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El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en números: análisis por áreas del conocimiento

Dr. Carlos Alberto Núñez Colín,

División de Ciencias de la Salud e Ingenierías

Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato

Hoy en día la investigación en México es una actividad que merece especial atención para generar conocimiento nuevo y ser una alternativa para innovar en ciencia y tecnología a nivel mundial. Por lo anterior, es importante reconocer el quehacer de los investigadores y evaluarlos de acuerdo con sus logros, para lo cual el gobierno mexicano lo hace a través del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

El SNI fue creado por Acuerdo Presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de julio de 1984, para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. El reconocimiento se otorga a través de la evaluación por pares y consiste en otorgar el nombramiento de investigador nacional en diferentes niveles. Esta distinción simboliza la calidad y prestigio de las contribuciones científicas. En paralelo al nombramiento se otorgan estímulos económicos cuyo monto varía con el nivel asignado.

Ahora, el SNI tiene actualmente (hasta la convocatoria 2020) siete áreas del conocimiento ―I. Matemáticas, Física y Ciencias de la Tierra; II. Biología y Química; III. Medicina y Ciencias de la Salud; IV. Humanidades y Ciencias de la Conducta; V. Ciencias Sociales; VI. Biotecnología y Ciencias Agropecuarias, y VII. Ingenierías― y cada una de ellas tiene criterios específicos que cumplir, por lo que vienen las preguntas ¿todas las áreas son homólogas? ¿la distribución de los niveles es igual por área? Para contestarlas se hizo un pequeño ejercicio estadístico.

De acuerdo con el padrón de beneficiarios del CONACYT (2020), actualmente 33,165 investigadores son reconocidos por el SNI, de los cuales 8,727 son candidatos a investigador nacional (26.31%), 17,091 investigadores nacionales nivel I (51.53%), 4,793 nivel II (14.36%) y 2,584 nivel III y eméritos (7.79%). No obstante, la distribución porcentual para cada área no es igual, aunque lo pareciera, teniendo áreas con mayores porcentajes de candidatos, niveles I, II o III y eméritos.

En el cuadro siguiente (Cuadro 1) se pone un análisis estadístico donde a partir de una prueba χ² de Pearson que nos muestra diferencias estadísticas significativas (confiabilidad de más del 99%), lo que se traduce que más allá de errores aleatorios la tendencia de las áreas no tiene una distribución de sus niveles de manera similar, por lo que por colores se marcan las desviaciones que se encontraron de cada nivel a un escenario donde todos fueran iguales

En este sentido, se puede ver que mientras que el área I muestra un mucho mayor número de miembros en los niveles II y III ―de acuerdo con el tamaño del área―, las áreas VI y VII muestran un número mucho menor en estos niveles, lo que se traduce que no es lo mismo llegar a estos niveles en las diferentes áreas.

Cuadro 1. Miembros del SNI por nivel y por área de acuerdo con el padrón de beneficiarios de CONACYT para el año 2020

Fuente: Patrón de beneficiarios del SNI (http://www.conacyt.gob.mx/images/SNI/Vigentes_2020.xlsx) Interpretación colores en el cuadro: Rojo: más de 20% superior a los esperados; Anaranjado: entre 10 y 20% superior a lo esperado; Verde oscuro: entre lo esperado y menos del 10% superior a lo esperado; Verde claro: entro lo esperado y menos del 10% inferior a lo esperado; Azul claro: entre 10 y 20% inferior a lo esperado; Azul oscuro: más de 20% inferior a lo esperado

Por otro lado, las áreas II y III, han desfavorecido mucho sus miembros como candidatos, que es un nivel ideado principalmente para las jóvenes promesas recién egresadas de sus estudios de postgrado pudiendo desalentarlas a seguir dentro de la investigación.

Si bien en el área IV hay un menor número de niveles III y eméritos y en la V donde hay menor número de niveles I y en ambas hay muchos más candidatos de lo esperado, son las áreas que, de acuerdo con estas estimaciones, menos desviaciones tienen con respecto a tener la distribución del número total de miembros.

Esto hace ver que el área importa cuando conocemos investigadores de cierto nivel en el SNI, porque no en todas ellas son las mismas carreras académicas dentro de la investigación para ir avanzando dentro del SNI, ya que los criterios son muy diferentes para cada área y, sin demeritar méritos académicos, se espera que con el nuevo reglamento se haga un esfuerzo por equilibrar las áreas y los criterios específicos para poder tener un sistema más justo de evaluación. Y esto también hace ver que las visiones de las diferentes áreas del conocimiento también pueden generar un sesgo importante en las evaluaciones académicas dentro de las Instituciones de Educación Superior. Por eso, la conciencia de que este tipo de programas y de evaluaciones académicas sean hechas por pares del área del conocimiento puede generar una evaluación más objetiva y empática que otros pares de áreas diferentes.

Las polémicas sobre quien merece ser reconocido como investigador nacional ―al menos como candidato a serlo― va a seguir estando presente; sin embargo, la evaluación que se hace hoy en día ―como parte de las comisiones puedo decirlo― es objetiva e imparcial, aunque los criterios de evaluación sean diferenciales y hasta hoy parezcan favorecer ciertas áreas, se debe saber que el reconocimiento de ser parte del SNI es un honor para un investigador nacional y debe corresponder a su aportación a la ciencia, tecnología e innovación del país, sin importar si esta se hace en instituciones públicas o privadas.

Finalmente, la investigación sin importar el área debe ser reconocida no solo por el gobierno sino por la sociedad, desde la trinchera de investigador creo que la valoración vendrá cuando la difusión de ciencia y tecnología se haga de manera más expedita. Mensaje para mis estudiantes: no hay mejor satisfacción de ser reconocido por tus pares, si se quieren dedicar a esto es una carrera hermosa con muchas satisfacciones personales.

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