José Grimaldo Colmenero
Una vida de salud y dignidad debe ser siempre la visión para impulsar un mundo inclusivo, en cualquier grupo social alrededor del mundo actual.
Stephen Hawking señalaba que “la discapacidad no debería ser un obstáculo para el éxito. Yo mismo he sufrido una neuropatía motora durante la práctica totalidad de mi vida adulta, y no por ello he dejado de desarrollar una destacada carrera profesional como astrofísico y de tener una feliz vida familiar”.
Partiendo de estas premisas, una sociedad incluyente en la actualidad debe ser aquélla que cuente con el esfuerzo de todos su integrantes pera incidir en el desarrollo de condiciones de inclusión social plena.
Uno de los principales componentes que de alguna manera abaten estos esfuerzos y está presente en cada rincón del territorio nacional, son las barreras actitudinales o actitudes negativas que se viven en condición de discapacidad.
Se trata de creencias, de prejuicios que están presentes en las personas que nos rodean y que constituyen barreras para el desarrollo de la persona en aspectos fundamentales como el educativo, la inserción a la economía que le permita generar ingresos, así como también la atención de la salud.
A lo largo de mi vida, he tenido diversas experiencias personales en este sentido; sea por la escuela, por la colonia, por donde solía transitar. La actitud de personas es un aspecto sumamente importante, particularmente en edades tempranas.
Siempre las actitudes de quienes rodean a una personas con discapacidad es un obstáculo mayúsculo que perjudica su estado de ánimo pero también su autoestima; hay quienes son empáticos para colaborar con estas personas, en el contexto de entornos generalmente poco accesibles.
Es necesario que con acciones positivas podamos, como sociedad, influir desde edades tempranas en la formación de una cultura de pleno respeto a todas las personas, independientemente de su condición física o de otros aspectos.
El hecho de que no participen, por ejemplo, en la toma de decisiones para su propia vida. Por ejemplo, si una persona con discapacidad acude al médico, acompañado de un familiar, al momento de la consulta el diálogo médico - paciente no se registra cabalmente pues el profesional de la salud invariablemente le enviará mensajes a través del acompañante, sin reparar e que su paciente le puede responder.
Desde casa debemos brindarle los conocimientos o la información de este tema fundamental a nuestros hijos. Hasta la próxima.