/ sábado 5 de mayo de 2018

La familia es trascendental 9ª parte

Se ha venido diciendo que la familia es el primer pilar de la salud y la estabilidad en una sociedad, pero de tiempo atrás este pilar ha venido a ser ferozmente atacado y quebrantado, trayéndonos terribles repercusiones sociales.

Al dar un vistazo a la historia, podemos aprender de otras sociedades que acabaron con la violencia por medio del afecto y la unidad familiar, y la sana manera que los padres tenían de involucrarse en la formación de sus hijos, teniendo el conocimiento de que como padres, debían facilitar la adquisición y el desarrollo de valores morales a sus hijos. Este desarrollo moral de una sociedad debe basarse en conocer y practicar los principios éticos establecidos en el manual de la Biblia como lo vimos en la octava parte de esta serie.

Bajo los principios que establece este manual, es posible la reconstrucción que debe hacerse en tres aspectos fundamentales: el matrimonio, la paternidad y las relaciones sociales; bajo principios tan fundamentales como “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes (Mateo 7:12).”

Es tiempo de establecer un plan de acción, no debemos esperar que el cambio solo se lleve políticamente desde la capital de este país, necesitamos un compromiso personal con nuestra nación, que renueve nuestras obligaciones individuales para reconstruir una sociedad justa. El siguiente plan de acción no es exhaustivo, pero sí propositivo como primeros pasos para la realización de este compromiso:

Dedica tiempo familiar. Existe una gran necesidad de calidad y cantidad de tiempo para conocerse y comunicarse significativamente, tanto en el matrimonio, como con cada uno de los hijos, es una decisión que mejorará las relaciones familiares.

Desarrolla comunicación efectiva. Sé consciente de algunos de los problemas en la comunicación, entre los que pueden encontrarse, que cada miembro tiene diferentes intereses, diferentes temperamentos, y que en la historia familiar puede haber diferencias no resueltas. Sé consciente también de los factores que destruyen la comunicación, como la explosión, las lágrimas, las críticas, el silencio, el mucho hablar, el no saber escuchar. Sé consciente también que la efectividad en la comunicación se logra aplicando principios éticos, como comprender a los demás, desarrollar empatía, dedicar tiempo para diálogos significativos, abordar los temas delicados con sensibilidad, hablar la verdad con amor, darle al otro el tiempo para reaccionar, no estar a la defensiva, ejercitar la oración y el perdón.

Cuida y protege a tu familia. Es necesario ser conscientes de la influencia que tienen en nosotros, las ideas que se transmiten a través de los diversos medios, debemos aprender a identificar y rechazar los valores negativos, como la sensualidad, el libertinaje, y ser críticos ante las noticias para no creerlas verdades absolutas. Enseña valores positivos al dialogar eventos y tendencias actuales, analizándolas bajo la ética del manual de la Biblia, para saber diferenciar lo correcto de lo incorrecto.

Dosifica el entretenimiento permitido en casa. Es recomendable ver programas y escuchar música con los hijos para señalarles el contenido dañino, promoviendo el diálogo, en el cual los hijos saquen sus propias conclusiones de lo que no les edifica, de lo que ven y oyen, y como afecta su comportamiento, para así permitir en casa solo programas y música que contribuyan a su sana edificación. Forma una biblioteca familiar, reúne buen material de lectura y literatura, música, películas y videos que hablen de virtudes.

Establece tiempos de estudio de la Biblia y oración en familia. Padres e hijos necesitan el contacto diario con los principios éticos de este manual, para saber conducirse en la vida y poder cosechar los beneficios buscados.

Pierde la desconfianza o el temor de conocer al Dios vivo de la Biblia, al Dios práctico que establece la ética, al hacerlo encontrarás esa paz que llena todo vacío interno y aprenderás a actuar con justicia, consistencia y congruencia.

Nos encontramos en un momento de transición con sus dificultades, pero esta transición representa también la oportunidad de cambiar el futuro de los hijos y las nuevas generaciones. Solo hay un camino: educar en virtudes y el manual de la Biblia nos instruye en esto. Considera lo siguiente: es verdad que una nación se destruye por la moral de sus ciudadanos, por lo cual, también es verdad que una sociedad se construye por la moral de sus ciudadanos.

Muchas gracias por tu paciencia, tu interés y tu tiempo para seguir esta serie que con esta novena parte concluimos. Será necesario para una mejor asimilación de este tema, revisar las partes anteriores que puedes encontrar en este blog:

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.




Se ha venido diciendo que la familia es el primer pilar de la salud y la estabilidad en una sociedad, pero de tiempo atrás este pilar ha venido a ser ferozmente atacado y quebrantado, trayéndonos terribles repercusiones sociales.

Al dar un vistazo a la historia, podemos aprender de otras sociedades que acabaron con la violencia por medio del afecto y la unidad familiar, y la sana manera que los padres tenían de involucrarse en la formación de sus hijos, teniendo el conocimiento de que como padres, debían facilitar la adquisición y el desarrollo de valores morales a sus hijos. Este desarrollo moral de una sociedad debe basarse en conocer y practicar los principios éticos establecidos en el manual de la Biblia como lo vimos en la octava parte de esta serie.

Bajo los principios que establece este manual, es posible la reconstrucción que debe hacerse en tres aspectos fundamentales: el matrimonio, la paternidad y las relaciones sociales; bajo principios tan fundamentales como “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes (Mateo 7:12).”

Es tiempo de establecer un plan de acción, no debemos esperar que el cambio solo se lleve políticamente desde la capital de este país, necesitamos un compromiso personal con nuestra nación, que renueve nuestras obligaciones individuales para reconstruir una sociedad justa. El siguiente plan de acción no es exhaustivo, pero sí propositivo como primeros pasos para la realización de este compromiso:

Dedica tiempo familiar. Existe una gran necesidad de calidad y cantidad de tiempo para conocerse y comunicarse significativamente, tanto en el matrimonio, como con cada uno de los hijos, es una decisión que mejorará las relaciones familiares.

Desarrolla comunicación efectiva. Sé consciente de algunos de los problemas en la comunicación, entre los que pueden encontrarse, que cada miembro tiene diferentes intereses, diferentes temperamentos, y que en la historia familiar puede haber diferencias no resueltas. Sé consciente también de los factores que destruyen la comunicación, como la explosión, las lágrimas, las críticas, el silencio, el mucho hablar, el no saber escuchar. Sé consciente también que la efectividad en la comunicación se logra aplicando principios éticos, como comprender a los demás, desarrollar empatía, dedicar tiempo para diálogos significativos, abordar los temas delicados con sensibilidad, hablar la verdad con amor, darle al otro el tiempo para reaccionar, no estar a la defensiva, ejercitar la oración y el perdón.

Cuida y protege a tu familia. Es necesario ser conscientes de la influencia que tienen en nosotros, las ideas que se transmiten a través de los diversos medios, debemos aprender a identificar y rechazar los valores negativos, como la sensualidad, el libertinaje, y ser críticos ante las noticias para no creerlas verdades absolutas. Enseña valores positivos al dialogar eventos y tendencias actuales, analizándolas bajo la ética del manual de la Biblia, para saber diferenciar lo correcto de lo incorrecto.

Dosifica el entretenimiento permitido en casa. Es recomendable ver programas y escuchar música con los hijos para señalarles el contenido dañino, promoviendo el diálogo, en el cual los hijos saquen sus propias conclusiones de lo que no les edifica, de lo que ven y oyen, y como afecta su comportamiento, para así permitir en casa solo programas y música que contribuyan a su sana edificación. Forma una biblioteca familiar, reúne buen material de lectura y literatura, música, películas y videos que hablen de virtudes.

Establece tiempos de estudio de la Biblia y oración en familia. Padres e hijos necesitan el contacto diario con los principios éticos de este manual, para saber conducirse en la vida y poder cosechar los beneficios buscados.

Pierde la desconfianza o el temor de conocer al Dios vivo de la Biblia, al Dios práctico que establece la ética, al hacerlo encontrarás esa paz que llena todo vacío interno y aprenderás a actuar con justicia, consistencia y congruencia.

Nos encontramos en un momento de transición con sus dificultades, pero esta transición representa también la oportunidad de cambiar el futuro de los hijos y las nuevas generaciones. Solo hay un camino: educar en virtudes y el manual de la Biblia nos instruye en esto. Considera lo siguiente: es verdad que una nación se destruye por la moral de sus ciudadanos, por lo cual, también es verdad que una sociedad se construye por la moral de sus ciudadanos.

Muchas gracias por tu paciencia, tu interés y tu tiempo para seguir esta serie que con esta novena parte concluimos. Será necesario para una mejor asimilación de este tema, revisar las partes anteriores que puedes encontrar en este blog:

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.