/ domingo 31 de diciembre de 2017

Planes para el año nuevo

Al comenzar un nuevo año, las personas suelen establecerse metas, y quiero pensar que con la intención de mejorar las cosas para ellas y sus familias.

Esta es una tendencia natural, pues es lo que llamamos “hacer planes”, es decir, todas las personas llevamos a cabo un proceso de planificación y establecimiento de objetivos, que esperamos alcanzar en el futuro inmediato o a largo plazo.

Todos llevamos a cabo este proceso de planificación, estemos conscientes o no de ello, por ejemplo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hacemos planes, comenzamos el día pensando (planeando) las actividades que vamos a realizar conforme a lo que esperamos lograr ese día, esa semana, ese mes, ese año, etc.

Este proceso de planificación nos permite esclarecer lo que queremos lograr y conocer cuáles son los medios para alcanzar nuestros objetivos, de tal manera que la planificación es importante y no debemos ignorarla.

No obstante esta capacidad natural que tenemos para hacer planes, sino tenemos clarificado un buen propósito, los planes que hagamos no podrán proyectarnos hacia un mejor futuro, no solo inmediato, sino a largo plazo para futuras generaciones.

Pensemos por ejemplo, ¿cuáles son los propósitos que el grueso de la población en este país considera para hacer sus planes?, ¿serán para impactar para bien a las generaciones venideras, o más bien son propósitos que giran alrededor de deseos, apetitos y ambiciones particulares de un futuro inmediato?, La condición de nuestro país nos debe dar la respuesta a estas preguntas.

Muchas personas consideran que no pueden hacer nada por mejorar las cosas en este país, caen en la mentira de que esto es imposible, que las cosas son así y ni modo, y no solo se roban a sí mismas una mejor calidad de vida, sino que además, privan a otros de la contribución positiva que pueden hacer. Reflexiona y considera la verdad contenida en las siguientes palabras:

“Yo solo soy uno, pero todavía soy uno, no puedo hacer todo, pero aún puedo hacer algo y porque no puedo hacer todo, no me negaré a hacer algo que pueda hacer”. –Edward Everett Hale.

La planificación es algo que debemos hacer, pero necesitamos desarrollarla bajo el propósito para el que fuimos creados por el Dios de la Biblia, esto es lo que nos equipa para ser y hacer la diferencia para bien en este mundo.

Si en verdad queremos un mejor año, años y futuro para nosotros mismos y generaciones venideras, no bastará con hacer planes, requeriremos integrar la ética bíblica a nuestros planes y establecimiento de objetivos, el mundo esta esperando por esta nueva clase de personas, y la vida siempre ha sabido recompensar a quienes se deciden a marcar la diferencia para bien en la historia.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al comenzar un nuevo año, las personas suelen establecerse metas, y quiero pensar que con la intención de mejorar las cosas para ellas y sus familias.

Esta es una tendencia natural, pues es lo que llamamos “hacer planes”, es decir, todas las personas llevamos a cabo un proceso de planificación y establecimiento de objetivos, que esperamos alcanzar en el futuro inmediato o a largo plazo.

Todos llevamos a cabo este proceso de planificación, estemos conscientes o no de ello, por ejemplo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hacemos planes, comenzamos el día pensando (planeando) las actividades que vamos a realizar conforme a lo que esperamos lograr ese día, esa semana, ese mes, ese año, etc.

Este proceso de planificación nos permite esclarecer lo que queremos lograr y conocer cuáles son los medios para alcanzar nuestros objetivos, de tal manera que la planificación es importante y no debemos ignorarla.

No obstante esta capacidad natural que tenemos para hacer planes, sino tenemos clarificado un buen propósito, los planes que hagamos no podrán proyectarnos hacia un mejor futuro, no solo inmediato, sino a largo plazo para futuras generaciones.

Pensemos por ejemplo, ¿cuáles son los propósitos que el grueso de la población en este país considera para hacer sus planes?, ¿serán para impactar para bien a las generaciones venideras, o más bien son propósitos que giran alrededor de deseos, apetitos y ambiciones particulares de un futuro inmediato?, La condición de nuestro país nos debe dar la respuesta a estas preguntas.

Muchas personas consideran que no pueden hacer nada por mejorar las cosas en este país, caen en la mentira de que esto es imposible, que las cosas son así y ni modo, y no solo se roban a sí mismas una mejor calidad de vida, sino que además, privan a otros de la contribución positiva que pueden hacer. Reflexiona y considera la verdad contenida en las siguientes palabras:

“Yo solo soy uno, pero todavía soy uno, no puedo hacer todo, pero aún puedo hacer algo y porque no puedo hacer todo, no me negaré a hacer algo que pueda hacer”. –Edward Everett Hale.

La planificación es algo que debemos hacer, pero necesitamos desarrollarla bajo el propósito para el que fuimos creados por el Dios de la Biblia, esto es lo que nos equipa para ser y hacer la diferencia para bien en este mundo.

Si en verdad queremos un mejor año, años y futuro para nosotros mismos y generaciones venideras, no bastará con hacer planes, requeriremos integrar la ética bíblica a nuestros planes y establecimiento de objetivos, el mundo esta esperando por esta nueva clase de personas, y la vida siempre ha sabido recompensar a quienes se deciden a marcar la diferencia para bien en la historia.

Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.