/ sábado 3 de noviembre de 2018

PALABRAS

ANTE EL DOLOR DEL ALMA Y CORAZON

Cuando el dolor nos abate por la pérdida de un ser tan amado como es nuestra madre o nuestro padre o tu verdadero y único amor, pareciera que el dolor partiera en dos tu corazón y trátese de cualquier familiar cercano nos conduele la separación y el pensar que jamás sentirás el beso, la caricia, de aquella persona que lleno tu vida de tanto amor y de tantos detalles que nunca olvidaras. Pero ¿qué es la muerte? Tan simple y sencillamente que estamos destinados a ese momento de la separación del alma y que el cuerpo se queda pálido, sin mirada, sin sentir nada, sin aquel dolor que tanto lo lastimó, finalmente está ya en el más allá en donde descansará y rendirá cuentas ante el Altísimo. Si siempre fue una madre amorosa, o un padre ejemplar, una esposa devota o un buen esposo, o simplemente una buena persona y además compasiva de su prójimo al que socorría o apoyaba, es realmente pensar que esa persona ya está en la gloria de Dios, que se reencontró con sus seres amados que también en vida perdió. Nos duele el alma y las lágrimas nos bañan el rostro ante la impotencia de detener ese momento en que la muerte nos arrebata el amor de esa persona que tanto amamos, que tanto nos cuidó, que tanto nos acogió en su alma y en su corazón. Perder un ser amado es terrible, es algo que no acabamos de comprender en el mismísimo momento en que cierra sus ojos y su alma vuela al más allá. Algo que para muchas personas les parece insensible, que les da lo mismo. Pero el único y verdadero amor permanecerá para siempre en la memoria y recordaremos nuestra niñez, sus caricias, sus mimos, su grandísimo amor y la entrega de siempre al servicio de toda la familia. Pues bien creo que la persona que fallece es porque ya su misión terrenal termino. Nadie es eterno y pasaran los años y los siglos y la muerte siempre estará presente en la humanidad, porque recordemos que nacemos, crecemos y en la vida desarrollaremos la misión a la que Dios nos mandó, terminado el tiempo viene el adiós, el final y la separación de aquel ser, que tanto amamos y ahora que ya se nos fue, allá desde la eternidad, desde el lugar llamado cielo, ante la majestuosidad del CREADOR, y con la corte celestial desde allá, velará por nosotros. Hoy expreso mi sentido dolor para una familia que tanto estimo y que un ser muy querido perdió, que descanse en la paz del SEÑOR.


ANTE EL DOLOR DEL ALMA Y CORAZON

Cuando el dolor nos abate por la pérdida de un ser tan amado como es nuestra madre o nuestro padre o tu verdadero y único amor, pareciera que el dolor partiera en dos tu corazón y trátese de cualquier familiar cercano nos conduele la separación y el pensar que jamás sentirás el beso, la caricia, de aquella persona que lleno tu vida de tanto amor y de tantos detalles que nunca olvidaras. Pero ¿qué es la muerte? Tan simple y sencillamente que estamos destinados a ese momento de la separación del alma y que el cuerpo se queda pálido, sin mirada, sin sentir nada, sin aquel dolor que tanto lo lastimó, finalmente está ya en el más allá en donde descansará y rendirá cuentas ante el Altísimo. Si siempre fue una madre amorosa, o un padre ejemplar, una esposa devota o un buen esposo, o simplemente una buena persona y además compasiva de su prójimo al que socorría o apoyaba, es realmente pensar que esa persona ya está en la gloria de Dios, que se reencontró con sus seres amados que también en vida perdió. Nos duele el alma y las lágrimas nos bañan el rostro ante la impotencia de detener ese momento en que la muerte nos arrebata el amor de esa persona que tanto amamos, que tanto nos cuidó, que tanto nos acogió en su alma y en su corazón. Perder un ser amado es terrible, es algo que no acabamos de comprender en el mismísimo momento en que cierra sus ojos y su alma vuela al más allá. Algo que para muchas personas les parece insensible, que les da lo mismo. Pero el único y verdadero amor permanecerá para siempre en la memoria y recordaremos nuestra niñez, sus caricias, sus mimos, su grandísimo amor y la entrega de siempre al servicio de toda la familia. Pues bien creo que la persona que fallece es porque ya su misión terrenal termino. Nadie es eterno y pasaran los años y los siglos y la muerte siempre estará presente en la humanidad, porque recordemos que nacemos, crecemos y en la vida desarrollaremos la misión a la que Dios nos mandó, terminado el tiempo viene el adiós, el final y la separación de aquel ser, que tanto amamos y ahora que ya se nos fue, allá desde la eternidad, desde el lugar llamado cielo, ante la majestuosidad del CREADOR, y con la corte celestial desde allá, velará por nosotros. Hoy expreso mi sentido dolor para una familia que tanto estimo y que un ser muy querido perdió, que descanse en la paz del SEÑOR.


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