/ viernes 4 de septiembre de 2020

Significado original de la política

¿Qué es lo primero que se viene a tu mente al escuchar la palabra política,?, lo interesante es que a través de los años ha cambiado la apreciación de su concepto original, y recuperarlo nos dará entendimiento de lo que cada uno puede hacer para mejorar la vida política de este país.


En la Grecia clásica surge la “polis” que básicamente eran ciudades que se gobernaban independientes unas de otras, los ciudadanos de estas “polis” eran activos en la administración de su ciudad, de aquí surge la palabra “política”, los “pólites” eran los ciudadanos activos en la vida de su ciudad y los “idiotikós” eran los hombres que no se interesaban de los temas de su ciudad y que sólo se ocupaban de sí mismos, siglos más tarde derivaría a la palabra actual de “idiota”.


En el siglo XVI Maquiavelo (padre de la política moderna) marca con su pensamiento un concepto distinto al original, una perspectiva reduccionista de la política, enfocándola al poder o grupo gobernante, proyectando la idea de que “el fin justifica los medios”, es decir, que el gobernante no tiene que considerar si sus actos son buenos o malos, sólo debe ir tras sus objetivos sin importar a quién se dañe en el proceso. A partir de entonces se hace más referencia a la clase gobernante que a los gobernados al hablar de política, así como a las estrategias que ésta clase debe considerar para mantenerse en el poder y no perderlo.


Como se puede ver, en la actualidad se ha desvirtuado el significado original de la política, reduciéndola a aquellos que asumen puestos públicos, a quienes cursan una carrera en ciencias políticas, a aquellos que pertenecen a un partido político, a aquellos que buscan los cargos públicos para hacer una carrera o modo de vida. Cuando en realidad muchos de ellos de acuerdo a la raíz etimológica no son “pólites” sino “idiotikós” porque buscan sólo sus intereses personales no los de la “polis”, sin embargo, también muchos ciudadanos del pueblo son igualmente “idiotikós” porque sólo se enfocan en sí mismos sin tener ningún interés por el bien común.


Cuando recordamos que las ciudades están formadas por personas, y que cómo son y viven las personas en lo privado así es la comunidad a la que pertenecen, eso nos dice de la enorme influencia que ejercemos en lo público. No necesariamente se tiene que pertenecer a un partido político, o lanzarse como candidato, o tener un puesto en el gobierno para hacer algo significativo para la restauración de nuestra comunidad, o igual, si eres un servidor público, o estas dentro de un partido puedes decidir trabajar para el auténtico bienestar de los que sirves y no sólo ver por lo personal.


No debemos limitar nuestra participación política, ejercer nuestro derecho al voto con responsabilidad es indispensable, pero no debemos perder de vista que la verdadera política es más extensa, es la involucración positiva para el bien de la comunidad. Observar y ser empáticos de las necesidades que existen en el entorno y pensar en lo que podemos contribuir para resolver esas necesidades, nos asombraremos de la gran capacidad que tenemos para construir un mejor futuro para nuestra sociedad. No darle importancia a nuestra participación para el bienestar de la vida en sociedad, es permitir que los “idiotikós” sigan gobernando, aquellos que solo buscan su interés personal, no nos quejemos de las consecuencias.


¿Qué es lo primero que se viene a tu mente al escuchar la palabra política,?, lo interesante es que a través de los años ha cambiado la apreciación de su concepto original, y recuperarlo nos dará entendimiento de lo que cada uno puede hacer para mejorar la vida política de este país.


En la Grecia clásica surge la “polis” que básicamente eran ciudades que se gobernaban independientes unas de otras, los ciudadanos de estas “polis” eran activos en la administración de su ciudad, de aquí surge la palabra “política”, los “pólites” eran los ciudadanos activos en la vida de su ciudad y los “idiotikós” eran los hombres que no se interesaban de los temas de su ciudad y que sólo se ocupaban de sí mismos, siglos más tarde derivaría a la palabra actual de “idiota”.


En el siglo XVI Maquiavelo (padre de la política moderna) marca con su pensamiento un concepto distinto al original, una perspectiva reduccionista de la política, enfocándola al poder o grupo gobernante, proyectando la idea de que “el fin justifica los medios”, es decir, que el gobernante no tiene que considerar si sus actos son buenos o malos, sólo debe ir tras sus objetivos sin importar a quién se dañe en el proceso. A partir de entonces se hace más referencia a la clase gobernante que a los gobernados al hablar de política, así como a las estrategias que ésta clase debe considerar para mantenerse en el poder y no perderlo.


Como se puede ver, en la actualidad se ha desvirtuado el significado original de la política, reduciéndola a aquellos que asumen puestos públicos, a quienes cursan una carrera en ciencias políticas, a aquellos que pertenecen a un partido político, a aquellos que buscan los cargos públicos para hacer una carrera o modo de vida. Cuando en realidad muchos de ellos de acuerdo a la raíz etimológica no son “pólites” sino “idiotikós” porque buscan sólo sus intereses personales no los de la “polis”, sin embargo, también muchos ciudadanos del pueblo son igualmente “idiotikós” porque sólo se enfocan en sí mismos sin tener ningún interés por el bien común.


Cuando recordamos que las ciudades están formadas por personas, y que cómo son y viven las personas en lo privado así es la comunidad a la que pertenecen, eso nos dice de la enorme influencia que ejercemos en lo público. No necesariamente se tiene que pertenecer a un partido político, o lanzarse como candidato, o tener un puesto en el gobierno para hacer algo significativo para la restauración de nuestra comunidad, o igual, si eres un servidor público, o estas dentro de un partido puedes decidir trabajar para el auténtico bienestar de los que sirves y no sólo ver por lo personal.


No debemos limitar nuestra participación política, ejercer nuestro derecho al voto con responsabilidad es indispensable, pero no debemos perder de vista que la verdadera política es más extensa, es la involucración positiva para el bien de la comunidad. Observar y ser empáticos de las necesidades que existen en el entorno y pensar en lo que podemos contribuir para resolver esas necesidades, nos asombraremos de la gran capacidad que tenemos para construir un mejor futuro para nuestra sociedad. No darle importancia a nuestra participación para el bienestar de la vida en sociedad, es permitir que los “idiotikós” sigan gobernando, aquellos que solo buscan su interés personal, no nos quejemos de las consecuencias.