/ domingo 21 de octubre de 2018

Desarrollo humano y Cultura de Paz

José Manuel Ramos Arredondo


La evolución de la humanidad está llena de guerras y conflictos y realmente no se puede explicar sin ellos, ya que por ahora, es desde la guerra donde se ha escrito la historia, por eso: los vencedores y los vencidos. Muchas veces nuestra alternativa personal para resolver un conflicto es la violencia y la imposición. Durante el proceso de la historia y en la vida cotidiana vemos continuamente que cuando un poder o alguien hace una imposición a otro mediante la fuerza, este poder que se adquiere así, está predispuesto a que vuelva a perderse de la misma manera, se repite la situación, se pierde por la fuerza.

Se acepta que la fuerza es el recurso, último o habitual cuando está interiorizado como parte de la cultura propia y de nuestra forma de hacer para obtener la razón. De esta forma se continúa dando ejemplo para perpetuar el mismo mecanismo de resolución de conflictos, la fuerza, y se continúa construyendo una sociedad violenta (recordando que violencia es abuso de poder) y en permanente amenaza, siempre en “nombre de la razón y la verdad”, esta es nuestra historia para llegar a momentos de tanto abuso de violencia que se llega a vivir en el pavor. Y cada vez que hay una imposición por la fuerza se dan muchos pasos hacia atrás en el progreso social, si no es que se destruye mucho de lo conseguido hasta ese momento.

A pesar de esta realidad la mayoría de las personas continuamos pensando que la violencia y la imposición no es el mejor camino para resolver los problemas y que una sociedad en paz sería muy deseable para el bienestar propio y para el progreso de la humanidad además que es urgente en el mundo, país, estado y municipio. Para ello, para conseguir una sociedad en paz, como rasgo distintivo de la especie humana, tenemos la inteligencia que nos permitiría comprender y reflexionar sobre la realidad que nos rodea desde una perspectiva global, además de comunicarnos, asociarnos y utilizar la libertad para crear y construir una sociedad mejor. También es cierto que la inteligencia se puede utilizar para todo lo contrario pero sería una inteligencia mal entendida en cuanto estas actuaciones van en contra del progreso de nuestro desarrollo.

La definición de paz no tendrá que ver tan solo con que no haya guerra, hecho que por descontado es imprescindible para el desarrollo. Esto sería una concepción muy frágil y negativa en cuanto que concebirla solamente como la ausencia de guerra sería indicativo de una cultura de violencia. La paz es una forma de interpretar las relaciones sociales y una forma de resolver los conflictos que la misma diversidad que se presenta en la sociedad hace inevitable lo mismo que nuestra relación con el medio (que hoy también es violenta). Y cuando hablamos de conflictos, no nos referimos tan sólo al conflicto bélico sino también a la contraposición de intereses entre personas o grupos o las diferentes formas de entender el mundo. El conflicto es un hecho natural de las relaciones sociales por lo que la solución de estos conflictos no puede ser mediante la violencia pues estaríamos asegurando de forma permanente una sociedad violenta. La paz sería un estado activo de toda sociedad en la búsqueda de una

sociedad más justa. En esta sociedad los mecanismos para resolver los conflictos deberían ser los propios de las capacidades que la inteligencia humana nos permite como: la comunicación, el diálogo y la cooperación. Estas capacidades consideradas básicas de una cultura de la paz, deberían ser aplicadas en todos los ámbitos y escalas de la sociedad: en la familia, en la empresa, en la política y también a nivel local y a nivel internacional.

Es cierto que es una utopía en tanto que no se ha alcanzado y que es difícil hacerlo de forma generalizada. Pero esto no supone que tengamos que seguir aceptando inevitablemente una sociedad violenta, con la que en principio, la inteligencia humana nos dice que no podemos estar de acuerdo. Quien dice que es una utopía, y que no se puede hacer nada, está aceptando la sinrazón de la violencia y bloqueando cualquier intento de solución pacífica (hace pocos años atrás era más difícil hablar de paz, ahora en el 2016 la ONU reconoce el Derecho por la Paz).

También se dice que hablar en términos planetarios de salud, paz, libertad, justicia, democracia es utópico, pero de forma contextualizada la utopía de estas palabras tiene grados y significados diferentes y concretos. A pesar de considerase utópica, la inmensa mayoría de las personas consideramos deseable esta utopía y deseamos caminar en esta dirección. Por esto, la paz también es un punto de referencia hacia el que se ha de caminar, y sobre todo responde a un modelo de convivencia y desarrollo sostenible en el futuro. (Acorde a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU).

Así la utopía es un instrumento al servicio de la transformación de la sociedad. La educación tiene esta función transformadora y necesita de utopías para ir hacia ellas. Una de esta es la paz, y desde una visión sistémica la construcción de la cultura de la paz podría ser la utopía referente para lo que deberíamos hablar también de justicia, libertad, democracia, tolerancia y desarrollo. Porque no podemos olvidar que en la raíz de la violencia están las desigualdades económicas y la pobreza, la ignorancia, el bloqueo de posibilidades de desarrollo, los gobiernos autoritarios, las discriminaciones por razón de sexo, cultura o color de piel, y que la solución de estos problemas sociales y económicos a todas las escalas es prioritario para que se pueda eliminar la violencia y construir la paz.

La construcción de una cultura de la paz es un proceso lento que supone un cambio de mentalidad individual y colectiva. En este cambio la educación tiene un papel importante en tanto que incide desde las aulas en la construcción de los valores de los que serán futuros ciudadanos y esto permite una evolución del pensamiento social.

Respecto a los procesos educativos me quiero referir al Dr. Juan Lafarga (q.e.p.d. Nov 2015) por la aportación realizada con su obra de traer a México el Enfoque Centrado en la Persona de Rogers. Dice, al hablar de Desarrollo Humano, que es “el estudio de los dinamismos básicos intrapsíquicos e interpersonales que impulsan la evolución de la persona, así como el estudio de las condiciones sociales y ambientales que favorecen el buen funcionamiento del individuo y de los grupos de personas en la sociedad”. También mencionó que "Es mejor en México promover el

desarrollo humano, que luchar contra la corrupción, la luchas en contra generalmente no tienen éxito, la luchas a favor, cuando lo que se proponen es salud, bienestar, desarrollo y crecimiento, sí tienen éxito", comentario muy actual por la situación que en este país vivimos. También escribió sobre “El Poder de la Paz” en la Revista Prometeo (2003).

"El desarrollo humano reconoce que la maduración básica del ser humano es hacia la libertad, hacia la responsabilidad y hacia la armonía entre todos los seres humanos, el desarrollo humano se convierte en 'yo quiero', no por obligación o culpa sino básicamente por amor".

El desarrollo humano, son los cambios, tanto físicos, cognitivos, emocionales y sociales que experimentamos todas las personas a lo largo de nuestra vida, los cuales nos llevaran a desarrollarnos como personas y convivir adecuadamente con la sociedad en la que nos encontremos. Deseamos dejar un mejor mundo a las generaciones futuras, tal como tienen derecho.

Hemos avanzado en el desarrollo y prueba de ello es que nuestra sociedad está adquiriendo mayor consciencia; un hecho es la celebración del 65 aniversario del voto femenino en México. Recordemos que la humanidad tiene dos alas y que si no se mueven armónicamente no podremos emprender el vuelo.

Podemos concluir que la Cultura de Paz es la forma de vida de la realización, autoactualización de un ser humano desarrollado.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!


José Manuel Ramos Arredondo


La evolución de la humanidad está llena de guerras y conflictos y realmente no se puede explicar sin ellos, ya que por ahora, es desde la guerra donde se ha escrito la historia, por eso: los vencedores y los vencidos. Muchas veces nuestra alternativa personal para resolver un conflicto es la violencia y la imposición. Durante el proceso de la historia y en la vida cotidiana vemos continuamente que cuando un poder o alguien hace una imposición a otro mediante la fuerza, este poder que se adquiere así, está predispuesto a que vuelva a perderse de la misma manera, se repite la situación, se pierde por la fuerza.

Se acepta que la fuerza es el recurso, último o habitual cuando está interiorizado como parte de la cultura propia y de nuestra forma de hacer para obtener la razón. De esta forma se continúa dando ejemplo para perpetuar el mismo mecanismo de resolución de conflictos, la fuerza, y se continúa construyendo una sociedad violenta (recordando que violencia es abuso de poder) y en permanente amenaza, siempre en “nombre de la razón y la verdad”, esta es nuestra historia para llegar a momentos de tanto abuso de violencia que se llega a vivir en el pavor. Y cada vez que hay una imposición por la fuerza se dan muchos pasos hacia atrás en el progreso social, si no es que se destruye mucho de lo conseguido hasta ese momento.

A pesar de esta realidad la mayoría de las personas continuamos pensando que la violencia y la imposición no es el mejor camino para resolver los problemas y que una sociedad en paz sería muy deseable para el bienestar propio y para el progreso de la humanidad además que es urgente en el mundo, país, estado y municipio. Para ello, para conseguir una sociedad en paz, como rasgo distintivo de la especie humana, tenemos la inteligencia que nos permitiría comprender y reflexionar sobre la realidad que nos rodea desde una perspectiva global, además de comunicarnos, asociarnos y utilizar la libertad para crear y construir una sociedad mejor. También es cierto que la inteligencia se puede utilizar para todo lo contrario pero sería una inteligencia mal entendida en cuanto estas actuaciones van en contra del progreso de nuestro desarrollo.

La definición de paz no tendrá que ver tan solo con que no haya guerra, hecho que por descontado es imprescindible para el desarrollo. Esto sería una concepción muy frágil y negativa en cuanto que concebirla solamente como la ausencia de guerra sería indicativo de una cultura de violencia. La paz es una forma de interpretar las relaciones sociales y una forma de resolver los conflictos que la misma diversidad que se presenta en la sociedad hace inevitable lo mismo que nuestra relación con el medio (que hoy también es violenta). Y cuando hablamos de conflictos, no nos referimos tan sólo al conflicto bélico sino también a la contraposición de intereses entre personas o grupos o las diferentes formas de entender el mundo. El conflicto es un hecho natural de las relaciones sociales por lo que la solución de estos conflictos no puede ser mediante la violencia pues estaríamos asegurando de forma permanente una sociedad violenta. La paz sería un estado activo de toda sociedad en la búsqueda de una

sociedad más justa. En esta sociedad los mecanismos para resolver los conflictos deberían ser los propios de las capacidades que la inteligencia humana nos permite como: la comunicación, el diálogo y la cooperación. Estas capacidades consideradas básicas de una cultura de la paz, deberían ser aplicadas en todos los ámbitos y escalas de la sociedad: en la familia, en la empresa, en la política y también a nivel local y a nivel internacional.

Es cierto que es una utopía en tanto que no se ha alcanzado y que es difícil hacerlo de forma generalizada. Pero esto no supone que tengamos que seguir aceptando inevitablemente una sociedad violenta, con la que en principio, la inteligencia humana nos dice que no podemos estar de acuerdo. Quien dice que es una utopía, y que no se puede hacer nada, está aceptando la sinrazón de la violencia y bloqueando cualquier intento de solución pacífica (hace pocos años atrás era más difícil hablar de paz, ahora en el 2016 la ONU reconoce el Derecho por la Paz).

También se dice que hablar en términos planetarios de salud, paz, libertad, justicia, democracia es utópico, pero de forma contextualizada la utopía de estas palabras tiene grados y significados diferentes y concretos. A pesar de considerase utópica, la inmensa mayoría de las personas consideramos deseable esta utopía y deseamos caminar en esta dirección. Por esto, la paz también es un punto de referencia hacia el que se ha de caminar, y sobre todo responde a un modelo de convivencia y desarrollo sostenible en el futuro. (Acorde a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU).

Así la utopía es un instrumento al servicio de la transformación de la sociedad. La educación tiene esta función transformadora y necesita de utopías para ir hacia ellas. Una de esta es la paz, y desde una visión sistémica la construcción de la cultura de la paz podría ser la utopía referente para lo que deberíamos hablar también de justicia, libertad, democracia, tolerancia y desarrollo. Porque no podemos olvidar que en la raíz de la violencia están las desigualdades económicas y la pobreza, la ignorancia, el bloqueo de posibilidades de desarrollo, los gobiernos autoritarios, las discriminaciones por razón de sexo, cultura o color de piel, y que la solución de estos problemas sociales y económicos a todas las escalas es prioritario para que se pueda eliminar la violencia y construir la paz.

La construcción de una cultura de la paz es un proceso lento que supone un cambio de mentalidad individual y colectiva. En este cambio la educación tiene un papel importante en tanto que incide desde las aulas en la construcción de los valores de los que serán futuros ciudadanos y esto permite una evolución del pensamiento social.

Respecto a los procesos educativos me quiero referir al Dr. Juan Lafarga (q.e.p.d. Nov 2015) por la aportación realizada con su obra de traer a México el Enfoque Centrado en la Persona de Rogers. Dice, al hablar de Desarrollo Humano, que es “el estudio de los dinamismos básicos intrapsíquicos e interpersonales que impulsan la evolución de la persona, así como el estudio de las condiciones sociales y ambientales que favorecen el buen funcionamiento del individuo y de los grupos de personas en la sociedad”. También mencionó que "Es mejor en México promover el

desarrollo humano, que luchar contra la corrupción, la luchas en contra generalmente no tienen éxito, la luchas a favor, cuando lo que se proponen es salud, bienestar, desarrollo y crecimiento, sí tienen éxito", comentario muy actual por la situación que en este país vivimos. También escribió sobre “El Poder de la Paz” en la Revista Prometeo (2003).

"El desarrollo humano reconoce que la maduración básica del ser humano es hacia la libertad, hacia la responsabilidad y hacia la armonía entre todos los seres humanos, el desarrollo humano se convierte en 'yo quiero', no por obligación o culpa sino básicamente por amor".

El desarrollo humano, son los cambios, tanto físicos, cognitivos, emocionales y sociales que experimentamos todas las personas a lo largo de nuestra vida, los cuales nos llevaran a desarrollarnos como personas y convivir adecuadamente con la sociedad en la que nos encontremos. Deseamos dejar un mejor mundo a las generaciones futuras, tal como tienen derecho.

Hemos avanzado en el desarrollo y prueba de ello es que nuestra sociedad está adquiriendo mayor consciencia; un hecho es la celebración del 65 aniversario del voto femenino en México. Recordemos que la humanidad tiene dos alas y que si no se mueven armónicamente no podremos emprender el vuelo.

Podemos concluir que la Cultura de Paz es la forma de vida de la realización, autoactualización de un ser humano desarrollado.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!


ÚLTIMASCOLUMNAS
sábado 31 de agosto de 2019

Juegos por la Paz

José Manuel Ramos Arredondo

sábado 03 de agosto de 2019

Participación ciudadana

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 28 de octubre de 2018

Movimiento de Desarrollo Humano

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 21 de octubre de 2018

Desarrollo humano y Cultura de Paz

José Manuel Ramos Arredondo

sábado 28 de julio de 2018

La psicología del perdón

José Manuel Ramos Arredondo

sábado 23 de junio de 2018

El poder de elegir

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 07 de enero de 2018

Los buenos más buenos

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 31 de diciembre de 2017

Llegó la hora de hacer un balance

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 24 de diciembre de 2017

Navidad en el solsticio de invierno

José Manuel Ramos Arredondo

domingo 26 de noviembre de 2017

Igualdad para todas las personas

José Manuel Ramos Arredondo

Cargar Más