/ martes 7 de junio de 2022

Reflejos de Sol | Las elecciones del 5 de junio

Alguien debería avisarle a los que quisieran que el PRI renaciera y volviera a hacer lo que era antes que ese partido ya no existe. Ha muerto y el último clavo de su ataúd no lo puso A(m)lito. Fue Enrique Peña Nieto quien gobernó políticamente la elección de 2018, en la cual muchos operaron a favor de Andrés Manuel López Obrador. En diversos estados de México los gobernadores priístas guardaron los materiales de campaña de José Antonio Meade en bodegas.

Algún día se sabrá (o no) quiénes operaron esa transición. Sólo recuerde quiénes fueron los priístas más destacados en los últimos 20 años –esos que sexenio tras sexenio eran gobernadores, luego diputados, luego senadores– y hoy nadie sabe de ellos porque están muy calladitos: se beneficiaron del “pacto de impunidad”.

Desde 1992 hasta 2018 el PRI cambió su liderazgo y no hubo vasos comunicantes entre el modelo económico de la prevalencia del mercado y la mayoría de la población, que se empobreció.

Al menos dos de los cuatro candidatos que aventajan en las elecciones del domingo fueron priístas: Julio Menchaca (Hidalgo), militó en el PRI 35 años; Américo Villarreal (Tamaulipas), 34 años. ¿Cuántos ex presidentes de Comités Directivos Estatales y Municipales del PRI militan hoy en Morena? Seguramente cientos. Como fue el caso del presidente de México, quien dirigió el PRI de Tabasco.

En 2023 se disputarán las gubernaturas del Estado de México y Coahuila. Ambas priístas. No es esperable que el Partido Acción Nacional gane (aunque Jorge Zermeño gobernó Torreón). Si Morena gana las dos, se repetirá el patrón que el domingo vimos en Hidalgo y Oaxaca. Mismos operadores pero una oferta política distinta. Más cercana a las mayorías.

El PRI nació y surgió de la primera revolución social del siglo XX y murió por traicionar los principios de los que emanó.

¿QUÉ VIENE PARA EL PAN?

La lección más importante de 2018 fue que a Morena (el PRI transformado) ya no se le puede competir de manera dividida. Y el domingo por la noche, el candidato que habría ganado la gubernatura de Durango, Esteban Villegas, decía que su triunfo es muestra de que es indispensable dejar a un lado los intereses personales y los egos para poder construir alianzas.

Las alianzas permiten que los partidos como el PRI o el PRD sobrevivan pero pueden ser una manzana envenenada. Constituyen una escisión de origen. Quienes vivieron en el México en el cual la única oposición real que existía era el PAN –donde militan personajes de ultraderecha, como el veracruzano Julen Rementería, quien pretendió hacer una alianza con Vox, de España– no pueden entender cómo ahora va en coalición con el moribundo PRD, que fue la escisión del PRI donde militaron personajes de izquierda como Heberto Castillo (también veracruzano) o los herederos del antiguo Partido Comunista.

No se ve cómo el PAN pueda resurgir como partido político nacional en el corto plazo. No obstante, vive vigorosamente en Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Chihuahua, Yucatán y una parte importante de la ciudad de México. Porque en dos años perdió Baja California Sur, Nayarit y anteayer Tamaulipas.

¿Es factible que el PAN contienda solo por la presidencia en 2024 y gane? Usted dirá. Bien haría en concentrarse primero en no perder lo que ya tiene y luego consolidarse. No estamos en el México de 2000 cuando el guanajuatense Vicente Fox ganó la presidencia. Ni el PAN tiene hoy, a dos años de las elecciones federales, un candidato como él.

¿MÉXICO BIPARTIDISTA?

El bipartidismo en México le daría la oportunidad a la oposición de que hubiera alternancia en la Presidencia de la República. Pero todo lo que rompa la alianza o coalición opositora le conviene a Morena. Hoy el partido que tiene candidatos carismáticos que podrían romper la coalición y así perpetuar a Morena en el poder es Movimiento Ciudadano (MC). Y para muestra, Luis Donaldo Colosio Riojas. Por no mencionar a Enrique Alfaro y a Samuel García. No obstante, los resultados de ese partido el 5 de junio dejaron mucho que desear.

Sólo con una alianza entre los priístas que no mutaron, el PAN y MC se podría formar una verdadera oposición con miras a 2024.

Alguien debería avisarle a los que quisieran que el PRI renaciera y volviera a hacer lo que era antes que ese partido ya no existe. Ha muerto y el último clavo de su ataúd no lo puso A(m)lito. Fue Enrique Peña Nieto quien gobernó políticamente la elección de 2018, en la cual muchos operaron a favor de Andrés Manuel López Obrador. En diversos estados de México los gobernadores priístas guardaron los materiales de campaña de José Antonio Meade en bodegas.

Algún día se sabrá (o no) quiénes operaron esa transición. Sólo recuerde quiénes fueron los priístas más destacados en los últimos 20 años –esos que sexenio tras sexenio eran gobernadores, luego diputados, luego senadores– y hoy nadie sabe de ellos porque están muy calladitos: se beneficiaron del “pacto de impunidad”.

Desde 1992 hasta 2018 el PRI cambió su liderazgo y no hubo vasos comunicantes entre el modelo económico de la prevalencia del mercado y la mayoría de la población, que se empobreció.

Al menos dos de los cuatro candidatos que aventajan en las elecciones del domingo fueron priístas: Julio Menchaca (Hidalgo), militó en el PRI 35 años; Américo Villarreal (Tamaulipas), 34 años. ¿Cuántos ex presidentes de Comités Directivos Estatales y Municipales del PRI militan hoy en Morena? Seguramente cientos. Como fue el caso del presidente de México, quien dirigió el PRI de Tabasco.

En 2023 se disputarán las gubernaturas del Estado de México y Coahuila. Ambas priístas. No es esperable que el Partido Acción Nacional gane (aunque Jorge Zermeño gobernó Torreón). Si Morena gana las dos, se repetirá el patrón que el domingo vimos en Hidalgo y Oaxaca. Mismos operadores pero una oferta política distinta. Más cercana a las mayorías.

El PRI nació y surgió de la primera revolución social del siglo XX y murió por traicionar los principios de los que emanó.

¿QUÉ VIENE PARA EL PAN?

La lección más importante de 2018 fue que a Morena (el PRI transformado) ya no se le puede competir de manera dividida. Y el domingo por la noche, el candidato que habría ganado la gubernatura de Durango, Esteban Villegas, decía que su triunfo es muestra de que es indispensable dejar a un lado los intereses personales y los egos para poder construir alianzas.

Las alianzas permiten que los partidos como el PRI o el PRD sobrevivan pero pueden ser una manzana envenenada. Constituyen una escisión de origen. Quienes vivieron en el México en el cual la única oposición real que existía era el PAN –donde militan personajes de ultraderecha, como el veracruzano Julen Rementería, quien pretendió hacer una alianza con Vox, de España– no pueden entender cómo ahora va en coalición con el moribundo PRD, que fue la escisión del PRI donde militaron personajes de izquierda como Heberto Castillo (también veracruzano) o los herederos del antiguo Partido Comunista.

No se ve cómo el PAN pueda resurgir como partido político nacional en el corto plazo. No obstante, vive vigorosamente en Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Chihuahua, Yucatán y una parte importante de la ciudad de México. Porque en dos años perdió Baja California Sur, Nayarit y anteayer Tamaulipas.

¿Es factible que el PAN contienda solo por la presidencia en 2024 y gane? Usted dirá. Bien haría en concentrarse primero en no perder lo que ya tiene y luego consolidarse. No estamos en el México de 2000 cuando el guanajuatense Vicente Fox ganó la presidencia. Ni el PAN tiene hoy, a dos años de las elecciones federales, un candidato como él.

¿MÉXICO BIPARTIDISTA?

El bipartidismo en México le daría la oportunidad a la oposición de que hubiera alternancia en la Presidencia de la República. Pero todo lo que rompa la alianza o coalición opositora le conviene a Morena. Hoy el partido que tiene candidatos carismáticos que podrían romper la coalición y así perpetuar a Morena en el poder es Movimiento Ciudadano (MC). Y para muestra, Luis Donaldo Colosio Riojas. Por no mencionar a Enrique Alfaro y a Samuel García. No obstante, los resultados de ese partido el 5 de junio dejaron mucho que desear.

Sólo con una alianza entre los priístas que no mutaron, el PAN y MC se podría formar una verdadera oposición con miras a 2024.