/ sábado 16 de febrero de 2019

Ser Irapuatense

Encontrar identidad territorial, significa sentir que el lugar en donde vives es parte de ti, que su cultura te da una sensación de estar siempre en casa, y el modo de vida que se acostumbra llevar ahí, viene bien contigo.

Costumbres, comidas, folklor, inmuebles con historia, calles, leyendas, clima; son elementos que dan la riqueza a un pueblo; sin embargo, a través del tiempo, con el nacimiento de nuevas generaciones, todo ello puede variar, o simplemente dejar de existir como se le conoce, dando cabida a nuevas formas de vivir.

Entonces, se puede decir que lo verdaderamente importante de un territorio, es su gente, las familias que conviven con valores, las personas honestas que con su trabajo forjan la economía de una ciudad, los artistas que adornan con pinturas, música, danzas y demás, cada recoveco urbano.

Advirtiendo la importancia de este elemento humano, es que desde 1974, año con año, en día 15 de febrero, se galardona a un irapuatense que se distingue por haber realizado alguna obra benéfica; la presea es una estatuilla con la icónica forma del Vasco de Quiroga –obispo que en este territorio se dedicó a favorecer a los pobladores étnicos Chichimecas. La fecha en que se lleva a cabo esta premiación, es elegida así en virtud de que en tal día se conmemora la fundación de Irapuato, la casa de muchos de nosotros, algunos oriundos, otros más, extranjeros pero bien acogidos en esta tierra reconocida como fresera; originalmente llamada "Congregación de San Marcos de Irapuato", nombre con el que se le reconoció en el año de su fundación, 1547, durante la época virreinal, por el emperador Carlos V.

Con ello, podemos comprobar que, a pesar de lo difícil que se han tornado los tiempos actuales, aún existen personas honorables, pues así es la esencia de nuestra gente, y aunque públicamente, es sólo a una persona distinta cada año, a la que se le condecora por sus buenas obras, mediante la entrega de aquel premio, existen muchas personas de esta ciudad que merecen todo el agradecimiento y reconocimiento posibles, y no podría haber mejor ejemplo que los Doctores Martha Patricia Campos Vaca, así como Patricia y José Eduardo, ambos de apellido Saavedra Campos, médicos llenos de vocación, pero sobre todo, de gran sentido humano, que con su profesión ayudan a mejorar las condiciones de vida de sus pacientes, caracterizándolos además su trato cálido y excepcional.

En este tenor, se puede decir que es una fortuna ser Irapuatense, y tener la oportunidad de conocer personas como las mencionadas, y estar presente en parte de la historia de una ciudad de gente valiosa, talentosa, honrada, dedicada, y dispuesta a ayudar al prójimo; una ciudad en la que, cuando habitas en ella, y llegas a irte, la llevarás en el corazón, por todas sus riquezas. Ser originario y tener una familia de Irapuato, es una dicha grande. Crecer, crear lazos, ser de esta tierra no tiene comparación alguna, cuando sabes valorar su arte, su clima, su impulso cultural y todo lo bueno que hay en ella.

¡No cabe duda, como Irapuato, no hay dos!

lucia.gallardonoriega@gmail.com

Encontrar identidad territorial, significa sentir que el lugar en donde vives es parte de ti, que su cultura te da una sensación de estar siempre en casa, y el modo de vida que se acostumbra llevar ahí, viene bien contigo.

Costumbres, comidas, folklor, inmuebles con historia, calles, leyendas, clima; son elementos que dan la riqueza a un pueblo; sin embargo, a través del tiempo, con el nacimiento de nuevas generaciones, todo ello puede variar, o simplemente dejar de existir como se le conoce, dando cabida a nuevas formas de vivir.

Entonces, se puede decir que lo verdaderamente importante de un territorio, es su gente, las familias que conviven con valores, las personas honestas que con su trabajo forjan la economía de una ciudad, los artistas que adornan con pinturas, música, danzas y demás, cada recoveco urbano.

Advirtiendo la importancia de este elemento humano, es que desde 1974, año con año, en día 15 de febrero, se galardona a un irapuatense que se distingue por haber realizado alguna obra benéfica; la presea es una estatuilla con la icónica forma del Vasco de Quiroga –obispo que en este territorio se dedicó a favorecer a los pobladores étnicos Chichimecas. La fecha en que se lleva a cabo esta premiación, es elegida así en virtud de que en tal día se conmemora la fundación de Irapuato, la casa de muchos de nosotros, algunos oriundos, otros más, extranjeros pero bien acogidos en esta tierra reconocida como fresera; originalmente llamada "Congregación de San Marcos de Irapuato", nombre con el que se le reconoció en el año de su fundación, 1547, durante la época virreinal, por el emperador Carlos V.

Con ello, podemos comprobar que, a pesar de lo difícil que se han tornado los tiempos actuales, aún existen personas honorables, pues así es la esencia de nuestra gente, y aunque públicamente, es sólo a una persona distinta cada año, a la que se le condecora por sus buenas obras, mediante la entrega de aquel premio, existen muchas personas de esta ciudad que merecen todo el agradecimiento y reconocimiento posibles, y no podría haber mejor ejemplo que los Doctores Martha Patricia Campos Vaca, así como Patricia y José Eduardo, ambos de apellido Saavedra Campos, médicos llenos de vocación, pero sobre todo, de gran sentido humano, que con su profesión ayudan a mejorar las condiciones de vida de sus pacientes, caracterizándolos además su trato cálido y excepcional.

En este tenor, se puede decir que es una fortuna ser Irapuatense, y tener la oportunidad de conocer personas como las mencionadas, y estar presente en parte de la historia de una ciudad de gente valiosa, talentosa, honrada, dedicada, y dispuesta a ayudar al prójimo; una ciudad en la que, cuando habitas en ella, y llegas a irte, la llevarás en el corazón, por todas sus riquezas. Ser originario y tener una familia de Irapuato, es una dicha grande. Crecer, crear lazos, ser de esta tierra no tiene comparación alguna, cuando sabes valorar su arte, su clima, su impulso cultural y todo lo bueno que hay en ella.

¡No cabe duda, como Irapuato, no hay dos!

lucia.gallardonoriega@gmail.com