/ martes 31 de marzo de 2020

SOPA DE LETRAS

Nos tomó por sorpresa, nadie lo esperaba, silencioso y letal, hizo gala de su poderío inmisericorde. Atemorizó al mundo entero una vez que fue descubierta su presencia; no respetó ni a pobres ni a ricos, ni razas ni credos religiosos; ¿lo menos? puso al borde las economías del mundo.

¿Pudo acaso verse algo de positivo en ello? Quizá algunos individuos hayan reflexionado acerca de su propia fragilidad, de cuán efímera puede ser la vida del hombre en la tierra y que de hecho para muchos que sucumbieron ante la pandemia así lo fue. Otro motivo de reflexión sensata es el hecho de que (al menos para los creyentes) la cuaresma es un tiempo precisamente de eso, de reflexión, de guardarse y evitar los mundanos placeres, es privación de lo vano de los goces, y de no faltarle al respeto al Señor incluso saliendo de vacaciones, echándose un chapuzón en la alberca infestada por otros tantos individuos que pasan por el mundo sin entenderlo pese al recato que deben guardar por un mandato según creencia, y que si no lo hacen de tal manera, entonces se degradan así mismos, su propia humanidad no les fue conforme , no son siquiera capaces de guardar con honestidad la creencia que dicen profesar, denotando así la miseria de la que verdaderamente están hechos.

Los gobiernos no hayan la solución para acotar la pandemia; la comunidad científica emite opiniones, mientras que biotecnologías intentan desarrollar antídoto o vacuna, pero la más esperanzadora de ellos requiere cuando menos de un año para que sea probada su eficacia ante el nuevo virus que azota a la humanidad; mientras… en el camino seguirán quedando hombres, mujeres y niños merced de su fatalidad. No hay pues de momento aliento que devuelva la esperanza a los pueblos sino la creencia de unos pocos en el Todopoderoso para que vuelva Su mirada benevolente y misericordiosa ante una humanidad descarriada que no podrá alegar desconocimiento.

Piedad y clemencia es lo que nos toca pedir al elevar nuestra súplica al Creador por todas las faltas cometidas, por las irreverencias, y por la incredulidad de muchos. Un verdadero azote y con justa razón es el que ha recibido la humanidad, que hace incluso que se planteé válidamente la pregunta de si se podrá librar con éxito esta batalla. Muchos ya no la libraron, quedaron en el camino con el temor y en la incertidumbre de no saber si sus congéneres habrán tenido también el mismo y fatal desenlace.

Asunto en el que no interesa credo ni religión, a todos por igual, ricos y pobres, gobernantes y gobernados, todos son tratados de igual forma por el virus. El sentido de sobrevivencia para algunos hace que surja la esperanza de la victoria, para otros la desesperanza y el pesimismo los ha atrapado. ¿Usted de cuál lado está? ¿Es acaso padre de familia? Entonces tiene que sacar de lo que está hecho, pero al decir: sacar, es lo referente a lo mejor de usted, no la neurosis ni mucho menos de cobardía; tiene que mostrar entereza como ejemplo para sus hijos y soporte de su mujer; ¿es madre de familia? también debe luchar y no puede darse el lujo de ser débil por usted misma, ¿soltero? debe con su ejemplo ser optimista y mostrar -ahora en este tiempo de incertidumbre- que podemos salir airosos de toda dificultad; usted cualquiera que sea su estado, muestre entereza, haga incluso gala de fortaleza y nunca de cobardía, aférrese a Dios misericordioso que no nos abandona (déjeme recomendarle, si me permite, practique la devoción al Sagrado Corazón de Jesús) y así pasados unos días saldremos triunfantes todos juntos, nunca se pierda la esperanza de que mientras más oscura sea la noche más claro será el amanecer. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

Nos tomó por sorpresa, nadie lo esperaba, silencioso y letal, hizo gala de su poderío inmisericorde. Atemorizó al mundo entero una vez que fue descubierta su presencia; no respetó ni a pobres ni a ricos, ni razas ni credos religiosos; ¿lo menos? puso al borde las economías del mundo.

¿Pudo acaso verse algo de positivo en ello? Quizá algunos individuos hayan reflexionado acerca de su propia fragilidad, de cuán efímera puede ser la vida del hombre en la tierra y que de hecho para muchos que sucumbieron ante la pandemia así lo fue. Otro motivo de reflexión sensata es el hecho de que (al menos para los creyentes) la cuaresma es un tiempo precisamente de eso, de reflexión, de guardarse y evitar los mundanos placeres, es privación de lo vano de los goces, y de no faltarle al respeto al Señor incluso saliendo de vacaciones, echándose un chapuzón en la alberca infestada por otros tantos individuos que pasan por el mundo sin entenderlo pese al recato que deben guardar por un mandato según creencia, y que si no lo hacen de tal manera, entonces se degradan así mismos, su propia humanidad no les fue conforme , no son siquiera capaces de guardar con honestidad la creencia que dicen profesar, denotando así la miseria de la que verdaderamente están hechos.

Los gobiernos no hayan la solución para acotar la pandemia; la comunidad científica emite opiniones, mientras que biotecnologías intentan desarrollar antídoto o vacuna, pero la más esperanzadora de ellos requiere cuando menos de un año para que sea probada su eficacia ante el nuevo virus que azota a la humanidad; mientras… en el camino seguirán quedando hombres, mujeres y niños merced de su fatalidad. No hay pues de momento aliento que devuelva la esperanza a los pueblos sino la creencia de unos pocos en el Todopoderoso para que vuelva Su mirada benevolente y misericordiosa ante una humanidad descarriada que no podrá alegar desconocimiento.

Piedad y clemencia es lo que nos toca pedir al elevar nuestra súplica al Creador por todas las faltas cometidas, por las irreverencias, y por la incredulidad de muchos. Un verdadero azote y con justa razón es el que ha recibido la humanidad, que hace incluso que se planteé válidamente la pregunta de si se podrá librar con éxito esta batalla. Muchos ya no la libraron, quedaron en el camino con el temor y en la incertidumbre de no saber si sus congéneres habrán tenido también el mismo y fatal desenlace.

Asunto en el que no interesa credo ni religión, a todos por igual, ricos y pobres, gobernantes y gobernados, todos son tratados de igual forma por el virus. El sentido de sobrevivencia para algunos hace que surja la esperanza de la victoria, para otros la desesperanza y el pesimismo los ha atrapado. ¿Usted de cuál lado está? ¿Es acaso padre de familia? Entonces tiene que sacar de lo que está hecho, pero al decir: sacar, es lo referente a lo mejor de usted, no la neurosis ni mucho menos de cobardía; tiene que mostrar entereza como ejemplo para sus hijos y soporte de su mujer; ¿es madre de familia? también debe luchar y no puede darse el lujo de ser débil por usted misma, ¿soltero? debe con su ejemplo ser optimista y mostrar -ahora en este tiempo de incertidumbre- que podemos salir airosos de toda dificultad; usted cualquiera que sea su estado, muestre entereza, haga incluso gala de fortaleza y nunca de cobardía, aférrese a Dios misericordioso que no nos abandona (déjeme recomendarle, si me permite, practique la devoción al Sagrado Corazón de Jesús) y así pasados unos días saldremos triunfantes todos juntos, nunca se pierda la esperanza de que mientras más oscura sea la noche más claro será el amanecer. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com