/ domingo 12 de julio de 2020

La gira a Estados Unidos

Después de notificar a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el presidente López Obrador viajó por primera vez fuera del país para encontrarse en Washington con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en una gira de claroscuros y objetivos difusos.

Para empezar, es pertinente reconocer que el trabajo de las autoridades estadounidenses, de la Embajada Norteamericana en México y del Servicio Exterior Mexicano fue sumamente profesional. Siguieron el protocolo de forma correcta y lograron superar la adversidad de los tiempos, de las personalidades de los mandatarios y del peso del proceso electoral que se vive en Estados Unidos.

El riesgo de participar en un encuentro que no se puede calificar de visita de Estado por la falta de temas a tratar y en medio del proceso electoral presidencial norteamericano fue entendido por el Primer Ministro Canadiense y por ello no acudió al llamado a una gira que acabó siendo un encuentro de dos con tres grandes omisiones: los temas de migración y seguridad, Canadá, y la comunidad mexicana en Estados Unidos, que fue mencionada, pero no atendida.

La firma del T-MEC es un gran logro para los tres países involucrados ya que la región comercial genera muchos empleos, muchas empresas y muchos intereses económicos y comerciales, pero no era necesaria la visita para ratificar el acuerdo comercial; acuerdo que ni siquiera es un logro exclusivo de la administración de López Obrador, ya que el trabajo comenzó desde el sexenio pasado y es un esfuerzo trilateral.

La zona de Norteamérica no se debe limitar a una región comercial o a un mercado, ni se puede llamar visita de Estado a un encuentro bilateral en donde no hubo agenda ni se abordaron los temas de seguridad, de migración, de medio ambiente, de educación y de innovación. El presidente Donald Trump habló en su mensaje de seguridad en las ramas específicas de tráfico ilegal de sustancias ilícitas, armas, dinero y personas, y también habló de garantizar una migración humana, temas que desgraciadamente omitió el presidente López Obrador en la agenda y en su mensaje sólo calificó la migración superficialmente como un fenómeno histórico, económico y de vecindad; verdades obvias.

No se puede dejar de señalar que después de 18 meses en el cargo, el presidente López Obrador empieza tarde con una de las obligaciones más importantes de quien encabeza el Ejecutivo Federal: ser promotor y representante de México ante el mundo. Ojalá que la experiencia le sirva para asumir su papel dentro de los temas internacionales y México retome su lugar en espacios económicos internacionales y el liderazgo que perdemos día tras día en la ausencia.


@JCRomeroHicks

Después de notificar a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el presidente López Obrador viajó por primera vez fuera del país para encontrarse en Washington con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en una gira de claroscuros y objetivos difusos.

Para empezar, es pertinente reconocer que el trabajo de las autoridades estadounidenses, de la Embajada Norteamericana en México y del Servicio Exterior Mexicano fue sumamente profesional. Siguieron el protocolo de forma correcta y lograron superar la adversidad de los tiempos, de las personalidades de los mandatarios y del peso del proceso electoral que se vive en Estados Unidos.

El riesgo de participar en un encuentro que no se puede calificar de visita de Estado por la falta de temas a tratar y en medio del proceso electoral presidencial norteamericano fue entendido por el Primer Ministro Canadiense y por ello no acudió al llamado a una gira que acabó siendo un encuentro de dos con tres grandes omisiones: los temas de migración y seguridad, Canadá, y la comunidad mexicana en Estados Unidos, que fue mencionada, pero no atendida.

La firma del T-MEC es un gran logro para los tres países involucrados ya que la región comercial genera muchos empleos, muchas empresas y muchos intereses económicos y comerciales, pero no era necesaria la visita para ratificar el acuerdo comercial; acuerdo que ni siquiera es un logro exclusivo de la administración de López Obrador, ya que el trabajo comenzó desde el sexenio pasado y es un esfuerzo trilateral.

La zona de Norteamérica no se debe limitar a una región comercial o a un mercado, ni se puede llamar visita de Estado a un encuentro bilateral en donde no hubo agenda ni se abordaron los temas de seguridad, de migración, de medio ambiente, de educación y de innovación. El presidente Donald Trump habló en su mensaje de seguridad en las ramas específicas de tráfico ilegal de sustancias ilícitas, armas, dinero y personas, y también habló de garantizar una migración humana, temas que desgraciadamente omitió el presidente López Obrador en la agenda y en su mensaje sólo calificó la migración superficialmente como un fenómeno histórico, económico y de vecindad; verdades obvias.

No se puede dejar de señalar que después de 18 meses en el cargo, el presidente López Obrador empieza tarde con una de las obligaciones más importantes de quien encabeza el Ejecutivo Federal: ser promotor y representante de México ante el mundo. Ojalá que la experiencia le sirva para asumir su papel dentro de los temas internacionales y México retome su lugar en espacios económicos internacionales y el liderazgo que perdemos día tras día en la ausencia.


@JCRomeroHicks