/ domingo 28 de octubre de 2018

"LOS RECUERDOS DE LA INFANCIA SON PARA SIEMPRE”

Los recuerdos que guardamos de nuestra infancia determinan nuestra felicidad o de lo contrario son factores de gran amargura al guardar en la memoria acontecimientos que nos lastimaron y nos hirieron para siempre.

Queridos padres de familia deberán ser muy cuidadosos como traten a sus niños en la infancia puesto que guardarán recuerdos imborrables que atesoraran en su alma y en su corazón. Cuando un padre de familia es demasiado brutal en corregir a sus hijos pegándoles en la cara, o escupiéndoles sendas malas palabras y tachándolos de brutos, de idiotas, de pendejos y tal vez hasta de maricones, se quedarán guardados en el fondo de su alma.

Para ser padre de familia se necesita paciencia en extremo y deberán llenar a sus hijos de amor, de besos y caricias. Me ha tocado ver situaciones de padres de familia que nunca llevaron buena relación con alguno de sus hijos y cuando están ya enfermos y en estado agonizante le piden al hijo al que siempre maltrataron que los perdone y que cuando se alivie serán las cosas mejor entre ellos, pero que tardío llego este encuentro ya que la muerte no le dio tiempo para componer su relación de padre e hijo.

Esto daño para siempre la imagen paterna. Esta persona nunca encontró la felicidad ni en el vino, ni en las mujeres y mucho menos en su hogar. Por esto en bien importante que los padres seamos muy cariñosos con nuestros hijos para que guarden un buen recuerdo de nosotros.

Yo recuerdo con infinito cariño y gratitud a mis padres, pues siempre recibí un trato especial de ellos. En mi infancia recuerdo cuando por vez primera me llevaron al mar de Tampico, Tamaulipas y en aquellos tiempos mi audacia y falta de miedo me hizo adentrarme en un salvavidas mar adentro cuando mis padres me vieron tan lejos de la playa, mi padre era un excelente nadador y se lanzó lleno de angustia a rescatarme de llegar al mar abierto.

En otra ocasión me llevo a nadar a un río muy caudaloso, el me llevaba en su espalda y no me dio miedo. Con la confianza que me inspiraba mi papá, me enseñe a montar a caballo en su rancho y en una ocasión monte en un burro, solo que para que no me lastimara me monte en su cuello y de repente el burro se dirigió a tomar agua en una noria, cuando la cabeza del burro se agacho, yo caí de cabeza, gracias a Dios que no caí dentro de la noria.

Y a mi mamá la recuerdo con grandísimo amor y agradecimiento, fue para mí, mi reina, mi amiga y mi consejera. Que yo recuerde nunca la hice llorar, siempre trate de ser comprensiva y ayudarla en todo lo que podía, y no había cosa alguna que le gustara que más tardaba en comprársela. Recuerdo que para un día de las madres le gustaron tres vestidos y sin poner pero alguno se los compre. Nunca me peso ayudarla económicamente. Mis padres fueron para mí, mi gran tesoro de amor y comprensión y hasta la fecha no los he olvidado aunque ya no están junto a mí. Primero murió mi mamá y diez años más tarde murió mi papá.

Ratifico que los quise muchísimo a los dos, y creo que fue por la formación que me dieron y por su apoyo y comprensión. Así que queridos padres no olviden que en la infancia quedarán para siempre grabados los hechos buenos y los actos malos que rodearan nuestra mente toda la vida.

Quiera mucho a sus hijos, mímenlos, platiquen con ellos y ayúdenlos que siempre les tengan confianza para que cuando tengan un problema sepan comunicárselos y puedan entre padre y madre resolver sus pequeñas angustias o sinsabores, y cuando tengan algo muy grave que les acontezca sepan dirigirse a ustedes en la plenitud de una confianza que los acerque a su corazón.


Los recuerdos que guardamos de nuestra infancia determinan nuestra felicidad o de lo contrario son factores de gran amargura al guardar en la memoria acontecimientos que nos lastimaron y nos hirieron para siempre.

Queridos padres de familia deberán ser muy cuidadosos como traten a sus niños en la infancia puesto que guardarán recuerdos imborrables que atesoraran en su alma y en su corazón. Cuando un padre de familia es demasiado brutal en corregir a sus hijos pegándoles en la cara, o escupiéndoles sendas malas palabras y tachándolos de brutos, de idiotas, de pendejos y tal vez hasta de maricones, se quedarán guardados en el fondo de su alma.

Para ser padre de familia se necesita paciencia en extremo y deberán llenar a sus hijos de amor, de besos y caricias. Me ha tocado ver situaciones de padres de familia que nunca llevaron buena relación con alguno de sus hijos y cuando están ya enfermos y en estado agonizante le piden al hijo al que siempre maltrataron que los perdone y que cuando se alivie serán las cosas mejor entre ellos, pero que tardío llego este encuentro ya que la muerte no le dio tiempo para componer su relación de padre e hijo.

Esto daño para siempre la imagen paterna. Esta persona nunca encontró la felicidad ni en el vino, ni en las mujeres y mucho menos en su hogar. Por esto en bien importante que los padres seamos muy cariñosos con nuestros hijos para que guarden un buen recuerdo de nosotros.

Yo recuerdo con infinito cariño y gratitud a mis padres, pues siempre recibí un trato especial de ellos. En mi infancia recuerdo cuando por vez primera me llevaron al mar de Tampico, Tamaulipas y en aquellos tiempos mi audacia y falta de miedo me hizo adentrarme en un salvavidas mar adentro cuando mis padres me vieron tan lejos de la playa, mi padre era un excelente nadador y se lanzó lleno de angustia a rescatarme de llegar al mar abierto.

En otra ocasión me llevo a nadar a un río muy caudaloso, el me llevaba en su espalda y no me dio miedo. Con la confianza que me inspiraba mi papá, me enseñe a montar a caballo en su rancho y en una ocasión monte en un burro, solo que para que no me lastimara me monte en su cuello y de repente el burro se dirigió a tomar agua en una noria, cuando la cabeza del burro se agacho, yo caí de cabeza, gracias a Dios que no caí dentro de la noria.

Y a mi mamá la recuerdo con grandísimo amor y agradecimiento, fue para mí, mi reina, mi amiga y mi consejera. Que yo recuerde nunca la hice llorar, siempre trate de ser comprensiva y ayudarla en todo lo que podía, y no había cosa alguna que le gustara que más tardaba en comprársela. Recuerdo que para un día de las madres le gustaron tres vestidos y sin poner pero alguno se los compre. Nunca me peso ayudarla económicamente. Mis padres fueron para mí, mi gran tesoro de amor y comprensión y hasta la fecha no los he olvidado aunque ya no están junto a mí. Primero murió mi mamá y diez años más tarde murió mi papá.

Ratifico que los quise muchísimo a los dos, y creo que fue por la formación que me dieron y por su apoyo y comprensión. Así que queridos padres no olviden que en la infancia quedarán para siempre grabados los hechos buenos y los actos malos que rodearan nuestra mente toda la vida.

Quiera mucho a sus hijos, mímenlos, platiquen con ellos y ayúdenlos que siempre les tengan confianza para que cuando tengan un problema sepan comunicárselos y puedan entre padre y madre resolver sus pequeñas angustias o sinsabores, y cuando tengan algo muy grave que les acontezca sepan dirigirse a ustedes en la plenitud de una confianza que los acerque a su corazón.


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