/ domingo 30 de septiembre de 2018

LA TOMA DE LA ALHÓNDIGA Y EL INICIO DE UN NUEVO GOBIERNO

El viernes 28 del mes y año en curso se recordó el CCVIII aniversario de la Toma de la Alhóndiga de Granaditas, ubicada en Guanajuato capital, por las huestes encabezadas por don Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador del movimiento de Independencia.

El acto fue presidido por el gobernador del estado Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, quien estuvo acompañado por distinguidas personalidades. Por tal motivo me parece oportuno recordar lo que sucedió, días previos a dicha batalla.

Primero, debemos reconocernos herederos de esa lucha y no olvidar que la inconformidad del pueblo con el mal gobierno era ya insostenible, por lo tanto en la madrugada del día 16, Hidalgo arengó al pueblo para empezar la lucha con pocos seguidores. El día 17, estando en San Miguel el Grande les llegaron astas de madera y cabezas de lanza fabricadas por herreros de San Felipe y que habían escondido en la hacienda de Santa Bárbara.

El día 18, “Iban por delante los indios en cuadrillas más o menos grandes, según la extensión de los ranchos de donde habían venido, y sujetos al mismo capitán que tenían elegido muy de antemano conforme a la antigua costumbre… Esta chusma en su ordinario pelaje a pie, y sin más armas que hondas, garrotes y cuchillos, pasaba de dos mil; seguían los rancheros en los propios términos con poca diferencia, todos a caballo, vestidos de cuero los más y con armas y machetes, su número era poco más o menos de cuatro mil. Luego Hidalgo, Allende, Aldama, don Luis Malo y otros oficiales y por último, los dragones de la reina, y en el centro fueron colocados los españoles presos”.

El día 19, La marcha de los insurgentes era observada y notificada a las autoridades. Al acercarse a Celaya, el ejército insurgente se detuvo en la hacienda Santa Rita donde Hidalgo y Allende enviaron al ayuntamiento una intimación que decía así “Nos hemos acercado a esta ciudad con el objeto de asegurar las personas de los españoles europeos: si se entregasen a discreción serán tratadas sus personas con humildad pero si por el contrario, se hiciere resistencia por su parte y se mantiene dar fuego contra nosotros, se tratarán con todo rigor que corresponda a su resistencia.”

Día 21, Celaya era importante porque había prosperidad y por ser nudo de caminos. Todos sabían que las fuerzas insurrectas estaban desarmadas pero también simpatizaban entre la población. Hidalgo asume el mando y le envía una carta al intendente Riaño, “Sabe usted el movimiento tenía en Dolores el número insignificante de 15 hombres, ha aumentado prodigiosamente en tan pocos días, que me encuentro actualmente rodeado de más de cuatro mil hombres que me han proclamado su Capitán General y Protector de la Nación en los campos de Celaya. La misma ciudad a presencia de cincuenta mil hombres ratificó esta elección, que han hecho todos los lugares por donde he pasado”. Ese día el intendente Riaño anunció por bando, leído en la Plaza Mayor de Guanajuato y pegado en las esquinas, la abolición del pago de tributos. Lo cual fue tomado como debilidad. Varios vecinos abandonaron la población.”

Día 22, Fue precisamente en Celaya, donde se tuvo el primer acto oficial para formalizar al ejército independentista. ”Se nombró a Hidalgo capitán general, a Allende teniente general y se confirió otros empleos de menos categoría a los demás jefes”. Al día siguiente se le unieron en Salamanca: Albino García, Pedro García Ramos, Andrés Delgado “El Giro” y el padre Garcilita.

Día 24, el intendente de Guanajuato ordenó llevar todos los caudales, archivos y personal de la administración al edificio de la Alhóndiga de Granaditas, con sigilo, por la noche.

Día 25, en sesión del Cabildo de Guanajuato, se intentó convencer a Riaño para salir de la Alhóndiga, a lo que contestó: “que por ningún motivo saldría de la Alhóndiga y que era su obligación custodiar los caudales”

Día 26, Riaño envió una carta a Calleja: “Los pueblos se entregan voluntariamente a los insurgentes: hiciéronlo ya en Dolores, San Miguel, Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao está pronto a verificarlo…” Entonces, me pregunto: ¿Por qué no se rindió?

Día 28, Hidalgo hizo, desde la hacienda de Burras, hoy San José de Llanos, la intimación en cuya parte esencial, dice: “que resuelvan si se declaran como enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato humano y benigno”. Al no aceptar Riaño el ofrecimiento de Hidalgo, empezó el ataque, mismo que duró del medio día hasta las cinco de la tarde. Murieron el intendente Riaño, doscientos soldados y ciento cincuenta españoles, así como tres mil insurgentes.

El 26 de septiembre del año en curso, -dos días antes del 28- tomó protesta como gobernador Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. En esa ceremonia reiteró el compromiso de regresar la paz y la tranquilidad a los guanajuatenses. Así lo esperamos.




El viernes 28 del mes y año en curso se recordó el CCVIII aniversario de la Toma de la Alhóndiga de Granaditas, ubicada en Guanajuato capital, por las huestes encabezadas por don Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador del movimiento de Independencia.

El acto fue presidido por el gobernador del estado Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, quien estuvo acompañado por distinguidas personalidades. Por tal motivo me parece oportuno recordar lo que sucedió, días previos a dicha batalla.

Primero, debemos reconocernos herederos de esa lucha y no olvidar que la inconformidad del pueblo con el mal gobierno era ya insostenible, por lo tanto en la madrugada del día 16, Hidalgo arengó al pueblo para empezar la lucha con pocos seguidores. El día 17, estando en San Miguel el Grande les llegaron astas de madera y cabezas de lanza fabricadas por herreros de San Felipe y que habían escondido en la hacienda de Santa Bárbara.

El día 18, “Iban por delante los indios en cuadrillas más o menos grandes, según la extensión de los ranchos de donde habían venido, y sujetos al mismo capitán que tenían elegido muy de antemano conforme a la antigua costumbre… Esta chusma en su ordinario pelaje a pie, y sin más armas que hondas, garrotes y cuchillos, pasaba de dos mil; seguían los rancheros en los propios términos con poca diferencia, todos a caballo, vestidos de cuero los más y con armas y machetes, su número era poco más o menos de cuatro mil. Luego Hidalgo, Allende, Aldama, don Luis Malo y otros oficiales y por último, los dragones de la reina, y en el centro fueron colocados los españoles presos”.

El día 19, La marcha de los insurgentes era observada y notificada a las autoridades. Al acercarse a Celaya, el ejército insurgente se detuvo en la hacienda Santa Rita donde Hidalgo y Allende enviaron al ayuntamiento una intimación que decía así “Nos hemos acercado a esta ciudad con el objeto de asegurar las personas de los españoles europeos: si se entregasen a discreción serán tratadas sus personas con humildad pero si por el contrario, se hiciere resistencia por su parte y se mantiene dar fuego contra nosotros, se tratarán con todo rigor que corresponda a su resistencia.”

Día 21, Celaya era importante porque había prosperidad y por ser nudo de caminos. Todos sabían que las fuerzas insurrectas estaban desarmadas pero también simpatizaban entre la población. Hidalgo asume el mando y le envía una carta al intendente Riaño, “Sabe usted el movimiento tenía en Dolores el número insignificante de 15 hombres, ha aumentado prodigiosamente en tan pocos días, que me encuentro actualmente rodeado de más de cuatro mil hombres que me han proclamado su Capitán General y Protector de la Nación en los campos de Celaya. La misma ciudad a presencia de cincuenta mil hombres ratificó esta elección, que han hecho todos los lugares por donde he pasado”. Ese día el intendente Riaño anunció por bando, leído en la Plaza Mayor de Guanajuato y pegado en las esquinas, la abolición del pago de tributos. Lo cual fue tomado como debilidad. Varios vecinos abandonaron la población.”

Día 22, Fue precisamente en Celaya, donde se tuvo el primer acto oficial para formalizar al ejército independentista. ”Se nombró a Hidalgo capitán general, a Allende teniente general y se confirió otros empleos de menos categoría a los demás jefes”. Al día siguiente se le unieron en Salamanca: Albino García, Pedro García Ramos, Andrés Delgado “El Giro” y el padre Garcilita.

Día 24, el intendente de Guanajuato ordenó llevar todos los caudales, archivos y personal de la administración al edificio de la Alhóndiga de Granaditas, con sigilo, por la noche.

Día 25, en sesión del Cabildo de Guanajuato, se intentó convencer a Riaño para salir de la Alhóndiga, a lo que contestó: “que por ningún motivo saldría de la Alhóndiga y que era su obligación custodiar los caudales”

Día 26, Riaño envió una carta a Calleja: “Los pueblos se entregan voluntariamente a los insurgentes: hiciéronlo ya en Dolores, San Miguel, Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao está pronto a verificarlo…” Entonces, me pregunto: ¿Por qué no se rindió?

Día 28, Hidalgo hizo, desde la hacienda de Burras, hoy San José de Llanos, la intimación en cuya parte esencial, dice: “que resuelvan si se declaran como enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato humano y benigno”. Al no aceptar Riaño el ofrecimiento de Hidalgo, empezó el ataque, mismo que duró del medio día hasta las cinco de la tarde. Murieron el intendente Riaño, doscientos soldados y ciento cincuenta españoles, así como tres mil insurgentes.

El 26 de septiembre del año en curso, -dos días antes del 28- tomó protesta como gobernador Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. En esa ceremonia reiteró el compromiso de regresar la paz y la tranquilidad a los guanajuatenses. Así lo esperamos.