/ viernes 20 de mayo de 2022

Los migrantes son mucho más que remesas

A mi juicio, el mejor gobierno es el que

deja a la gente más tiempo en paz.

Walt Whitman, escritor estadounidense


Existen múltiples debates sobre cuál es el objetivo principal de un gobierno. Podemos hacer foros para definir posibles respuestas y, seguramente, no terminemos de ponernos de acuerdo. Walt Withman dijo que “el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz.” No obstante, el espíritu de la gobernaza es generar políticas públicas que den respuestas a las necesidades de todos los sectores de la sociedad. En pocas palabras, se trata de crear una visión de gobierno incluyente. En este sentido, a los migrantes se les ha tomado en cuenta sólo en lo significativo, “admirando” su participación en momentos clave como en las guerras que han defendido a naciones distintas a las de su origen, o empujando la reactivación económica de la nación donde radican durante las peores crisis. Pero pocas veces, se refleja su trascendencia en un Plan de Gobierno.

En uno de los “cafés migrantes” (como bautizamos a las mesas de análisis que hemos tenido especialistas, políticos y académicos), Eduardo Sojo Garza-Aldape, Director del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE, reflexionó sobre la necesidad de propiciar un desarrollo integral en México que incluya a los migrantes. Sobre todo, enfatizó, a partir de la reforma constitucional al artículo 30, con la que pasamos de 126 a 164 millones de mexicanos aproximadamente. Con esta modificiación a la ley, ahora se consideran mexicanos también a los nacidos en el extranjero de segunda y tercera generación. Esta situación ha provocado, al menos en Guanajuato, una efervescencia análitica para definir cómo institucionalizar el tema de la migración en los planes de gobierno a largo plazo.

El mismo Sojo nos ha comentado que, para incorporar al sector migrante en la visión de gobierno, debemos crear un instrumento de planeación que establezca claramente dónde estamos, hacia dónde queremos ir y cómo alcanzar esas metas. Se trata de un documento que sea producto del trabajo colaborativo entre la sociedad (sobre todo de líderes migrantes y sus familias), la academia, organizaciones especialistas en la materia y, por supuesto, el gobierno. A través de esta sinergia es como se puede definir el estado que queremos construir y en el que los migrantes no sean sinónimo de remesas, como lo han sido sobre todo en los últimos años en que se han convertido en un “bálsamo” para la economía nacional.

Como ya lo he comentado en foros nacionales e internacionales, nuestro Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, nos instruyó a crear una Secretaría del Migrante con “una visión sin fronteras”. Por eso, fuimos pioneros en el país al realizar un estudio con el CIDE para contar con un diagnóstico sobre la movilización de personas, tanto de los que emigran de nuestra entidad como de aquellos que transitan por nuestro territorio. Dicho estudio no sólo nos ayudó a establecer lo que hoy es una Secretaría referente a nivel nacional, también nos preparó para enfrentar lo inesperado como las caravanas de migrantes provenientes de Centroamérica, las restriciones fronterizas causadas por la pandemia de COVID-19 y la atención a refugiados ucranianos.

Hoy, seguimos convencidos de que el análisis es una herramienta muy poderosa que nos permite generar más y mejores políticas públicas. Es innegable que la presencia de la figura migrante en la visión de gobierno es ya imprescindible, porque la atención que se brinda a estas personas exige la respuesta de toda la estructura institucional no sólo de los países expulsores sino también de los de tránsito y los receptores. Un Plan de Gobierno 2050 es la puerta que se está abriendo, y en la que los migrantes podrían ser los próximos invitados de honor.

Conocemos de la experiencia de Eduardo Sojo, quien, desde su posición de orientador en políticas públicas, invita a Guanajuato a seguir siendo el epicentro del estudio migratorio. Pero, a su vez, nos motiva a dar un paso más y cambiar los paradigmas que rodean a la migración para crear un legado de gobernanza en el que los migrantes sean parte del plan y no sólo un bálsamo para la economía. ¡Guanajuato incluye a sus migrantes en el futuro que ya estamos construyendo hoy!




A mi juicio, el mejor gobierno es el que

deja a la gente más tiempo en paz.

Walt Whitman, escritor estadounidense


Existen múltiples debates sobre cuál es el objetivo principal de un gobierno. Podemos hacer foros para definir posibles respuestas y, seguramente, no terminemos de ponernos de acuerdo. Walt Withman dijo que “el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz.” No obstante, el espíritu de la gobernaza es generar políticas públicas que den respuestas a las necesidades de todos los sectores de la sociedad. En pocas palabras, se trata de crear una visión de gobierno incluyente. En este sentido, a los migrantes se les ha tomado en cuenta sólo en lo significativo, “admirando” su participación en momentos clave como en las guerras que han defendido a naciones distintas a las de su origen, o empujando la reactivación económica de la nación donde radican durante las peores crisis. Pero pocas veces, se refleja su trascendencia en un Plan de Gobierno.

En uno de los “cafés migrantes” (como bautizamos a las mesas de análisis que hemos tenido especialistas, políticos y académicos), Eduardo Sojo Garza-Aldape, Director del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE, reflexionó sobre la necesidad de propiciar un desarrollo integral en México que incluya a los migrantes. Sobre todo, enfatizó, a partir de la reforma constitucional al artículo 30, con la que pasamos de 126 a 164 millones de mexicanos aproximadamente. Con esta modificiación a la ley, ahora se consideran mexicanos también a los nacidos en el extranjero de segunda y tercera generación. Esta situación ha provocado, al menos en Guanajuato, una efervescencia análitica para definir cómo institucionalizar el tema de la migración en los planes de gobierno a largo plazo.

El mismo Sojo nos ha comentado que, para incorporar al sector migrante en la visión de gobierno, debemos crear un instrumento de planeación que establezca claramente dónde estamos, hacia dónde queremos ir y cómo alcanzar esas metas. Se trata de un documento que sea producto del trabajo colaborativo entre la sociedad (sobre todo de líderes migrantes y sus familias), la academia, organizaciones especialistas en la materia y, por supuesto, el gobierno. A través de esta sinergia es como se puede definir el estado que queremos construir y en el que los migrantes no sean sinónimo de remesas, como lo han sido sobre todo en los últimos años en que se han convertido en un “bálsamo” para la economía nacional.

Como ya lo he comentado en foros nacionales e internacionales, nuestro Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, nos instruyó a crear una Secretaría del Migrante con “una visión sin fronteras”. Por eso, fuimos pioneros en el país al realizar un estudio con el CIDE para contar con un diagnóstico sobre la movilización de personas, tanto de los que emigran de nuestra entidad como de aquellos que transitan por nuestro territorio. Dicho estudio no sólo nos ayudó a establecer lo que hoy es una Secretaría referente a nivel nacional, también nos preparó para enfrentar lo inesperado como las caravanas de migrantes provenientes de Centroamérica, las restriciones fronterizas causadas por la pandemia de COVID-19 y la atención a refugiados ucranianos.

Hoy, seguimos convencidos de que el análisis es una herramienta muy poderosa que nos permite generar más y mejores políticas públicas. Es innegable que la presencia de la figura migrante en la visión de gobierno es ya imprescindible, porque la atención que se brinda a estas personas exige la respuesta de toda la estructura institucional no sólo de los países expulsores sino también de los de tránsito y los receptores. Un Plan de Gobierno 2050 es la puerta que se está abriendo, y en la que los migrantes podrían ser los próximos invitados de honor.

Conocemos de la experiencia de Eduardo Sojo, quien, desde su posición de orientador en políticas públicas, invita a Guanajuato a seguir siendo el epicentro del estudio migratorio. Pero, a su vez, nos motiva a dar un paso más y cambiar los paradigmas que rodean a la migración para crear un legado de gobernanza en el que los migrantes sean parte del plan y no sólo un bálsamo para la economía. ¡Guanajuato incluye a sus migrantes en el futuro que ya estamos construyendo hoy!