/ lunes 6 de septiembre de 2021

Emprende como un profesional

“Un minuto que pasa es irrecuperable, conociendo esto ¿cómo podemos malgastar tantas horas?” Mahatma Gandhi.

La semana pasada participé en una reunión de negocios, analizando la viabilidad de un proyecto. Comentando sobre el tema y sus dificultades, alguien mencionó la terrible costumbre del mexicano de comprometerse a entregar algo en una fecha que, de antemano sabe, incumplirá.

Todos le dimos la razón, y comentamos ejemplos, como estar esperado tiempo de más en reparaciones de muebles, autos, instalaciones, un logo, un software, etc. Esa misma persona preguntó ¿por qué no decirle al cliente de forma clara cuándo estará en vez de hacerlo dar vueltas?

Ya lo dice el experto en Imagología, Álvaro Gordoa: «(…) si su ortografía es chafa, su puntualidad es chafa, esa empresa es chafa. Por más que te digan “somos una empresa de clase mundial”».

Siendo el cliente, te sientes indefenso, molesto, vulnerable, incluso engañado. Porque cada día de retraso significa 24 horas sin tu auto, tu computadora, un día sin ventas porque no te instalan adecuadamente el internet, etc.

El comediante Francio Escamilla tiene un monólogo muy conocido donde platica su mala experiencia al comprar un sillón en una tienda departamental. Le dan un horario de entrega entre 8 de la mañana y 8 de la noche. Escamilla asume que el repartidor llegará temprano, y podrá dormir después, pero no sucede. Sale a desayunar, pero con el pendiente y volteando por si el camión repartidor se aparece. Estuvo esperando todo el día y el sillón llega poco antes de las 8 pm. Y remata diciendo: yo no tengo nada qué hacer en todo el día, pero ¿que se lo hagan a ustedes? Y como el mismo Franco dice, parece chiste, pero es anécdota.

Además de la salud, pocas cosas tenemos tan valiosas como el tiempo, porque no se acumula y transcurre, carecemos de control sobre esa situación.

Seguramente te ha pasado que:


  1. Las reuniones empiezan con atraso porque el equipo está incompleto. Qué frustración cuando una persona detiene la labor de varias.


  2. Cuando tu trabajo depende de alguien más y te falta la información necesaria para completarlo.


  3. Cuando tu proveedor es impuntual y ante la falta de insumos o mercancía, los consigues a sobreprecio o con calidad inferior.


  4. El cliente te hace esperar en una reunión derivando en que atiendas con atraso las juntas posteriores.

La impuntualidad nos afecta a todos, es una gran cadena que está en nuestras manos arreglar para volvernos eficientes.

Hace unos días, dando un curso sobre administración para emprendedores, los participantes expusieron cómo la falta de organización en sus sistemas de producción ocasiona que salgan 2 o más veces a comprar insumos, pudiéndolo hacer todo en un mismo viaje. Eso se traduce en costos, además de un tiempo reducido para elaborar sus productos o desarrollar sus servicios.

Para emprender como profesional, y retomando lo que dice Álvaro Gordoa, comienza con lo que sí está en tu poder, por ejemplo, la puntualidad en las entregas. Si no estás seguro de cumplir en cierta fecha, extiende el plazo. Es mucho mejor la honestidad a que el cliente quede con una mala impresión de tu trabajo o servicio.

¿Qué actividades puedes hacer para reducir el tiempo de espera de tus clientes y darles certeza sobre lo que realizas?

Reflexiona sobre si has convertido a tus clientes, amigos, socios o pareja rehenes de tu impuntualidad.

Recuerda: “si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.

“Un minuto que pasa es irrecuperable, conociendo esto ¿cómo podemos malgastar tantas horas?” Mahatma Gandhi.

La semana pasada participé en una reunión de negocios, analizando la viabilidad de un proyecto. Comentando sobre el tema y sus dificultades, alguien mencionó la terrible costumbre del mexicano de comprometerse a entregar algo en una fecha que, de antemano sabe, incumplirá.

Todos le dimos la razón, y comentamos ejemplos, como estar esperado tiempo de más en reparaciones de muebles, autos, instalaciones, un logo, un software, etc. Esa misma persona preguntó ¿por qué no decirle al cliente de forma clara cuándo estará en vez de hacerlo dar vueltas?

Ya lo dice el experto en Imagología, Álvaro Gordoa: «(…) si su ortografía es chafa, su puntualidad es chafa, esa empresa es chafa. Por más que te digan “somos una empresa de clase mundial”».

Siendo el cliente, te sientes indefenso, molesto, vulnerable, incluso engañado. Porque cada día de retraso significa 24 horas sin tu auto, tu computadora, un día sin ventas porque no te instalan adecuadamente el internet, etc.

El comediante Francio Escamilla tiene un monólogo muy conocido donde platica su mala experiencia al comprar un sillón en una tienda departamental. Le dan un horario de entrega entre 8 de la mañana y 8 de la noche. Escamilla asume que el repartidor llegará temprano, y podrá dormir después, pero no sucede. Sale a desayunar, pero con el pendiente y volteando por si el camión repartidor se aparece. Estuvo esperando todo el día y el sillón llega poco antes de las 8 pm. Y remata diciendo: yo no tengo nada qué hacer en todo el día, pero ¿que se lo hagan a ustedes? Y como el mismo Franco dice, parece chiste, pero es anécdota.

Además de la salud, pocas cosas tenemos tan valiosas como el tiempo, porque no se acumula y transcurre, carecemos de control sobre esa situación.

Seguramente te ha pasado que:


  1. Las reuniones empiezan con atraso porque el equipo está incompleto. Qué frustración cuando una persona detiene la labor de varias.


  2. Cuando tu trabajo depende de alguien más y te falta la información necesaria para completarlo.


  3. Cuando tu proveedor es impuntual y ante la falta de insumos o mercancía, los consigues a sobreprecio o con calidad inferior.


  4. El cliente te hace esperar en una reunión derivando en que atiendas con atraso las juntas posteriores.

La impuntualidad nos afecta a todos, es una gran cadena que está en nuestras manos arreglar para volvernos eficientes.

Hace unos días, dando un curso sobre administración para emprendedores, los participantes expusieron cómo la falta de organización en sus sistemas de producción ocasiona que salgan 2 o más veces a comprar insumos, pudiéndolo hacer todo en un mismo viaje. Eso se traduce en costos, además de un tiempo reducido para elaborar sus productos o desarrollar sus servicios.

Para emprender como profesional, y retomando lo que dice Álvaro Gordoa, comienza con lo que sí está en tu poder, por ejemplo, la puntualidad en las entregas. Si no estás seguro de cumplir en cierta fecha, extiende el plazo. Es mucho mejor la honestidad a que el cliente quede con una mala impresión de tu trabajo o servicio.

¿Qué actividades puedes hacer para reducir el tiempo de espera de tus clientes y darles certeza sobre lo que realizas?

Reflexiona sobre si has convertido a tus clientes, amigos, socios o pareja rehenes de tu impuntualidad.

Recuerda: “si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.