/ sábado 14 de agosto de 2021

Regeneración: 5 de noviembre de 1910

Lapidario, Ricardo Flores Magón denuncia: “El tirano no es un producto de generación espontánea: es el producto de la degradación de los pueblos. Pueblo degradado, pueblo tiranizado. El mal, pues, está ahí, en la masa de los sufridos y los resignados, en el montón amorfo de los que están conformes con su suerte”. Y acota: “Es costumbre, cuando la tiranía aprieta la garra un poco más de lo que se está acostumbrado a sufrirla, levantar los puños con dirección al trono donde el déspota está sentado, cuando bueno fuera descargar los primeros golpes sobre los rostros indiferentes de los mansos, de los que encuentran todavía satisfacciones y dichas en su condición de esclavos”.

El órgano donde publica su ideario político es Regeneración: el periódico de inspiración anarquista que habría de cambiar el destino de nuestra Nación y cuyo primer número había salido a la luz pública una década atrás: el 7 de agosto de 1900. En sus inicios, Regeneración, periódico jurídico independiente, había sido erigido para cuestionar la indiferencia del poder judicial. A partir del 1º de enero de 1901, rebautizado como Regeneración, periódico independiente de combate, el periódico enfoca su atención hacia dos ideas liberales centrales: democracia y república, pero el encarcelamiento de los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón interrumpirá, a finales de dicho año, la continuidad de su emisión. Sin embargo, desde el exilio, como el Ave Fénix, y recorriendo un amplio periplo, Regeneración volverá a salir publicado a partir de 1903 desde distintas ciudades en el extranjero como San Antonio Texas y San Louis (Colorado), así como Los Ángeles, entre 1907 y 1918. Corresponde pues a este último periodo el texto referido en el párrafo inicial y que fue publicado sólo unos días antes del inicio de la Revolución Mexicana.

Ciento diez años han transcurrido desde que Flores Magón publicara en Regeneración su texto “El pueblo y la tiranía”, pero sus palabras nos golpean tanto o más que ayer. Y es que pocos intelectuales han podido desnudar, con tal contundencia y claridad, la perversa complicidad que establece y de la que se vale el tirano en su relación con el pueblo, del cual no sólo es producto directo, floresmagonianamente hablando, sino muchas veces – las más- causa originaria de la degradación popular. Por eso él increpaba al pueblo, a las masas, cuando ellas, sumisas, mansas, indiferentes, sufridas, resignadas, pasivas, estúpidas, impávidas, glutinosas, amodorradas y sin carácter, hacen “lento y doloroso” el avance de las sociedades rumbo a la libertad y felicidad: “¡Cuántas veces -gritará Flores Magón- el genio perece, rotas las alas por la resistencia de las masas!”. Las mismas que romperán las piernas al que quiera marchar y que harán girones de las alas de quien quiera volar. Y todo porque son esclavas de su propio miedo y falta de energía. Masas que, a pesar de ser aplastadas, humilladas, escupidas y diezmadas, no sólo no se rebelan contra el despotismo sino que se le rinden.

De ahí el desprecio del intelectual por este tipo de masas, porque “una humanidad así no tiene objeto alguno sobre la Tierra”, ya que son esas mismas masas que, cuando una voz valerosa se levanta, hacen el vacío al apóstol y con sus manos encadenadas señalan a éste ante los sicarios del tirano. Masas como aquéllas de la que salió Judas y que crucificaron a Jesucristo en lo que llama “un crimen de multitud”, en el que despiadada y descarnadamente, a juicio del anarquista: “la población entera alargó los hocicos para escupir al mártir”.

\u0009Pero esta razón de ser de las masas no será algo privativo de los tiempos pasados. Flores Magón reconoce en ellas a sus propias contemporáneas. Por eso impreca: “¡Miente quien diga que Porfirio Díaz se sostiene por medio de las armas!”, fueron “la pasividad, la mansedumbre, la indiferencia, la cobardía, la falta de vergüenza y de dignidad de las masas la fuerza del tirano”. Sin duda una acusación colosal, muy poco reconocida y mucho menos asumida, por sus graves consecuencias, pero pronunciada en el momento más crítico del México prerrevolucionario.

\u0009Dos décadas después, allende el mar y desde otra visión, José Ortega y Gasset en 1929 publicará La rebelión de las masas. Su conflicto es pulsar cómo éstas se estaban empoderando, a costa del mundo que parecía vaciarse de proyectos e ideales, a través de su agente decisorio: el hombre-masa que se asumía perfecto y que se erigía en el representante de la masa como depositario del poder público, dando paso a un poder-gobierno que vivía al día, a la deriva, sin programa ni proyecto, sin objetivos ni metas, justificado en el presente y refugiado en el pasado. Masa cuyo poder habría de aplastar todo lo que fuera oposición, por odiar “a muerte lo que no es ella”, de ahí que su rebelión podría lo mismo inaugurar una nueva etapa, que ser una catástrofe para la humanidad.

\u0009Sí, eran dos visiones distintas, cada una muy propia y profunda, pero ambas orientadas hacia una misma utopía: crear un mundo de hombres mejores. Un mundo regenerado, diría el mexicano. ¡Cuánto les hemos quedado a deber!



bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli

Lapidario, Ricardo Flores Magón denuncia: “El tirano no es un producto de generación espontánea: es el producto de la degradación de los pueblos. Pueblo degradado, pueblo tiranizado. El mal, pues, está ahí, en la masa de los sufridos y los resignados, en el montón amorfo de los que están conformes con su suerte”. Y acota: “Es costumbre, cuando la tiranía aprieta la garra un poco más de lo que se está acostumbrado a sufrirla, levantar los puños con dirección al trono donde el déspota está sentado, cuando bueno fuera descargar los primeros golpes sobre los rostros indiferentes de los mansos, de los que encuentran todavía satisfacciones y dichas en su condición de esclavos”.

El órgano donde publica su ideario político es Regeneración: el periódico de inspiración anarquista que habría de cambiar el destino de nuestra Nación y cuyo primer número había salido a la luz pública una década atrás: el 7 de agosto de 1900. En sus inicios, Regeneración, periódico jurídico independiente, había sido erigido para cuestionar la indiferencia del poder judicial. A partir del 1º de enero de 1901, rebautizado como Regeneración, periódico independiente de combate, el periódico enfoca su atención hacia dos ideas liberales centrales: democracia y república, pero el encarcelamiento de los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón interrumpirá, a finales de dicho año, la continuidad de su emisión. Sin embargo, desde el exilio, como el Ave Fénix, y recorriendo un amplio periplo, Regeneración volverá a salir publicado a partir de 1903 desde distintas ciudades en el extranjero como San Antonio Texas y San Louis (Colorado), así como Los Ángeles, entre 1907 y 1918. Corresponde pues a este último periodo el texto referido en el párrafo inicial y que fue publicado sólo unos días antes del inicio de la Revolución Mexicana.

Ciento diez años han transcurrido desde que Flores Magón publicara en Regeneración su texto “El pueblo y la tiranía”, pero sus palabras nos golpean tanto o más que ayer. Y es que pocos intelectuales han podido desnudar, con tal contundencia y claridad, la perversa complicidad que establece y de la que se vale el tirano en su relación con el pueblo, del cual no sólo es producto directo, floresmagonianamente hablando, sino muchas veces – las más- causa originaria de la degradación popular. Por eso él increpaba al pueblo, a las masas, cuando ellas, sumisas, mansas, indiferentes, sufridas, resignadas, pasivas, estúpidas, impávidas, glutinosas, amodorradas y sin carácter, hacen “lento y doloroso” el avance de las sociedades rumbo a la libertad y felicidad: “¡Cuántas veces -gritará Flores Magón- el genio perece, rotas las alas por la resistencia de las masas!”. Las mismas que romperán las piernas al que quiera marchar y que harán girones de las alas de quien quiera volar. Y todo porque son esclavas de su propio miedo y falta de energía. Masas que, a pesar de ser aplastadas, humilladas, escupidas y diezmadas, no sólo no se rebelan contra el despotismo sino que se le rinden.

De ahí el desprecio del intelectual por este tipo de masas, porque “una humanidad así no tiene objeto alguno sobre la Tierra”, ya que son esas mismas masas que, cuando una voz valerosa se levanta, hacen el vacío al apóstol y con sus manos encadenadas señalan a éste ante los sicarios del tirano. Masas como aquéllas de la que salió Judas y que crucificaron a Jesucristo en lo que llama “un crimen de multitud”, en el que despiadada y descarnadamente, a juicio del anarquista: “la población entera alargó los hocicos para escupir al mártir”.

\u0009Pero esta razón de ser de las masas no será algo privativo de los tiempos pasados. Flores Magón reconoce en ellas a sus propias contemporáneas. Por eso impreca: “¡Miente quien diga que Porfirio Díaz se sostiene por medio de las armas!”, fueron “la pasividad, la mansedumbre, la indiferencia, la cobardía, la falta de vergüenza y de dignidad de las masas la fuerza del tirano”. Sin duda una acusación colosal, muy poco reconocida y mucho menos asumida, por sus graves consecuencias, pero pronunciada en el momento más crítico del México prerrevolucionario.

\u0009Dos décadas después, allende el mar y desde otra visión, José Ortega y Gasset en 1929 publicará La rebelión de las masas. Su conflicto es pulsar cómo éstas se estaban empoderando, a costa del mundo que parecía vaciarse de proyectos e ideales, a través de su agente decisorio: el hombre-masa que se asumía perfecto y que se erigía en el representante de la masa como depositario del poder público, dando paso a un poder-gobierno que vivía al día, a la deriva, sin programa ni proyecto, sin objetivos ni metas, justificado en el presente y refugiado en el pasado. Masa cuyo poder habría de aplastar todo lo que fuera oposición, por odiar “a muerte lo que no es ella”, de ahí que su rebelión podría lo mismo inaugurar una nueva etapa, que ser una catástrofe para la humanidad.

\u0009Sí, eran dos visiones distintas, cada una muy propia y profunda, pero ambas orientadas hacia una misma utopía: crear un mundo de hombres mejores. Un mundo regenerado, diría el mexicano. ¡Cuánto les hemos quedado a deber!



bettyzanolli@gmail.com\u0009\u0009\u0009@BettyZanolli