/ domingo 24 de diciembre de 2017

El significado de la Navidad

La palabra navidad viene del latín “nativitas” y significa “nacimiento” y como es conocido por el mundo cristiano, hace referencia al nacimiento de Jesucristo en la tierra, que independientemente de cuál sea la fecha exacta de su nacimiento, el evento más importante y significativo para la humanidad es que nació.

Recordemos que el nacimiento de Jesucristo tuvo lugar durante el auge del imperio romano, conocido como el último imperio, no porque haya sido el último en desaparecer, sino porque Roma, junto con el imperio babilónico, el imperio medopersa (aunque hay discusiones sobre si son separados o juntos), y el imperio griego, conforman los cuatro imperios que la historia universal cataloga como los más influyentes en la conformación del mundo occidental, y por ende del mundo actual.

Podríamos decir que estos cuatro imperios representan la concentración de toda la “sabiduría humana”, no obstante, esta sabiduría no fue lo suficientemente sólida para sostenerlos en el tiempo, finalmente estos cuatro imperios colapsaron, y no hemos vuelto a ver levantarse ningún imperio con sus dimensiones y características.

Si el ser humano con toda su capacidad de razonamiento pudiese ser la fuente del verdadero conocimiento, la historia sería otra, nunca habríamos visto la caída y muerte de estos grandes imperios, a quienes sus diferentes religiones no pudieron desarrollar en sus ciudadanos el buen carácter para sostener a sus civilizaciones, al contrario, la depravación moral y la perversión en su conducta venían manifestándose como la antesala de su caída.

Aunque vemos que el ser humano cumple un ciclo aquí en la tierra al nacer, crecer y morir, las civilizaciones no tienen porque morir, pero se requiere que las generaciones tengan el conocimiento adecuado para saber desarrollarse y transmitir este mismo conocimiento a las nuevas generaciones para la permanencia y progreso continuo de su civilización, este progreso no lo ha podido traer ninguna religión, pues considera que en la actualidad se estima que existen alrededor de 4500 religiones, si fuera por religiones el mundo fuera otra cosa distinta a la desgracia social que se tiene en las naciones, de manera especial en las naciones cristianas.

El único conocimiento correcto que transforma la vida del ser humano para bien, lo vino a traer Jesucristo, un conocimiento que nada tiene que ver con religiones que atrapan al ser humano en expresiones externas de una falsa espiritualidad, pero sí tiene todo que ver con conocimiento ético, moral, con principios y virtudes que el ser humano debe desarrollar en primer lugar en su ser interno, en su carácter, en su actitud, y de ahí aplicar este mismo conocimiento en su hogar, en su trabajo, en su profesión, en su comunidad, en su sociedad, en su nación, la cual debe reflejar los valores éticos del gobierno de Dios aquí en la tierra como es en el cielo.

Este es en sí, el verdadero significado del nacimiento de Jesucristo en la tierra, y no ha cambiado. Y las naciones necesitan comprender que la sabiduría reciclada de estos cuatro imperios, sobre la que han venido fincando sus sociedades, no puede producir otros resultados que los mismos que les produjeron a ellos: la perversión de su conducta y su colapso social. Pero para ello, es necesario que el cristianismo actual reconozca y comprenda este sentido auténtico del nacimiento de Jesucristo, quien vino a darnos a conocer, en sí mismo, el carácter y la ética de Dios Padre, tal como esta revelado en Su Palabra que conocemos como la Biblia, para que nosotros le imitemos y apliquemos este mismo carácter y esta misma ética en todas las áreas de nuestra vida, y así Dios Padre derrame Sus bendiciones sobre nuestras vidas, nuestros hogares y nuestras naciones.

 

Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16 DHH)

 

Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados” (Efesios 5:1 NVI)

 

Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro. Si obedecen lo que hoy les ordeno, y aman al Señor su Dios, y siguen sus caminos, y cumplen sus mandamientos, leyes y decretos, vivirán y tendrán muchos hijos, y el Señor su Dios los bendecirá en el país que van a ocupar.” (Deuteronomio 30:15-16 DHH)

 

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

 

 

La palabra navidad viene del latín “nativitas” y significa “nacimiento” y como es conocido por el mundo cristiano, hace referencia al nacimiento de Jesucristo en la tierra, que independientemente de cuál sea la fecha exacta de su nacimiento, el evento más importante y significativo para la humanidad es que nació.

Recordemos que el nacimiento de Jesucristo tuvo lugar durante el auge del imperio romano, conocido como el último imperio, no porque haya sido el último en desaparecer, sino porque Roma, junto con el imperio babilónico, el imperio medopersa (aunque hay discusiones sobre si son separados o juntos), y el imperio griego, conforman los cuatro imperios que la historia universal cataloga como los más influyentes en la conformación del mundo occidental, y por ende del mundo actual.

Podríamos decir que estos cuatro imperios representan la concentración de toda la “sabiduría humana”, no obstante, esta sabiduría no fue lo suficientemente sólida para sostenerlos en el tiempo, finalmente estos cuatro imperios colapsaron, y no hemos vuelto a ver levantarse ningún imperio con sus dimensiones y características.

Si el ser humano con toda su capacidad de razonamiento pudiese ser la fuente del verdadero conocimiento, la historia sería otra, nunca habríamos visto la caída y muerte de estos grandes imperios, a quienes sus diferentes religiones no pudieron desarrollar en sus ciudadanos el buen carácter para sostener a sus civilizaciones, al contrario, la depravación moral y la perversión en su conducta venían manifestándose como la antesala de su caída.

Aunque vemos que el ser humano cumple un ciclo aquí en la tierra al nacer, crecer y morir, las civilizaciones no tienen porque morir, pero se requiere que las generaciones tengan el conocimiento adecuado para saber desarrollarse y transmitir este mismo conocimiento a las nuevas generaciones para la permanencia y progreso continuo de su civilización, este progreso no lo ha podido traer ninguna religión, pues considera que en la actualidad se estima que existen alrededor de 4500 religiones, si fuera por religiones el mundo fuera otra cosa distinta a la desgracia social que se tiene en las naciones, de manera especial en las naciones cristianas.

El único conocimiento correcto que transforma la vida del ser humano para bien, lo vino a traer Jesucristo, un conocimiento que nada tiene que ver con religiones que atrapan al ser humano en expresiones externas de una falsa espiritualidad, pero sí tiene todo que ver con conocimiento ético, moral, con principios y virtudes que el ser humano debe desarrollar en primer lugar en su ser interno, en su carácter, en su actitud, y de ahí aplicar este mismo conocimiento en su hogar, en su trabajo, en su profesión, en su comunidad, en su sociedad, en su nación, la cual debe reflejar los valores éticos del gobierno de Dios aquí en la tierra como es en el cielo.

Este es en sí, el verdadero significado del nacimiento de Jesucristo en la tierra, y no ha cambiado. Y las naciones necesitan comprender que la sabiduría reciclada de estos cuatro imperios, sobre la que han venido fincando sus sociedades, no puede producir otros resultados que los mismos que les produjeron a ellos: la perversión de su conducta y su colapso social. Pero para ello, es necesario que el cristianismo actual reconozca y comprenda este sentido auténtico del nacimiento de Jesucristo, quien vino a darnos a conocer, en sí mismo, el carácter y la ética de Dios Padre, tal como esta revelado en Su Palabra que conocemos como la Biblia, para que nosotros le imitemos y apliquemos este mismo carácter y esta misma ética en todas las áreas de nuestra vida, y así Dios Padre derrame Sus bendiciones sobre nuestras vidas, nuestros hogares y nuestras naciones.

 

Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16 DHH)

 

Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados” (Efesios 5:1 NVI)

 

Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro. Si obedecen lo que hoy les ordeno, y aman al Señor su Dios, y siguen sus caminos, y cumplen sus mandamientos, leyes y decretos, vivirán y tendrán muchos hijos, y el Señor su Dios los bendecirá en el país que van a ocupar.” (Deuteronomio 30:15-16 DHH)

 

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.