Cuando se publiquen estas líneas ya se habrá celebrado el Bicentenario de la Independencia de México, resultado de una larga lucha de 11 años y once días. La insurrección la inició Hidalgo, continuaron Morelos, los Galeana, los Bravo, Mina y por supuesto el pueblo. La mantuvo en las montañas del sur el indomable Guerrero y aprovechó con oportunismo político Iturbide, para terminarla ambos. En efecto, antes de entrar a la capital, Iturbide se dedicó a elegir a las personas que habrían de formar la Junta provisional gubernativa, en número de treinta y ocho. Con excepción del coronel Bustamante, partidario de la independencia desde seis meses antes, todos los demás habían sido partidarios de la dominación española, en consecuencia, no tenían ideas claras sobre la independencia política. Pero ¿quiénes eran Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, personajes claves de la consumación?
Respecto al primero, Ignacio Altamirano escribió sobre él: “Este capitán era joven y de aspecto gallardo, trigueño, alto, esbelto, no parecía por su traje y manera de hablar costeño; más bien revelaba desde luego su origen, indígena o mestizo, lo que se conocía por su nariz, pronunciadamente aguileña, por sus pómulos salientes, y por sus cabellos lisos, negros y grandes, formando un crecido tupé en la frente.
Parecía como de veintisiete a veintiocho años, llevaba chaqueta de paño verde oscuro con agujetas de plata y botas de montar con ataderos finamente bordados”. Era arriero y muy probablemente analfabeta, pero con mucho amor a su tierra y con anhelo de libertad.
Morelos le dio instrucciones: “Usted que habla el mexicano, diga a esos naturales que están libres y que, si quieren seguir nuestras banderas que los recibiré con gusto” Y allá se fue Guerrero a levantar a los indios de Tixtla, con ellos fue invencible. Respecto a Iturbide, él era un criollo que se unió a los realistas para combatir a los insurgentes. Fue cruel hasta con su tropa. Realiza una guerra de exterminio contra los insurgentes: arrasa pueblos, encarcela rebeldes y ejecuta a cientos sin juicio. Durante la guerra, aprovechando su posición militar se hace muy rico comerciando con productos agrícolas.
En 1821 Iturbide concibe el Plan de Iguala que consiste en hacer de este territorio un país independiente, pero gobernado por un miembro de la familia real española. Las tres garantías son; Independencia, Religión y Unión con la corona de España. En la obra México a través de los Siglos se narra que el 27 de septiembre de 1821 entró a la ahora CDMX Iturbide, al frente de todo su ejército.
0’Donojú, Iturbide y una numerosa comitiva se dirigieron a la catedral, donde se entonó un Te-Deum. Después, Iturbide dirigió a la nación una proclama para anunciarle el término de su empresa. “Ya estáis en el caso -comenzaba- de saludar a la patria independiente como os anuncié en Iguala… Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca señalar el de ser felices…” Había triunfado (de mentiritas) la insurrección que inició en Dolores el inmortal Hidalgo. Iturbide, en poco tiempo se hizo coronar Emperador de México.
