/ sábado 15 de diciembre de 2018

Listos para escuchar y lentos para hablar

¿Alguna vez has considerado el impacto que tiene en nuestras vidas dejarnos llevar por el impulso de nuestras emociones?


Por ejemplo, ¿cuántas veces se hablan cosas impulsivamente que después que se piensan nos damos cuenta que estuvieron mal?, aunque el hecho de reconocerlas muchas veces no quita el daño que produjeron.

Tomemos otro ejemplo, ¿cuántas veces los padres dan cosas a sus hijos y les pasan por alto comportamientos negativos, solo porque “sienten feo” no dárselas y porque prefieren “llevársela bien” con sus hijos antes que corregirlos?, y, ¿cuántas de estas cosas terminan echando a perder a los hijos?

Pero esta manera de pensar y de actuar no solo queda en el plano personal y familiar, tiene su impacto también en todas las demás áreas, como en nuestras finanzas, ¿pues cuántas veces se adquieran cosas desde las emociones sin considerar los efectos negativos de esas adquisiciones para nuestro equilibrio financiero?, no por nada los fraudes y las estafas están a la orden del día, porque cantidad de personas son presa fácil de caer en ellas, ya que hacen sus adquisiciones desde el impulso de sus deseos y emociones.

En el plano nacional ni se diga, pues este impulso se deja ver en el tipo de gobernantes que tenemos, y en la vida pública de la nación, porque al fin y al cabo se dice “vive y deja vivir”, es decir, no cuestiones nada ni a nadie, elige y vota a quien mejor te caiga y el que más te endulce el oído de acuerdo a tus deseos y emociones.

En fin, México se pinta como una país de grandes emociones más que de un pensamiento crítico, es un país de buscar culpables más que de tomar responsabilidades, y ¿en dónde nos encontramos como país, esto es lo que queremos?

Si no es lo que queremos, necesitamos una actitud superior al impulso emocional, una nueva manera de pensar que nos ayude a dominar nuestras emociones y no que seamos dominados por ellas. En el manual de la Biblia encontramos este principio:

“Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse (Santiago 1:19 NVI).”

De hecho, contamos con dos oídos y solo con una boca, todo perfectamente diseñado para escuchar, discernir, razonar y pensar bien antes de hablar, decidir, o actuar.

Por supuesto que esto requiere de gran disciplina y determinación, pero una vez que se tiene el conocimiento de las graves consecuencias que nos trae actuar bajo las emociones, y comprendemos que hay una mejor manera de actuar con mejores resultados, entonces, esto nos debe motivar a realizar el cambio, y el manual esta ahí para lograrlo.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

¿Alguna vez has considerado el impacto que tiene en nuestras vidas dejarnos llevar por el impulso de nuestras emociones?


Por ejemplo, ¿cuántas veces se hablan cosas impulsivamente que después que se piensan nos damos cuenta que estuvieron mal?, aunque el hecho de reconocerlas muchas veces no quita el daño que produjeron.

Tomemos otro ejemplo, ¿cuántas veces los padres dan cosas a sus hijos y les pasan por alto comportamientos negativos, solo porque “sienten feo” no dárselas y porque prefieren “llevársela bien” con sus hijos antes que corregirlos?, y, ¿cuántas de estas cosas terminan echando a perder a los hijos?

Pero esta manera de pensar y de actuar no solo queda en el plano personal y familiar, tiene su impacto también en todas las demás áreas, como en nuestras finanzas, ¿pues cuántas veces se adquieran cosas desde las emociones sin considerar los efectos negativos de esas adquisiciones para nuestro equilibrio financiero?, no por nada los fraudes y las estafas están a la orden del día, porque cantidad de personas son presa fácil de caer en ellas, ya que hacen sus adquisiciones desde el impulso de sus deseos y emociones.

En el plano nacional ni se diga, pues este impulso se deja ver en el tipo de gobernantes que tenemos, y en la vida pública de la nación, porque al fin y al cabo se dice “vive y deja vivir”, es decir, no cuestiones nada ni a nadie, elige y vota a quien mejor te caiga y el que más te endulce el oído de acuerdo a tus deseos y emociones.

En fin, México se pinta como una país de grandes emociones más que de un pensamiento crítico, es un país de buscar culpables más que de tomar responsabilidades, y ¿en dónde nos encontramos como país, esto es lo que queremos?

Si no es lo que queremos, necesitamos una actitud superior al impulso emocional, una nueva manera de pensar que nos ayude a dominar nuestras emociones y no que seamos dominados por ellas. En el manual de la Biblia encontramos este principio:

“Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse (Santiago 1:19 NVI).”

De hecho, contamos con dos oídos y solo con una boca, todo perfectamente diseñado para escuchar, discernir, razonar y pensar bien antes de hablar, decidir, o actuar.

Por supuesto que esto requiere de gran disciplina y determinación, pero una vez que se tiene el conocimiento de las graves consecuencias que nos trae actuar bajo las emociones, y comprendemos que hay una mejor manera de actuar con mejores resultados, entonces, esto nos debe motivar a realizar el cambio, y el manual esta ahí para lograrlo.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.