/ jueves 11 de julio de 2019

SOPA DE LETRAS

Casi sin darnos cuenta nos vamos haciendo cada vez más a la tecnología sin reflexionar en lo que ésta es capaz. Hay quien ve -por citar un ejemplo- un simple control remoto del televisor o pantalla como algo sencillo, es decir, sin tomar conciencia del alto grado de tecnología que hay detrás en la elaboración de dicho aparato; o un “simple” teléfono celular –que de simple no tiene nada- pues en el interior de ese pequeño artefacto va reducida más y mejor tecnología que la utilizada por computadoras para lanzar el hombre a la luna en el año de 1969.

Los jóvenes actuales han crecido de la mano con todos esos adelantos y por tanto no les causa asombro el hecho de que estén comunicados por su celular hasta el otro lado del mundo y sin un cable siquiera que ate su aparato con otro.

Lo anterior viene a colación porque la ciencia viene avanzando vertiginosamente y esto tiene dos vertientes cuando menos. Una vista a favor del hombre, y la otra no. Es decir, los aparatos y computadoras facilitan enormidades a las muy diversas ramas de las industrias: médica, automotriz, aeronáutica, marítima, etc. Por el otro lado se tiene que con tales adelantos, el hombre en cierto grado ha venido siendo desplazado por las máquinas, o mejor aún, por la inteligencia artificial. Sí, inteligencia, ya no nada más aparatos mecánicos y sistemáticos para embazar líquidos o levantar fierros pesados. Hoy en día se están dando a conocer los resultados de un experimento en donde la ciencia muestra que la citada inteligencia artificial es decir un “vulgar” robot ha sido capaz de realizar actividades que se creía que sólo el hombre con su inteligencia podría llevar a cabo, como es el caso –jurídicamente- de analizar hechos y conflictos que le son planteados y en base a toda una base de datos y leyes previamente suministrados da un resultado óptimo en la aplicación de la o las leyes que deban ser aplicadas al caso específico así como las sanciones que deban ser impuestas de manera inmediata.

Todo ello en base a ciencia aplicada consistente en algoritmos precisos en donde la inteligencia artificial en el ámbito jurídico llega incluso a procesar argumentos lógicos, detectar patrones en abultados documentos, dar lineamientos a seguir de manera correcta y legalmente fundamentados. Trágico para los abogados, ¿no creé usted? Pero a final de cuentas un avance tecnológico difícil de creer. ¿El responsable? Ahí lo tiene, IBM, Jimoh Ovbiagele, junto con un equipo multidisciplinario en leyes, computación y neurociencias, con la aplicación ROSS Intelligence, que provee asistencia legal a sus usuarios con un lenguaje tradicional entre cliente y abogado y que consiste en las clásicas preguntas o consultas jurídicas. ROSS es capaz de proveerle respuestas puntuales y analíticas ofeciéndole asesoría más precisa incluso que la de cualquier humano estudioso del derecho que por ser precisamente humano, no sabrá todas las leyes aplicables al caso para dar solución legal al problema que le es planteado y la vía para resolverlo en muy pocos segundos. Trágico pues para… los abogados, pero a final de cuentas, otro gran avance científico en favor de la humanidad.

oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

Casi sin darnos cuenta nos vamos haciendo cada vez más a la tecnología sin reflexionar en lo que ésta es capaz. Hay quien ve -por citar un ejemplo- un simple control remoto del televisor o pantalla como algo sencillo, es decir, sin tomar conciencia del alto grado de tecnología que hay detrás en la elaboración de dicho aparato; o un “simple” teléfono celular –que de simple no tiene nada- pues en el interior de ese pequeño artefacto va reducida más y mejor tecnología que la utilizada por computadoras para lanzar el hombre a la luna en el año de 1969.

Los jóvenes actuales han crecido de la mano con todos esos adelantos y por tanto no les causa asombro el hecho de que estén comunicados por su celular hasta el otro lado del mundo y sin un cable siquiera que ate su aparato con otro.

Lo anterior viene a colación porque la ciencia viene avanzando vertiginosamente y esto tiene dos vertientes cuando menos. Una vista a favor del hombre, y la otra no. Es decir, los aparatos y computadoras facilitan enormidades a las muy diversas ramas de las industrias: médica, automotriz, aeronáutica, marítima, etc. Por el otro lado se tiene que con tales adelantos, el hombre en cierto grado ha venido siendo desplazado por las máquinas, o mejor aún, por la inteligencia artificial. Sí, inteligencia, ya no nada más aparatos mecánicos y sistemáticos para embazar líquidos o levantar fierros pesados. Hoy en día se están dando a conocer los resultados de un experimento en donde la ciencia muestra que la citada inteligencia artificial es decir un “vulgar” robot ha sido capaz de realizar actividades que se creía que sólo el hombre con su inteligencia podría llevar a cabo, como es el caso –jurídicamente- de analizar hechos y conflictos que le son planteados y en base a toda una base de datos y leyes previamente suministrados da un resultado óptimo en la aplicación de la o las leyes que deban ser aplicadas al caso específico así como las sanciones que deban ser impuestas de manera inmediata.

Todo ello en base a ciencia aplicada consistente en algoritmos precisos en donde la inteligencia artificial en el ámbito jurídico llega incluso a procesar argumentos lógicos, detectar patrones en abultados documentos, dar lineamientos a seguir de manera correcta y legalmente fundamentados. Trágico para los abogados, ¿no creé usted? Pero a final de cuentas un avance tecnológico difícil de creer. ¿El responsable? Ahí lo tiene, IBM, Jimoh Ovbiagele, junto con un equipo multidisciplinario en leyes, computación y neurociencias, con la aplicación ROSS Intelligence, que provee asistencia legal a sus usuarios con un lenguaje tradicional entre cliente y abogado y que consiste en las clásicas preguntas o consultas jurídicas. ROSS es capaz de proveerle respuestas puntuales y analíticas ofeciéndole asesoría más precisa incluso que la de cualquier humano estudioso del derecho que por ser precisamente humano, no sabrá todas las leyes aplicables al caso para dar solución legal al problema que le es planteado y la vía para resolverlo en muy pocos segundos. Trágico pues para… los abogados, pero a final de cuentas, otro gran avance científico en favor de la humanidad.

oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com