/ sábado 5 de octubre de 2024

El éxito escolar, laboral y/o profesional no dependen de manera exclusiva del nivel de Coeficiente Intelectual del educando

La salud mental ocupa una mayor preocupación por las autoridades de gobierno, incluyendo las sanitarias. El tema no es menor, por el contrario, la dinámica social es cada vez más compleja lo cual incide en alteraciones tanto en la salud física como emocional, ejemplo de ello es la alta incidencia en trastornos depresivos, de ansiedad, así como en enfermedades psicosomáticas.

¿Es posible educar las emociones?

En lo particular cultivar las emociones y de manera más puntual atender la formación del carácter representan líneas de intervención educativa hasta el día de hoy poco consideradas ya que se ha concedido mayor relevancia al desarrollo del coeficiente intelectual.


¿Cuáles son las áreas de atención a considerar en las políticas públicas?

1.- Procurar la salud materna gestacional y de crianza positiva.

2.-Asistencia médica y psicológica profesional al niño desde su nacimiento hasta los cinco años de edad.

3.- Asesoría y acompañamiento en la formación de la función paterna positiva.

4.- Formación inicial y continua de profesores en líneas de desarrollo humano e inteligencia emocional.

5.- Diseño y aplicación de políticas públicas para construir ciudadanía.


La Educación que ofrece el Estado requiere de un modelo que promueva el humanismo, dimensión que obliga a replantear la función social del educador y de la escuela misma.

En lo que corresponde a la escuela es importante resignificarla como un espacio de formación comunitaria, centrada en valores que promuevan la solidaridad, la fraternidad, la justicia social y el bienestar humano.


En relación a la función docente, es necesario concebir al educador como:

-Un constructor de unidad e identidad nacional.

-Persona que requiere de un proceso de capacitación y actualización profesional en saberes pedagógicos, científicos, recreativos y de desarrollo humano.

-Promotor de la salud física y mental de sí mismo y de su colectivo grupal.

-Enriquecer su formación filosófica humanista.

-Estimular condiciones que contribuyan al esparcimiento cultural y artístico del magisterio.

-Reconocer la función social del educador.


Daniel Goleman, estudioso de la Inteligencia Emocional, refiere cinco habilidades esenciales a cultivar:

-Identificar nuestras emociones.

-Aprender a regular las emociones.

-Empatía.

-Habilidades sociales.

-Resiliencia.

La sociedad habrá de recuperar su cohesión interna, su convivencia pacífica, para lo cual se hace necesario practicar principios éticos humanos, ajenos a una vida salvaje centrada en intereses materiales que, sin contemplar aprecio por la humanidad, escalan y acrecientan la cultura de la muerte y destrucción.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez

La salud mental ocupa una mayor preocupación por las autoridades de gobierno, incluyendo las sanitarias. El tema no es menor, por el contrario, la dinámica social es cada vez más compleja lo cual incide en alteraciones tanto en la salud física como emocional, ejemplo de ello es la alta incidencia en trastornos depresivos, de ansiedad, así como en enfermedades psicosomáticas.

¿Es posible educar las emociones?

En lo particular cultivar las emociones y de manera más puntual atender la formación del carácter representan líneas de intervención educativa hasta el día de hoy poco consideradas ya que se ha concedido mayor relevancia al desarrollo del coeficiente intelectual.


¿Cuáles son las áreas de atención a considerar en las políticas públicas?

1.- Procurar la salud materna gestacional y de crianza positiva.

2.-Asistencia médica y psicológica profesional al niño desde su nacimiento hasta los cinco años de edad.

3.- Asesoría y acompañamiento en la formación de la función paterna positiva.

4.- Formación inicial y continua de profesores en líneas de desarrollo humano e inteligencia emocional.

5.- Diseño y aplicación de políticas públicas para construir ciudadanía.


La Educación que ofrece el Estado requiere de un modelo que promueva el humanismo, dimensión que obliga a replantear la función social del educador y de la escuela misma.

En lo que corresponde a la escuela es importante resignificarla como un espacio de formación comunitaria, centrada en valores que promuevan la solidaridad, la fraternidad, la justicia social y el bienestar humano.


En relación a la función docente, es necesario concebir al educador como:

-Un constructor de unidad e identidad nacional.

-Persona que requiere de un proceso de capacitación y actualización profesional en saberes pedagógicos, científicos, recreativos y de desarrollo humano.

-Promotor de la salud física y mental de sí mismo y de su colectivo grupal.

-Enriquecer su formación filosófica humanista.

-Estimular condiciones que contribuyan al esparcimiento cultural y artístico del magisterio.

-Reconocer la función social del educador.


Daniel Goleman, estudioso de la Inteligencia Emocional, refiere cinco habilidades esenciales a cultivar:

-Identificar nuestras emociones.

-Aprender a regular las emociones.

-Empatía.

-Habilidades sociales.

-Resiliencia.

La sociedad habrá de recuperar su cohesión interna, su convivencia pacífica, para lo cual se hace necesario practicar principios éticos humanos, ajenos a una vida salvaje centrada en intereses materiales que, sin contemplar aprecio por la humanidad, escalan y acrecientan la cultura de la muerte y destrucción.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez