/ viernes 27 de agosto de 2021

La caridad debe ser privada y voluntaria

“La sociedad que antepone la igualdad a la libertad terminará con ninguna, la sociedad que antepone la libertad a la igualdad terminará con una gran medida de ambas.–Milton Friedman.”

La verdad que encierra esta frase es algo que la presente generación necesita prestar atención, sobre todo en este mundo donde la predicación de la “igualdad” que pregona el socialismo enseña que debemos permitir que se quite a los que tienen un poco más para darlo a los que tienen menos, y así todos seamos iguales, pero iguales en que todos nos quedemos sin nada.

Ojo, no me malinterpretes, no estoy hablando que no sea importante echarle la mano a otros que lo necesitan o que otros nos echen la mano cuando lo necesitamos, lo que estoy hablando es del papel de “hermana de la caridad” que los ciudadanos permiten que asuma el gobierno.

Necesitamos comprender que es un sueño guajiro pretender que en una sociedad todos seamos iguales, pues considera lo siguiente: ¿has visto que haya dos personas completamente idénticas en cuanto a talentos y vocación?

No las hay, porque cada uno de nosotros somos únicos en lo que se nos ha dado para contribuir para el beneficio de otros, por eso es una meta ridícula querer alcanzar “la igualdad” tal como la plantea el socialismo.

Es verdad que se requiere practicar la caridad, pero aquella que en verdad ayude a salir adelante a los que la necesitan, de aquí que la caridad sana debe ser temporal, de lo contrario solo echa a perder a las personas haciéndolas dependientes y no las ayuda a superarse.

Por eso la caridad (los subsidios) que da el gobierno, en realidad se convierten en una trampa, en una pérdida de libertad, pues termina obligando por la fuerza a que la gente productiva entregue el fruto de su trabajo al gobierno para que este lo redistribuya, haciendo del ciudadano un trabajador esclavo del gobierno.

Sin embargo, el gobierno jamás podrá redistribuir ese dinero de manera justa, una porque es un dinero que él no ha ganado, y otra porque solo lo entregará a aquellos que le den votos.

Tal como lo escribió Friedman: “Nadie gasta el dinero de otra persona tan cuidadosamente como él gasta el suyo, nadie usa los recursos de otra persona tan cuidadosamente como él usa los suyos, por lo tanto, si deseas eficiencia, si deseas que el conocimiento se use adecuadamente debes hacerlo a través de la propiedad privada”.

Estas palabras son verdad, los ciudadanos no deberíamos otorgarle el papel de “hermana de la caridad” al gobierno, pues este jamás administrará el dinero de los ciudadanos mejor que los propios ciudadanos, ya que no es lo mismo gastar el dinero de alguien más que administrar lo que a ti te ha costado.

Por eso la caridad debe ser privada y voluntaria y no una función que le corresponda realizar al gobierno. Para darnos una mejor idea, veamos el siguiente caso verídico surgido en EUA, caso que menciono no porque este alabando a ese país, el cual tiene serios problemas al igual que nosotros, sino porque me permite explicar con claridad lo que estamos tratando:

Las organizaciones no lucrativas cristianas son responsables de haber provisto casi el 80% de la ayuda entregada hasta ahora a las comunidades con casas devastadas por los recientes huracanes. De hecho, son más eficientes al momento de proporcionar la ayuda ante los desastres, por ejemplo, los metodistas unidos, tienen unos 20,000 voluntarios entrenados en todo el país, preparados para servir al primer aviso, todo lo que necesitan es una llamada y allí están ellos; en cambio, FEMA (la agencia del gobierno federal que se supone es la encargada de asistir a la escena de los desastres naturales, evaluar la situación y acelerar el proceso de recuperación y la reconstrucción) tienen que atravesar un laberinto de procesos burocráticos antes de poder responder ante los desastres (1).

Si queremos ver, este ejemplo nos ayuda a comprender como la caridad privada y voluntaria funciona mejor que la caridad de un gobierno. Prestemos atención y evaluemos si en verdad queremos perder nuestra libertad en aras de la “igualdad” tal como lo propone el socialismo.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

____________________________________________________

Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

Referencias:

1) https://www.legadocultural.org/resources/topic/453167103.html


“La sociedad que antepone la igualdad a la libertad terminará con ninguna, la sociedad que antepone la libertad a la igualdad terminará con una gran medida de ambas.–Milton Friedman.”

La verdad que encierra esta frase es algo que la presente generación necesita prestar atención, sobre todo en este mundo donde la predicación de la “igualdad” que pregona el socialismo enseña que debemos permitir que se quite a los que tienen un poco más para darlo a los que tienen menos, y así todos seamos iguales, pero iguales en que todos nos quedemos sin nada.

Ojo, no me malinterpretes, no estoy hablando que no sea importante echarle la mano a otros que lo necesitan o que otros nos echen la mano cuando lo necesitamos, lo que estoy hablando es del papel de “hermana de la caridad” que los ciudadanos permiten que asuma el gobierno.

Necesitamos comprender que es un sueño guajiro pretender que en una sociedad todos seamos iguales, pues considera lo siguiente: ¿has visto que haya dos personas completamente idénticas en cuanto a talentos y vocación?

No las hay, porque cada uno de nosotros somos únicos en lo que se nos ha dado para contribuir para el beneficio de otros, por eso es una meta ridícula querer alcanzar “la igualdad” tal como la plantea el socialismo.

Es verdad que se requiere practicar la caridad, pero aquella que en verdad ayude a salir adelante a los que la necesitan, de aquí que la caridad sana debe ser temporal, de lo contrario solo echa a perder a las personas haciéndolas dependientes y no las ayuda a superarse.

Por eso la caridad (los subsidios) que da el gobierno, en realidad se convierten en una trampa, en una pérdida de libertad, pues termina obligando por la fuerza a que la gente productiva entregue el fruto de su trabajo al gobierno para que este lo redistribuya, haciendo del ciudadano un trabajador esclavo del gobierno.

Sin embargo, el gobierno jamás podrá redistribuir ese dinero de manera justa, una porque es un dinero que él no ha ganado, y otra porque solo lo entregará a aquellos que le den votos.

Tal como lo escribió Friedman: “Nadie gasta el dinero de otra persona tan cuidadosamente como él gasta el suyo, nadie usa los recursos de otra persona tan cuidadosamente como él usa los suyos, por lo tanto, si deseas eficiencia, si deseas que el conocimiento se use adecuadamente debes hacerlo a través de la propiedad privada”.

Estas palabras son verdad, los ciudadanos no deberíamos otorgarle el papel de “hermana de la caridad” al gobierno, pues este jamás administrará el dinero de los ciudadanos mejor que los propios ciudadanos, ya que no es lo mismo gastar el dinero de alguien más que administrar lo que a ti te ha costado.

Por eso la caridad debe ser privada y voluntaria y no una función que le corresponda realizar al gobierno. Para darnos una mejor idea, veamos el siguiente caso verídico surgido en EUA, caso que menciono no porque este alabando a ese país, el cual tiene serios problemas al igual que nosotros, sino porque me permite explicar con claridad lo que estamos tratando:

Las organizaciones no lucrativas cristianas son responsables de haber provisto casi el 80% de la ayuda entregada hasta ahora a las comunidades con casas devastadas por los recientes huracanes. De hecho, son más eficientes al momento de proporcionar la ayuda ante los desastres, por ejemplo, los metodistas unidos, tienen unos 20,000 voluntarios entrenados en todo el país, preparados para servir al primer aviso, todo lo que necesitan es una llamada y allí están ellos; en cambio, FEMA (la agencia del gobierno federal que se supone es la encargada de asistir a la escena de los desastres naturales, evaluar la situación y acelerar el proceso de recuperación y la reconstrucción) tienen que atravesar un laberinto de procesos burocráticos antes de poder responder ante los desastres (1).

Si queremos ver, este ejemplo nos ayuda a comprender como la caridad privada y voluntaria funciona mejor que la caridad de un gobierno. Prestemos atención y evaluemos si en verdad queremos perder nuestra libertad en aras de la “igualdad” tal como lo propone el socialismo.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

Referencias:

1) https://www.legadocultural.org/resources/topic/453167103.html