/ sábado 13 de abril de 2019

El Verdadero Valor de la Semana Santa

Llevamos siglos celebrando como nación la Semana Santa, culminando con el domingo de resurrección, en la televisión se pasan películas de la vida de Jesús, se promueve literatura sobre el tema, y hay representaciones especiales sobre los acontecimientos que tuvieron lugar hace más de 2000 años; se expresa mucha emotividad, sin embargo, al concluir estas fechas la mayoría de las personas regresan a su rutina sin que esto haya tenido un impacto significativo para mejorar sus vidas.

La incertidumbre sobre el futuro, las preocupaciones de la vida cotidiana, la falta de claridad para tomar buenas decisiones, la frustración porque la vida no es como la esperaban, la amargura, la falta de una sana estimación personal, etc. continúan en la vida de millones de personas en este país.

Esta condición no es sólo la del mexicano, es la del hombre en general por más de 6000 años de historia; pone su esperanza en líderes políticos, en sistemas político-económicos, en filosofías de vida o corrientes intelectuales de pensamiento, en la ciencia, en los avances tecnológicos, sólo para darse cuenta que ha sido una ilusión creer en ello, pues sigue padeciendo los mismos problemas personales, familiares, económicos y sociales que ha padecido la humanidad por milenios.

Sin embargo, no tiene por qué ser así, pues el hombre siempre ha aspirado a la verdadera libertad, pero necesita buscarla en el lugar correcto, y ser humilde para reconocer lo que le ha demostrado la historia, que aquello en lo que ha puesto su esperanza de libertad, lo único que le ha traído es esclavitud.

Cuando Jesucristo dijo: “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”, no se estaba refiriendo a las ideas filosóficas de Roma, Grecia, Persia, Egipto o Babilonia (grandes imperios del pasado que finalmente se colapsaron), ni a ningún otro tipo de conocimiento; se refería a la verdad revelada en la Palabra de Dios: la Biblia.

Para muchos, este documento representa algo religioso, místico, o algo que no tiene nada que ver con la realidad actual de los problemas que vive el hombre, pero si se compara inteligentemente el contenido de este documento con cualquier otra filosofía que promueve que la moral personal no tiene consecuencias en la vida pública, se va a topar con lo sucedido en Alemania en los hornos de Auschwitz, o la purga realizada por Stalin, o las tiranías que han gobernado a las naciones donde millones de personas han perdido y pierden la vida, porque definitivamente la moral personal SÍ tiene consecuencias en la vida pública.

La historia está ahí para enseñarnos si queremos verdaderamente aprender de ella. Jesucristo también dijo: “Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”, por más que queramos debatir esta declaración, queda claro que si Jesús no es parte integral de nuestra vida, es imposible que seamos libres.

Es una ironía que año tras año celebremos su muerte y su resurrección, tratando sus palabras como un mito o sólo durante actos religiosos; sin un sentido congruente en la vida personal, familiar, económica y social.

La resurrección de Jesucristo representa el triunfo absoluto de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre la mentira, del verdadero conocimiento sobre la ignorancia; nos enseña la máxima expresión de la libertad para el ser humano, si sometemos nuestro razonamiento y pensamiento a la autoridad de su conocimiento: la Palabra de Dios revelada.

Nos hemos convencido de que vivimos en la modernidad, en la era de la razón, dándole un valor exagerado a nuestra capacidad mental e intelectual para salir adelante, pero se nos olvida que la razón es un regalo de Dios para el ser humano por cuanto fuimos creados a su imagen.

Dios nos ha dado esta habilidad mental para que no sólo digamos que “creemos en Dios”, sino para que lleguemos a “creerle a Dios”, hay una enorme diferencia en estas dos expresiones; la primera sólo afirma la existencia de Dios y el mexicano en su gran mayoría aquí se queda, y ¿de qué le ha servido para la transformación de su vida, de su sociedad?

Pero “creerle a Dios” significa que no sólo afirmas su existencia, sino que conoces, analizas, procesas y vives lo que revela Dios en su Palabra; que conoces el plan y el diseño que tiene para la persona, la familia, la economía, la sociedad, que así como cualquier diseñador elabora un manual de uso para el adecuado funcionamiento de lo que diseña, así también Dios Creador, ha dado un manual de vida al ser humano para que sepa funcionar de manera correcta en todos los aspectos de la vida, y cómo puede arreglar las cosas cuando llega a descomponerse la vida personal, familiar, económica, política, social, este manual es la Biblia.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, Twitter y YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.


Llevamos siglos celebrando como nación la Semana Santa, culminando con el domingo de resurrección, en la televisión se pasan películas de la vida de Jesús, se promueve literatura sobre el tema, y hay representaciones especiales sobre los acontecimientos que tuvieron lugar hace más de 2000 años; se expresa mucha emotividad, sin embargo, al concluir estas fechas la mayoría de las personas regresan a su rutina sin que esto haya tenido un impacto significativo para mejorar sus vidas.

La incertidumbre sobre el futuro, las preocupaciones de la vida cotidiana, la falta de claridad para tomar buenas decisiones, la frustración porque la vida no es como la esperaban, la amargura, la falta de una sana estimación personal, etc. continúan en la vida de millones de personas en este país.

Esta condición no es sólo la del mexicano, es la del hombre en general por más de 6000 años de historia; pone su esperanza en líderes políticos, en sistemas político-económicos, en filosofías de vida o corrientes intelectuales de pensamiento, en la ciencia, en los avances tecnológicos, sólo para darse cuenta que ha sido una ilusión creer en ello, pues sigue padeciendo los mismos problemas personales, familiares, económicos y sociales que ha padecido la humanidad por milenios.

Sin embargo, no tiene por qué ser así, pues el hombre siempre ha aspirado a la verdadera libertad, pero necesita buscarla en el lugar correcto, y ser humilde para reconocer lo que le ha demostrado la historia, que aquello en lo que ha puesto su esperanza de libertad, lo único que le ha traído es esclavitud.

Cuando Jesucristo dijo: “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”, no se estaba refiriendo a las ideas filosóficas de Roma, Grecia, Persia, Egipto o Babilonia (grandes imperios del pasado que finalmente se colapsaron), ni a ningún otro tipo de conocimiento; se refería a la verdad revelada en la Palabra de Dios: la Biblia.

Para muchos, este documento representa algo religioso, místico, o algo que no tiene nada que ver con la realidad actual de los problemas que vive el hombre, pero si se compara inteligentemente el contenido de este documento con cualquier otra filosofía que promueve que la moral personal no tiene consecuencias en la vida pública, se va a topar con lo sucedido en Alemania en los hornos de Auschwitz, o la purga realizada por Stalin, o las tiranías que han gobernado a las naciones donde millones de personas han perdido y pierden la vida, porque definitivamente la moral personal SÍ tiene consecuencias en la vida pública.

La historia está ahí para enseñarnos si queremos verdaderamente aprender de ella. Jesucristo también dijo: “Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres”, por más que queramos debatir esta declaración, queda claro que si Jesús no es parte integral de nuestra vida, es imposible que seamos libres.

Es una ironía que año tras año celebremos su muerte y su resurrección, tratando sus palabras como un mito o sólo durante actos religiosos; sin un sentido congruente en la vida personal, familiar, económica y social.

La resurrección de Jesucristo representa el triunfo absoluto de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, de la verdad sobre la mentira, del verdadero conocimiento sobre la ignorancia; nos enseña la máxima expresión de la libertad para el ser humano, si sometemos nuestro razonamiento y pensamiento a la autoridad de su conocimiento: la Palabra de Dios revelada.

Nos hemos convencido de que vivimos en la modernidad, en la era de la razón, dándole un valor exagerado a nuestra capacidad mental e intelectual para salir adelante, pero se nos olvida que la razón es un regalo de Dios para el ser humano por cuanto fuimos creados a su imagen.

Dios nos ha dado esta habilidad mental para que no sólo digamos que “creemos en Dios”, sino para que lleguemos a “creerle a Dios”, hay una enorme diferencia en estas dos expresiones; la primera sólo afirma la existencia de Dios y el mexicano en su gran mayoría aquí se queda, y ¿de qué le ha servido para la transformación de su vida, de su sociedad?

Pero “creerle a Dios” significa que no sólo afirmas su existencia, sino que conoces, analizas, procesas y vives lo que revela Dios en su Palabra; que conoces el plan y el diseño que tiene para la persona, la familia, la economía, la sociedad, que así como cualquier diseñador elabora un manual de uso para el adecuado funcionamiento de lo que diseña, así también Dios Creador, ha dado un manual de vida al ser humano para que sepa funcionar de manera correcta en todos los aspectos de la vida, y cómo puede arreglar las cosas cuando llega a descomponerse la vida personal, familiar, económica, política, social, este manual es la Biblia.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; Facebook, Twitter y YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.