/ viernes 22 de mayo de 2020

La cruda realidad de los emprendedores y freelancers

Empezar un proyecto es complicado, para empezar, se deben vencer los miedos: pena a vender, inseguridad sobre el producto o servicio, surgen preguntas como ¿me quedaré con todo el inventario?, ¿y qué hago si se ríen de mí?, pensamientos como: ya hay muchos que venden X, hay otros que sí saben cómo es el mundo de los negocios y yo apenas comienzo.

Siéntete tranquilo, estimado emprendedor/freelancer (aquel que trabaja por su cuenta), todos tienen esos miedos y pocos los confiesan.

Ahora, ¿por qué el título de la columna habla de una cruda realidad? Porque generalmente aquel que comienza un proyecto hace todo, busca clientes, elabora su publicidad, realiza el trabajo operativo, factura, hace las compras, etc. Es normal y lógico, no hay presupuesto para pagar sueldos.

Sin embargo, debes buscar rodearte de un equipo, aquellos que, quizá no ahora pero sí en un corto o mediano plazo te apoyarán a crecer. Y aquí aclaro que no me refiero a que sean tus empleados, pueden simplemente hacer proyectos contigo. ¿De quiénes hablo? Un desarrollador de negocios, un contador, un diseñador, un especialista en marketing digital, una empresa de envíos, asistentes virtuales, etc.

Para quienes van comenzando, parece un sueño tener a todas esas personas, pero te explico que es poco a poco pero constante, si no te apoyas en aquellos que saben hacer las cosas resultará más complicado. Esta situación es típica: tienes una gran idea de producto, pero ignoras si a la gente le interesa, si existe competencia y mucho menos sobre determinación de tus costos, es probable que la aventura del emprendimiento termine mal. Esto se resuelve elaborando un proyecto de inversión o plan de negocios (son dos cosas distintas, pero para efectos de este texto, supongamos que son lo mismo). Imaginemos que desconoces tu régimen fiscal e ignoras asuntos de pagos de impuestos o falta darte de alta en la Secretaría de Hacienda, seguro se irán los clientes que conocen la importancia de facturar o terminarás pagando muchos más impuestos porque careces de estrategias fiscales.

O cuando te piden tarjetas de presentación, elaboras algo que visualmente es poco atractivo porque no tienes a alguien especializado en diseño, ni tienes lonas, ni etiquetas para tu producto. Y antes de que pienses que exagero y que solo pocos tienen todo preparado cuando comienzan, te diré que tienes toda la razón, pero hay que pensar en el crecimiento desde que inicias para evitar estancarte.

Si tienes un mal equipo te pasará lo que a Laura (nombre ficticio para proteger su identidad), ella tiene un proyecto de elaboración de comida orgánica y acudió a un despacho de diseño donde le mandaron un formato donde preguntaban sobre cosas que solamente conoce alguien que ya hizo un plan de negocios o proyecto de inversión, Laura no lo había hecho, entonces respondió desde el corazón en vez de la razón. El despacho hizo un mal trabajo porque les faltó involucrarse en su problemática y entender lo que ella necesitaba, simplemente le cobraron por algo inútil. Su logo parece de estética en vez de alimentos orgánicos. Ahora, ella busca quién la asesore, pero tiene miedo de que nuevamente le queden mal.

Juan (nombre ficticio para proteger su identidad) es arquitecto independiente, tenía un contador con mal carácter que evitaba explicarle lo que podía facturar, las consecuencias de algunas compras, y además, nunca establecieron una estrategia fiscal que le permitiera crecer. Juan buscaba en internet porque prefería acudir a su contador. Cuando se dio cuenta que su vida sería más fácil si buscaba a alguien que le ayudara en vez de estorbara, le dio las gracias y comprobó que podía delegar la parte contable y enfocarse a la actividad que le deja dinero.


El equipo de un emprendedor además de la familia y amigos es gente que te permita crecer, que busque ser mejor cada día y se acompañen en sus retos, sean o no empleados.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien”.


Mariana.pefer@gmail.com


Empezar un proyecto es complicado, para empezar, se deben vencer los miedos: pena a vender, inseguridad sobre el producto o servicio, surgen preguntas como ¿me quedaré con todo el inventario?, ¿y qué hago si se ríen de mí?, pensamientos como: ya hay muchos que venden X, hay otros que sí saben cómo es el mundo de los negocios y yo apenas comienzo.

Siéntete tranquilo, estimado emprendedor/freelancer (aquel que trabaja por su cuenta), todos tienen esos miedos y pocos los confiesan.

Ahora, ¿por qué el título de la columna habla de una cruda realidad? Porque generalmente aquel que comienza un proyecto hace todo, busca clientes, elabora su publicidad, realiza el trabajo operativo, factura, hace las compras, etc. Es normal y lógico, no hay presupuesto para pagar sueldos.

Sin embargo, debes buscar rodearte de un equipo, aquellos que, quizá no ahora pero sí en un corto o mediano plazo te apoyarán a crecer. Y aquí aclaro que no me refiero a que sean tus empleados, pueden simplemente hacer proyectos contigo. ¿De quiénes hablo? Un desarrollador de negocios, un contador, un diseñador, un especialista en marketing digital, una empresa de envíos, asistentes virtuales, etc.

Para quienes van comenzando, parece un sueño tener a todas esas personas, pero te explico que es poco a poco pero constante, si no te apoyas en aquellos que saben hacer las cosas resultará más complicado. Esta situación es típica: tienes una gran idea de producto, pero ignoras si a la gente le interesa, si existe competencia y mucho menos sobre determinación de tus costos, es probable que la aventura del emprendimiento termine mal. Esto se resuelve elaborando un proyecto de inversión o plan de negocios (son dos cosas distintas, pero para efectos de este texto, supongamos que son lo mismo). Imaginemos que desconoces tu régimen fiscal e ignoras asuntos de pagos de impuestos o falta darte de alta en la Secretaría de Hacienda, seguro se irán los clientes que conocen la importancia de facturar o terminarás pagando muchos más impuestos porque careces de estrategias fiscales.

O cuando te piden tarjetas de presentación, elaboras algo que visualmente es poco atractivo porque no tienes a alguien especializado en diseño, ni tienes lonas, ni etiquetas para tu producto. Y antes de que pienses que exagero y que solo pocos tienen todo preparado cuando comienzan, te diré que tienes toda la razón, pero hay que pensar en el crecimiento desde que inicias para evitar estancarte.

Si tienes un mal equipo te pasará lo que a Laura (nombre ficticio para proteger su identidad), ella tiene un proyecto de elaboración de comida orgánica y acudió a un despacho de diseño donde le mandaron un formato donde preguntaban sobre cosas que solamente conoce alguien que ya hizo un plan de negocios o proyecto de inversión, Laura no lo había hecho, entonces respondió desde el corazón en vez de la razón. El despacho hizo un mal trabajo porque les faltó involucrarse en su problemática y entender lo que ella necesitaba, simplemente le cobraron por algo inútil. Su logo parece de estética en vez de alimentos orgánicos. Ahora, ella busca quién la asesore, pero tiene miedo de que nuevamente le queden mal.

Juan (nombre ficticio para proteger su identidad) es arquitecto independiente, tenía un contador con mal carácter que evitaba explicarle lo que podía facturar, las consecuencias de algunas compras, y además, nunca establecieron una estrategia fiscal que le permitiera crecer. Juan buscaba en internet porque prefería acudir a su contador. Cuando se dio cuenta que su vida sería más fácil si buscaba a alguien que le ayudara en vez de estorbara, le dio las gracias y comprobó que podía delegar la parte contable y enfocarse a la actividad que le deja dinero.


El equipo de un emprendedor además de la familia y amigos es gente que te permita crecer, que busque ser mejor cada día y se acompañen en sus retos, sean o no empleados.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien”.


Mariana.pefer@gmail.com