/ domingo 7 de agosto de 2022

Todo sube

Dicen que todo lo que sube tiende a bajar, algo que no aplica en absoluto a los precios de los bienes y servicios, menos por estos días. Con el pretexto que sea: la guerra de Ucrania, la escasez de chips, el desabasto por la pandemia en China, el aumento del costo del petróleo, el pago de piso a las mafias, nos abate una ola de aumentos que no veíamos desde hace algunas décadas y que nos trae recuerdos poco gratos de la juventud o infancia (según cada cual), cuando la hiperinflación arrasó con los ahorros y el patrimonio de muchos mexicanos.

Al revisar algunos archivos viejos, encontré un comparativo de precios de la gasolina que publiqué hace exactamente cuatro años bajo el título de El verdadero cambio, cuando esperábamos la toma de posesión del Mesías. Me pareció pertinente actualizarlo y compartirlo con la inclusión de un país europeo.

Precios litro de gasolina regular en pesos mexicanos



ago-18

% Dif.

ago-22

% Dif

interanual

Guanajuato

19.41


22.50


16%

Colombia

16.76

16%

11.96

88%

-29%

Guatemala

16.78

16%

22.88

-2%

36%

Estados Unidos

14.42

35%

24.19

-7%

68%

Italia

35.33

-45%

43.47

-48%

23%


A simple vista es posible percibir que el efecto inflacionario es considerablemente menor en México que en el resto de los países. La gran diferencia con respecto a Colombia radica en que su peso se ha devaluado de forma notable, aprox. un 42% frente al mexicano. Por su parte, el quetzal guatemalteco se ha mantenido muy estable.

A este respecto, la fortaleza del peso a todo lo largo del actual sexenio ha servido para que los aumentos de precios no lleguen a niveles exorbitantes. Podrán aducir mis colegas economistas que no hay líneas de tendencia y que comparo de manera poco técnica el 2018 contra el 2022, lo acepto, pero son valores de referencia que permiten inferir la magnitud de los precios en un insumo que normalmente sirve de acicate para las subidas en otros rubros.

Mientras los precios se desbordan en el norte, las tasas de interés de los bancos centrales aumentan para controlar la demanda, y los subsidios en efectivo en países como Gran Bretaña o Francia comienzan a fluir para ayudar a los menos favorecidos, lo cual no disminuye el consiguiente efecto inflacionario.

No estamos a muchos meses de calibrar cuánto afectará a los grandes deudores del mundo, gobiernos y empresas, la subida rápida de las tasas de interés. En México, se espera que la tasa de referencia suba a 8.5% para mantener el ritmo impuesto por la FED, con lo cual el costo del dinero se pondría por encima de la inflación interanual, estimada en 8.1%. Algunos analistas prevén una subida de la tasa hasta el 9.5% para finales de año.

Podrá decirse que es una inflación importada, quizás ahora sí algunos concedan sobre la importancia de la seguridad alimentaria y de las ayudas a la producción agrícola nacional. Aunque tampoco se puede achacar todo a eventos fuera de nuestro país: no se puede soslayar el efecto en los precios que tiene desde hace años los impuestos que la delincuencia organizada cobra a productores de cítricos y aguacate, por sólo mencionar los más visibles, y que distorsionan el mercado nacional sin que nadie haga algo al respecto.

Me despido con una frase del periodista norteamericano Benjamin Braddock: “La inflación descontrolada no es una mera molestia; es una enfermedad que convierte cada día en una lucha por la supervivencia. Saca lo peor de las personas. Y hace que nuestros políticos sean aún más absurdos.”


Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com


Dicen que todo lo que sube tiende a bajar, algo que no aplica en absoluto a los precios de los bienes y servicios, menos por estos días. Con el pretexto que sea: la guerra de Ucrania, la escasez de chips, el desabasto por la pandemia en China, el aumento del costo del petróleo, el pago de piso a las mafias, nos abate una ola de aumentos que no veíamos desde hace algunas décadas y que nos trae recuerdos poco gratos de la juventud o infancia (según cada cual), cuando la hiperinflación arrasó con los ahorros y el patrimonio de muchos mexicanos.

Al revisar algunos archivos viejos, encontré un comparativo de precios de la gasolina que publiqué hace exactamente cuatro años bajo el título de El verdadero cambio, cuando esperábamos la toma de posesión del Mesías. Me pareció pertinente actualizarlo y compartirlo con la inclusión de un país europeo.

Precios litro de gasolina regular en pesos mexicanos



ago-18

% Dif.

ago-22

% Dif

interanual

Guanajuato

19.41


22.50


16%

Colombia

16.76

16%

11.96

88%

-29%

Guatemala

16.78

16%

22.88

-2%

36%

Estados Unidos

14.42

35%

24.19

-7%

68%

Italia

35.33

-45%

43.47

-48%

23%


A simple vista es posible percibir que el efecto inflacionario es considerablemente menor en México que en el resto de los países. La gran diferencia con respecto a Colombia radica en que su peso se ha devaluado de forma notable, aprox. un 42% frente al mexicano. Por su parte, el quetzal guatemalteco se ha mantenido muy estable.

A este respecto, la fortaleza del peso a todo lo largo del actual sexenio ha servido para que los aumentos de precios no lleguen a niveles exorbitantes. Podrán aducir mis colegas economistas que no hay líneas de tendencia y que comparo de manera poco técnica el 2018 contra el 2022, lo acepto, pero son valores de referencia que permiten inferir la magnitud de los precios en un insumo que normalmente sirve de acicate para las subidas en otros rubros.

Mientras los precios se desbordan en el norte, las tasas de interés de los bancos centrales aumentan para controlar la demanda, y los subsidios en efectivo en países como Gran Bretaña o Francia comienzan a fluir para ayudar a los menos favorecidos, lo cual no disminuye el consiguiente efecto inflacionario.

No estamos a muchos meses de calibrar cuánto afectará a los grandes deudores del mundo, gobiernos y empresas, la subida rápida de las tasas de interés. En México, se espera que la tasa de referencia suba a 8.5% para mantener el ritmo impuesto por la FED, con lo cual el costo del dinero se pondría por encima de la inflación interanual, estimada en 8.1%. Algunos analistas prevén una subida de la tasa hasta el 9.5% para finales de año.

Podrá decirse que es una inflación importada, quizás ahora sí algunos concedan sobre la importancia de la seguridad alimentaria y de las ayudas a la producción agrícola nacional. Aunque tampoco se puede achacar todo a eventos fuera de nuestro país: no se puede soslayar el efecto en los precios que tiene desde hace años los impuestos que la delincuencia organizada cobra a productores de cítricos y aguacate, por sólo mencionar los más visibles, y que distorsionan el mercado nacional sin que nadie haga algo al respecto.

Me despido con una frase del periodista norteamericano Benjamin Braddock: “La inflación descontrolada no es una mera molestia; es una enfermedad que convierte cada día en una lucha por la supervivencia. Saca lo peor de las personas. Y hace que nuestros políticos sean aún más absurdos.”


Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com


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