/ viernes 12 de junio de 2020

SOPA DE LETRAS

Hay dos clases principales de ignorancia: No saber lo que debiera saberse; y saber mal lo que se sabe. Y el primer paso de la ignorancia es presumir de saber sin saber… Vaya juego de palabras, pero es una realidad.

Verdaderamente molesto e indignante resulta ver que exista demasiada información “chatarra”, encontrada entre sí. Por un lado respecto del tema que ocupa mayormente la atención a nivel mundial, y que es la del coronavirus, la información que ha venido circulando al respecto por todo el orbe ha sido muy variada. Por un lado se tiene la sostenida por los EEUU que hace referencia a que dicho virus tuvo origen en la comunidad de Wuhan, un poblado de China por la ingesta de murciélagos que acostumbran los asiáticos… siendo ésta la más –digamos- aceptada de las teorías, aunque por su parte el gobierno Chino le devuelve el “cumplidito” a los gringos.

Otros tantos medios de internet aseguran que no fue de esa manera, sino que un grupo minúsculo de élite de gobierno lo creó en laboratorio a través de científicos selectos con la finalidad de reducir el número de humanos supuestamente por la sobrepoblación que existe en el planeta. Otros más transmiten información muy dudosa diciendo que el covid-19 no es tal, que ni siquiera se trata de un virus sino de un “exosoma” influido por la contaminación electromagnética que hace que las defensas en el organismo de los humanos baje considerablemente y por tanto queden expuestos a cualquier virus que sí existe como los de la familia “corona” que viven y coexisten con nosotros de manera inofensiva en los organismos sanos, pero que por la mencionada tecnología “5G” que crea la contaminación electromagnética produce debilitamiento y baja de defensas en algunos hombres, hasta que llega a acarrearles la muerte.

Más aún, otro sector en distintas naciones han incluso llegado a poner en duda la existencia del covid-19 tratando de hacer creer a la gente que el fondo de esta situación es que un grupo de las potencias mundiales pretende dominar al resto de la humanidad y para ello, primero hacen creer la existencia de un virus-corona, para posteriormente “sacar” la vacuna, lo que en realidad será un agente biológico por el cual una vez introducido en el organismo humano será capaz de producirle de manera permanente e indefinida un letargo por el que les imposibilitará realizar aquellas actividades que demandan una sana inteligencia y por ende serán manipulados por cualquier líder. Suena a película de ciencia ficción, pero a ese grado está llegando la mala información que circula en las redes.

Lo cierto es que de todo este tipo de notas, sólo una de ellas es la que debe prevalecer como la verdadera, confiable y para ello debe estar sustentada y demostrada por hombres de ciencia de la comunidad internacional.

Sabido de todos es que cuando nos llega una noticia lo primordial que debemos hacer es conocer la fuente de donde proviene ésta, es decir, debemos asegurarnos de que sea un medio de comunicación serio porque existe una normativa que los regula debidamente a grado tal que en caso de que hagan circular una información carente de objetividad y de mala fe pueda ser objeto de sanción. Caso contrario ocurre con los canales de internet, de esos creados por cualquier “hijo de vecino” en los cuales crean el suyo, y que dicho sea de paso, de estos abundan… son aquellos en los que sus “titulares” sintiéndose reporteros crean su propia "agencia de noticias" y que en el mejor de los casos transmiten lo que los grandes y serios medios de comunicación han dado ya a conocer o peor aún, a lanzar las “facke news”

Ahora bien, la desinformación que circula de esa manera se da por varios aspectos a saber: Primero porque no existe una normativa suficientemente eficaz y exhaustiva que imponga límites al contenido expuesto en las redes sociales, como sí los hay para los medios serios; de ahí que con toda facilidad los usuarios de esas tecnologías pueden hacer mal uso de las mismas, donde ni siquiera tienen que identificarse de manera fidedigna para tener sus “noticiarios” y por tanto fácilmente pueden ocultarse en el anonimato sin poder ser rastreados, y así como la tecnología sin duda es buena, también puede llegar a ser desastrosa en manos de gente de mala entraña que gusta de divertirse a costa de desinformar, a esto último se le ha llamado facke news.

Por tanto, respecto al tema que nos ocupa y que es el de las diferentes informaciones que giran en torno al coronavirus está la llamada “información oficial”, y esta es la que el gobierno proporciona y donde incluso asume la responsabilidad de lo que informe a la población en general, ya que el conocimiento de la verdad en los distintos rubros de lo que sucede en el entorno de los ciudadanos es un derecho humano -por decir lo menos- y que debe ser respetado. Más aún, el gobierno debe aclarar o pronunciarse qué tan ciertas o falsas son las teorías que circulan en las redes de las que hemos venido hablando y que en no pocas ocasiones logran crear pánico entre los incautos lectores.

Bien dijo aquel viejo filósofo de nombre Amós Bronson Alcott: La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com

Hay dos clases principales de ignorancia: No saber lo que debiera saberse; y saber mal lo que se sabe. Y el primer paso de la ignorancia es presumir de saber sin saber… Vaya juego de palabras, pero es una realidad.

Verdaderamente molesto e indignante resulta ver que exista demasiada información “chatarra”, encontrada entre sí. Por un lado respecto del tema que ocupa mayormente la atención a nivel mundial, y que es la del coronavirus, la información que ha venido circulando al respecto por todo el orbe ha sido muy variada. Por un lado se tiene la sostenida por los EEUU que hace referencia a que dicho virus tuvo origen en la comunidad de Wuhan, un poblado de China por la ingesta de murciélagos que acostumbran los asiáticos… siendo ésta la más –digamos- aceptada de las teorías, aunque por su parte el gobierno Chino le devuelve el “cumplidito” a los gringos.

Otros tantos medios de internet aseguran que no fue de esa manera, sino que un grupo minúsculo de élite de gobierno lo creó en laboratorio a través de científicos selectos con la finalidad de reducir el número de humanos supuestamente por la sobrepoblación que existe en el planeta. Otros más transmiten información muy dudosa diciendo que el covid-19 no es tal, que ni siquiera se trata de un virus sino de un “exosoma” influido por la contaminación electromagnética que hace que las defensas en el organismo de los humanos baje considerablemente y por tanto queden expuestos a cualquier virus que sí existe como los de la familia “corona” que viven y coexisten con nosotros de manera inofensiva en los organismos sanos, pero que por la mencionada tecnología “5G” que crea la contaminación electromagnética produce debilitamiento y baja de defensas en algunos hombres, hasta que llega a acarrearles la muerte.

Más aún, otro sector en distintas naciones han incluso llegado a poner en duda la existencia del covid-19 tratando de hacer creer a la gente que el fondo de esta situación es que un grupo de las potencias mundiales pretende dominar al resto de la humanidad y para ello, primero hacen creer la existencia de un virus-corona, para posteriormente “sacar” la vacuna, lo que en realidad será un agente biológico por el cual una vez introducido en el organismo humano será capaz de producirle de manera permanente e indefinida un letargo por el que les imposibilitará realizar aquellas actividades que demandan una sana inteligencia y por ende serán manipulados por cualquier líder. Suena a película de ciencia ficción, pero a ese grado está llegando la mala información que circula en las redes.

Lo cierto es que de todo este tipo de notas, sólo una de ellas es la que debe prevalecer como la verdadera, confiable y para ello debe estar sustentada y demostrada por hombres de ciencia de la comunidad internacional.

Sabido de todos es que cuando nos llega una noticia lo primordial que debemos hacer es conocer la fuente de donde proviene ésta, es decir, debemos asegurarnos de que sea un medio de comunicación serio porque existe una normativa que los regula debidamente a grado tal que en caso de que hagan circular una información carente de objetividad y de mala fe pueda ser objeto de sanción. Caso contrario ocurre con los canales de internet, de esos creados por cualquier “hijo de vecino” en los cuales crean el suyo, y que dicho sea de paso, de estos abundan… son aquellos en los que sus “titulares” sintiéndose reporteros crean su propia "agencia de noticias" y que en el mejor de los casos transmiten lo que los grandes y serios medios de comunicación han dado ya a conocer o peor aún, a lanzar las “facke news”

Ahora bien, la desinformación que circula de esa manera se da por varios aspectos a saber: Primero porque no existe una normativa suficientemente eficaz y exhaustiva que imponga límites al contenido expuesto en las redes sociales, como sí los hay para los medios serios; de ahí que con toda facilidad los usuarios de esas tecnologías pueden hacer mal uso de las mismas, donde ni siquiera tienen que identificarse de manera fidedigna para tener sus “noticiarios” y por tanto fácilmente pueden ocultarse en el anonimato sin poder ser rastreados, y así como la tecnología sin duda es buena, también puede llegar a ser desastrosa en manos de gente de mala entraña que gusta de divertirse a costa de desinformar, a esto último se le ha llamado facke news.

Por tanto, respecto al tema que nos ocupa y que es el de las diferentes informaciones que giran en torno al coronavirus está la llamada “información oficial”, y esta es la que el gobierno proporciona y donde incluso asume la responsabilidad de lo que informe a la población en general, ya que el conocimiento de la verdad en los distintos rubros de lo que sucede en el entorno de los ciudadanos es un derecho humano -por decir lo menos- y que debe ser respetado. Más aún, el gobierno debe aclarar o pronunciarse qué tan ciertas o falsas son las teorías que circulan en las redes de las que hemos venido hablando y que en no pocas ocasiones logran crear pánico entre los incautos lectores.

Bien dijo aquel viejo filósofo de nombre Amós Bronson Alcott: La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. oem-elsol-de-irapuato@hotmail.com