias graves, por lo que suspendieron labores. “Nos han fallecido pacientes porque no tenemos tubo de aspiración”; “no tenemos medicamentos para mantener a los pacientes sedados o sin dolor”; “ni hojas, ni paracetamol, ni mascarillas para dar oxígeno a pacientes”. “Se sabe de esto hace más de año y medio, no se ha hecho nada”. Datos de Coneval señalan que la población que no tuvo acceso a los servicios de salud pasó de 20.1 millones en 2018, a 35.7 millones en 2020. Que los recursos dedicados al gasto social en los primeros tres años de este gobierno, son menores a los que dedicó Peña Nieto en el mismo período (“¿Primero los pobres? La política social: un barco a la deriva”, Nexos, abril 2022). El empeoramiento nutricional se debe a la eliminación del programa Prospera que daba apoyos monetarios a 6.7 millones de familias de escasos recursos por hasta $ 2,945 pesos mensuales, y complementos alimenticios y capacitación sobre nutrición. La caída en el acceso a la salud es explicable, sobre todo, por ese otro fracaso que fue el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), ya desaparecido. El Seguro Popular en 2018 ofrecía cobertura a 53.5 millones de personas para el pago de 670 medicamentos y 294 intervenciones quirúrgicas relacionadas con los padecimientos más comunes, así como los más costosos, y lo desapareció. “Se ha cambiado todo no para mejorar, ni siquiera para seguir igual, sino para empeorar”. A quienes hay que mandar “al carajo” son a otros, sin odio y sin violencia.


El presidente López Obrador no deja pasar oportunidad de ofender o agraviar a algún sector de la sociedad mexicana. Nuevamente se lanzó contra los médicos mexicanos, particularmente contra los de la UNAM, y volvió a violar la Constitución y leyes derivadas, al contratar 500 médicos cubanos, mediante nuevo convenio firmado el 8 de mayo, con duración de dos años, sin dar a conocer lo que ganarán los cubanos; la mayor parte irá a la dictadura castrista. Lo hizo en el 2020, lo repite ahora. Pretextando una supuesta falta de médicos en nuestro país, desconociendo que tenemos profesionales de la salud desempleados, o empleados eventualmente con salarios muy bajos, o en zonas de inseguridad extrema, denostando la formación de nuestras universidades. Profesionales que siguen atendiendo a pacientes de Covid-19, arriesgado sus vidas, comprando equipos de protección personal y hasta medicinas para sus pacientes, en medio del desabasto. Este viernes AMLO gritó en Etchojoa, Sonora: “Que se vayan al carajo” quienes no les guste dicha contratación.

El art. 32 constitucional ordena: “Los mexicanos serán preferidos a los extranjeros en igualdad de circunstancias, para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones de gobierno en que no sea indispensable la calidad de ciudadano”. Lo que le reclamaron enfermeras este viernes en Sonora. Y la legislación secundaria establece requisitos para que un extranjero pueda trabajar como médico en México: realizar previamente un proceso de homologación o revalidación de estudios, un aval de colegios de profesionistas, una Cédula Profesional ante la Dirección de Profesiones (SEP), así como visa ante Migración para trabajar; aparte de pagar impuestos al SAT. Todo lo cual el presidente está otra vez exceptuando, violando la Constitución.

El rector de la UNAM, Enrique Graue, le responde que sí hay médicos suficientes y que es preciso fortalecer la infraestructura para las especialidades médicas, pues los médicos se forman, en parte en las aulas, y en parte en los hospitales; aparte de mejorar su distribución en el país. Y si en la pandemia se retiraron sus estudiantes, fue por orden de la Secretaría de Salud, no por decisión de la UNAM, le aclaró.

Vale destacar que éste año AMLO asignó 149 % más presupuesto a la creación de plazas para Sedena que a la Secretaría de Salud, una diferencia de $ 977.5 millones a favor del ejército. Y que el martes de esta semana que terminó, trabajadores del Hospital General Regional del IMSS en León, Gto. denunciaron carencias de material médico y con consecuencias graves, por lo que suspendieron labores. “Nos han fallecido pacientes porque no tenemos tubo de aspiración”; “no tenemos medicamentos para mantener a los pacientes sedados o sin dolor”; “ni hojas, ni paracetamol, ni mascarillas para dar oxígeno a pacientes”. “Se sabe de esto hace más de año y medio, no se ha hecho nada”. Datos de Coneval señalan que la población que no tuvo acceso a los servicios de salud pasó de 20.1 millones en 2018, a 35.7 millones en 2020. Que los recursos dedicados al gasto social en los primeros tres años de este gobierno, son menores a los que dedicó Peña Nieto en el mismo período (“¿Primero los pobres? La política social: un barco a la deriva”, Nexos, abril 2022). El empeoramiento nutricional se debe a la eliminación del programa Prospera que daba apoyos monetarios a 6.7 millones de familias de escasos recursos por hasta $ 2,945 pesos mensuales, y complementos alimenticios y capacitación sobre nutrición. La caída en el acceso a la salud es explicable, sobre todo, por ese otro fracaso que fue el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), ya desaparecido. El Seguro Popular en 2018 ofrecía cobertura a 53.5 millones de personas para el pago de 670 medicamentos y 294 intervenciones quirúrgicas relacionadas con los padecimientos más comunes, así como los más costosos, y lo desapareció. “Se ha cambiado todo no para mejorar, ni siquiera para seguir igual, sino para empeorar”. A quienes hay que mandar “al carajo” son a otros, sin odio y sin violencia.