En estos tiempos, donde al echar un vistazo al termómetro de los acontecimientos nacionales y mundiales, podemos darnos cuenta que las cosas no andan bien, y al igual que en un vuelo de avión cuando hay turbulencia, los pasajeros se preguntan ¿qué va a pasar?, así también las personas quieren saber qué va a pasar en el futuro.
Este deseo por saber qué nos espera en el futuro, es parte de nuestro diseño humano, y es posible discernir que nos espera el futuro, porque tiene que ver con las decisiones que tomamos día con día y con el conocimiento ético sobre el que basamos estas decisiones.
Esto es semejante a las estaciones del año, pues podemos señalar de antemano que después de la primavera viene el verano, y después el otoño y finalmente el invierno; de la misma manera podemos señalar qué futuro esperar al considerar el comportamiento humano.
Porque el comportamiento humano determina el futuro de una persona, de una familia y de una nación. Esto, los padres de familia lo pueden entender muy bien, pues al conocer y observar el patrón de conducta de sus hijos, pueden reconocer en ellos cualidades y defectos, y sobre éstos pueden llegar a discernir qué futuro les espera a sus hijos.
De tal manera que la base del conocimiento sobre el que edificamos nuestro comportamiento se convierte en lo más trascendente de la vida, pues esta base en sí, es la que determina nuestro futuro para bien o para mal.
No he conocido, hasta ahora, a nadie que en su sano juicio desee un mal futuro, al contrario, todos deseamos un buen futuro que nos garantice bienestar en todas las áreas de nuestra vida, por eso debemos ser muy cuidadosos en saber elegir la base del conocimiento sobre el que construiremos nuestra vida, nuestra familia y nuestra nación.
Ronald Reagan, presidente número 40 de EUA, dijo lo siguiente “Sin Dios, no hay virtud, porque no hay estímulo a la conciencia”, y en esta misma línea, William Linn, primer capellán de la cámara de ese país, dijo: “Que mi vecino se convenza una vez de que no hay Dios, y pronto meterá la mano en mi bolsillo y me quebrará no sólo la pierna, sino también el cuello. Si no hay Dios, no hay ley, ni habrá que rendir cuentas; el gobierno no será entonces más que ordenanzas de los hombres y no podremos estar sujetos por la conciencia”.
Necesitamos la base del conocimiento bíblico para gobernar nuestra consciencia y nuestro comportamiento, esto nos permitirá esperar un buen futuro a nivel personal, familiar y nacional, esta es la base ética que ha demostrado a través de la historia proporcionar el futuro de paz y de verdadero bienestar que siempre ha deseado el ser humano.
“Fíjate en el hombre honrado y sin tacha:
el futuro de ese hombre es la paz.
Pero los rebeldes serán destruidos por completo;
el futuro de los malos será su destrucción.”
(Salmo 37:37-38 DHH)
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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.
