/ miércoles 19 de enero de 2022

REFLEJOS DE SOL

APORTACIÓN ECOLÓGICA

Quienes piensan que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se preocupa por la naturaleza, pierden de vista que cada día se esfuerza más porque al final de la administración nazcan en cautiverio varias crías de una especie que sólo se da en los países donde la planeación no funciona: el elefante blanco.

Cuenta la leyenda que un marajá que quería arruinar a su adversario le regaló un elefante (imaginamos que de color blanco). El obsequio cumplió su objetivo porque se volvió para quien lo recibió un lastre económico. El paquidermo no comía. Tragaba. No se podía deshacer de él porque era un regalo. Y para colmo, el animal viviría más de cien años.

La historia viene a cuento porque en lo que se refiere a proyectos de infraestructura, no sólo se trata de construirlos y cortar listones para inaugurarlos, sino que lo importante es prever los recursos para darles mantenimiento y que se mantengan en buenas condiciones de operación.

Un tren maya o uno que va de Toluca a la CDMX, una refinería con dos bocas podrían ser ejemplo de “elefantes” de esa naturaleza. Y como van las cosas, también construcciones que el sector privado realiza para generar energías limpias en Guanajuato podrían transformarse en ese tipo de “animales”.

¿REGULADORES A LA BASURA?

Hace 30 años, las grandes empresas del Estado mexicano, Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, eran los únicos facultados por ley para generar energía eléctrica y producir hidrocarburos y combustibles. A principios de los años 90, se creó la Comisión Reguladora de Energía y, con ella, la regulación necesaria para que el sector privado empezara a invertir en energía.

En tiempos de Ernesto Zedillo, inició la generación de energía eléctrica y la distribución y transporte de gas natural por parte del sector privado, lo cual hizo posible, nada menos, el desarrollo del Bajío como hoy lo conocemos, con gas natural en los corredores industriales y plantas termoeléctricas de ciclo combinado para generar energía eléctrica.

Pero la famosa CRE también fue concebida para regular a Pemex y CFE que, hasta entonces, se mandaban solitos. En ese esquema, la Secretaría de Energía definiría la política energética, la CRE sería el árbitro y las empresas operarían.

Con la famosa reforma eléctrica que pretende el gobierno federal, pudiera tirar a la basura no sólo los proyectos que ha iniciado el sector privado sino inclusive a los reguladores, como la CRE y la Comisión Nacional e Hidrocarburos, con lo cual las empresas estatales podrían volver a hacer su santa voluntad sin que nadie les diga nada.

GUANAJUATO LIMPIO

Según los permisos otorgados por la CRE, en el estado de Guanajuato 22 empresas han logrado ser permisionarios para generar electricidad en autoabastecimiento.

De acuerdo con el reporte de la Secretaría de Energía (SENER), en su Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN), 2020-2034; Guanajuato ha incrementado significativamente la generación de energía fotovoltaica, gracias a los permisos otorgados por CRE, en materia de electricidad. Es el octavo lugar a nivel nacional en generación de energía fotovoltaica y tiene 3 MW de capacidad instalada en la producción de bioenergía.

Así que, si los partidos políticos de oposición se deciden a aceptar espejitos o promesas políticas (como gubernaturas) por parte de la aplanadora de Morena o del inquilino de Palacio, los proyectos públicos y privados que tanto trabajo ha costado desarrollar para tratar de cumplir con el Acuerdo de París también se podrían ir al caño. Pero eso sí, a cambio de tener un hermoso y nutrido rebaño de elefantes (blancos).

Lo mismo podría suceder con el empuje necesario para que Guanajuato se coloque a la vanguardia mundial en la producción de autos eléctricos. Así que el INE no es lo único que habría que defender a capa y espada.

APORTACIÓN ECOLÓGICA

Quienes piensan que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se preocupa por la naturaleza, pierden de vista que cada día se esfuerza más porque al final de la administración nazcan en cautiverio varias crías de una especie que sólo se da en los países donde la planeación no funciona: el elefante blanco.

Cuenta la leyenda que un marajá que quería arruinar a su adversario le regaló un elefante (imaginamos que de color blanco). El obsequio cumplió su objetivo porque se volvió para quien lo recibió un lastre económico. El paquidermo no comía. Tragaba. No se podía deshacer de él porque era un regalo. Y para colmo, el animal viviría más de cien años.

La historia viene a cuento porque en lo que se refiere a proyectos de infraestructura, no sólo se trata de construirlos y cortar listones para inaugurarlos, sino que lo importante es prever los recursos para darles mantenimiento y que se mantengan en buenas condiciones de operación.

Un tren maya o uno que va de Toluca a la CDMX, una refinería con dos bocas podrían ser ejemplo de “elefantes” de esa naturaleza. Y como van las cosas, también construcciones que el sector privado realiza para generar energías limpias en Guanajuato podrían transformarse en ese tipo de “animales”.

¿REGULADORES A LA BASURA?

Hace 30 años, las grandes empresas del Estado mexicano, Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, eran los únicos facultados por ley para generar energía eléctrica y producir hidrocarburos y combustibles. A principios de los años 90, se creó la Comisión Reguladora de Energía y, con ella, la regulación necesaria para que el sector privado empezara a invertir en energía.

En tiempos de Ernesto Zedillo, inició la generación de energía eléctrica y la distribución y transporte de gas natural por parte del sector privado, lo cual hizo posible, nada menos, el desarrollo del Bajío como hoy lo conocemos, con gas natural en los corredores industriales y plantas termoeléctricas de ciclo combinado para generar energía eléctrica.

Pero la famosa CRE también fue concebida para regular a Pemex y CFE que, hasta entonces, se mandaban solitos. En ese esquema, la Secretaría de Energía definiría la política energética, la CRE sería el árbitro y las empresas operarían.

Con la famosa reforma eléctrica que pretende el gobierno federal, pudiera tirar a la basura no sólo los proyectos que ha iniciado el sector privado sino inclusive a los reguladores, como la CRE y la Comisión Nacional e Hidrocarburos, con lo cual las empresas estatales podrían volver a hacer su santa voluntad sin que nadie les diga nada.

GUANAJUATO LIMPIO

Según los permisos otorgados por la CRE, en el estado de Guanajuato 22 empresas han logrado ser permisionarios para generar electricidad en autoabastecimiento.

De acuerdo con el reporte de la Secretaría de Energía (SENER), en su Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN), 2020-2034; Guanajuato ha incrementado significativamente la generación de energía fotovoltaica, gracias a los permisos otorgados por CRE, en materia de electricidad. Es el octavo lugar a nivel nacional en generación de energía fotovoltaica y tiene 3 MW de capacidad instalada en la producción de bioenergía.

Así que, si los partidos políticos de oposición se deciden a aceptar espejitos o promesas políticas (como gubernaturas) por parte de la aplanadora de Morena o del inquilino de Palacio, los proyectos públicos y privados que tanto trabajo ha costado desarrollar para tratar de cumplir con el Acuerdo de París también se podrían ir al caño. Pero eso sí, a cambio de tener un hermoso y nutrido rebaño de elefantes (blancos).

Lo mismo podría suceder con el empuje necesario para que Guanajuato se coloque a la vanguardia mundial en la producción de autos eléctricos. Así que el INE no es lo único que habría que defender a capa y espada.