/ sábado 14 de abril de 2018

SOPA DE LETRAS

Según Sócrates, Filósofo griego, los jueces son personas que deben tener cuatro características y estas son: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente. Pero, ¿qué tanto deben tener prudencia y tolerancia para tolerar a mentecatos?

La función de éstos hombres o mujeres, según sea el caso, es la de aplicar el derecho contenido en los códigos, y no crearlo, precisamente por no ser esa su tarea, la de legislar. Ciertamente quienes portan en su mano la vara de la justiciason quienes deben saber responder a la ofensa incluso hasta con una sonrisa. Ya decía, y no sin justa razón el Procesalista italiano Calamandrei: “La Judicatura, más que una rama de la curocracia, es una especie de orden religiosa”. Pero también los Jueces deben saber detectar cuándo es el momento de abstenerse de entrar en luchas intestinas provocadas por pseudoabogados vulgares y botarates estereotipados que a fuer de ofensas y conductas equívocas, pretenden hacer caer en su juego y jalar a gente de bien para llevarlos a su suciedad en que sistemáticamente se desenvuelven y han hecho de ella su modus vivendi.

Por eso, si acaso, por ahí alguien osare vilipendiar a alguna Juez o Jueza de probada conducta profesional y rectitud moral, no deben caber oídos para prestar atención a vilezas, máxime si van dirigidas a una Juzgadora, puesto que a ella se le debe respetar doblemente; primero por ser una mujer, y luego por la alta investidura que detenta y que el Estado atinadamente le ha confiado, la de Juzgar. Y si se es varón, de igual manera, lleva la responsabilidad de condenar o absolver y merecen todo el respeto de los justiciables. De ahí que sea el mismo Estado el que arrope a su personal Juzgador, y que deba tener una alta dosis de sensibilidad, acaso astucia para darse cuenta que existen algunos individuos que acuden a los Tribunales y que son gente indeseable, que ofende a diestra y siniestra, y más aún, que pretenden hacer creer que sus derechos han sido violentados haciéndose pasar por víctimas. Lamentable ese tipo de conductas reveladoras de un origen escaso, o mejor aún, de nula educación desafortunadamente existen y se dan a menudo en los centros impartidores de justicia.

Mientras este país no tenga ciudadanos que por lo menos respeten a sus Autoridades judiciales y de cualquier otra índole, seguiremos como hasta ahora, atorados como un país del tercer mundo. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

Según Sócrates, Filósofo griego, los jueces son personas que deben tener cuatro características y estas son: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente. Pero, ¿qué tanto deben tener prudencia y tolerancia para tolerar a mentecatos?

La función de éstos hombres o mujeres, según sea el caso, es la de aplicar el derecho contenido en los códigos, y no crearlo, precisamente por no ser esa su tarea, la de legislar. Ciertamente quienes portan en su mano la vara de la justiciason quienes deben saber responder a la ofensa incluso hasta con una sonrisa. Ya decía, y no sin justa razón el Procesalista italiano Calamandrei: “La Judicatura, más que una rama de la curocracia, es una especie de orden religiosa”. Pero también los Jueces deben saber detectar cuándo es el momento de abstenerse de entrar en luchas intestinas provocadas por pseudoabogados vulgares y botarates estereotipados que a fuer de ofensas y conductas equívocas, pretenden hacer caer en su juego y jalar a gente de bien para llevarlos a su suciedad en que sistemáticamente se desenvuelven y han hecho de ella su modus vivendi.

Por eso, si acaso, por ahí alguien osare vilipendiar a alguna Juez o Jueza de probada conducta profesional y rectitud moral, no deben caber oídos para prestar atención a vilezas, máxime si van dirigidas a una Juzgadora, puesto que a ella se le debe respetar doblemente; primero por ser una mujer, y luego por la alta investidura que detenta y que el Estado atinadamente le ha confiado, la de Juzgar. Y si se es varón, de igual manera, lleva la responsabilidad de condenar o absolver y merecen todo el respeto de los justiciables. De ahí que sea el mismo Estado el que arrope a su personal Juzgador, y que deba tener una alta dosis de sensibilidad, acaso astucia para darse cuenta que existen algunos individuos que acuden a los Tribunales y que son gente indeseable, que ofende a diestra y siniestra, y más aún, que pretenden hacer creer que sus derechos han sido violentados haciéndose pasar por víctimas. Lamentable ese tipo de conductas reveladoras de un origen escaso, o mejor aún, de nula educación desafortunadamente existen y se dan a menudo en los centros impartidores de justicia.

Mientras este país no tenga ciudadanos que por lo menos respeten a sus Autoridades judiciales y de cualquier otra índole, seguiremos como hasta ahora, atorados como un país del tercer mundo. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com