/ jueves 25 de febrero de 2021

UG TU CONECTE CON LA CIENCIA

Las defensas de los humanos contra el coronavirus SARS-CoV-2

Dra. Eva Edilia Ávila Muro

Departamento de Biología, División de Ciencia Naturales y Exactas

Campus Guanajuato, Universidad de Guanajuato



En las infecciones por el coronavirus SARS-CoV-2 muchas personas muestran una enfermedad leve que pasa inadvertida; mientras que otras presentan infecciones moderadas o severas que pueden incluso llevarlos a la muerte. Esta variabilidad en la gravedad de las infecciones sugiere que en muchas personas sus defensas son muy efectivas para eliminar el virus y actúan con menor eficiencia en algunas otras, quienes presentan infecciones más severas.

En el momento en el cual los virus SARS-CoV-2 ingresan al organismo humano, se da la voz de alerta y entran en acción nuestras defensas. Éstas son de dos tipos, las que actúan inmediatamente o en unas pocas horas y las que tardan varios días o semanas en producirse. Las defensas rápidas se llaman innatas y son con las que nacemos, su función es reducir el número de virus que entran al organismo y despertar o alertar la respuesta más lenta. Esta última se llama respuesta adaptativa, se dirige con precisión únicamente contra un patógeno y el organismo humano guarda células de memoria que le permiten defenderse mejor si vuelve a encontrarse con el mismo intruso.

Para entender cómo reaccionan nuestras defensas innatas, recordemos que el material genético del virus SARS-CoV-2 es una cadena de ARN (ácido ribonucléico) de una sola hebra. Sin embargo, durante la producción de nuevos virus dentro de las células humanas se encuentran transitoriamente moléculas de ARN de dos hebras. El ARN de dos hebras es poco común en las células humanas, por eso nuestro organismo las detecta como extrañas y se inicia la respuesta innata produciéndose varias moléculas, entre ellas los interferones tipo 1. La función de este tipo de interferones es disminuir la producción de nuevos virus y hacer que las células vecinas sean más resistentes a la infección.

Se ha observado que los interferones tipos 1 son muy importantes en la defensa contra el virus SARS-CoV-2 porque las personas con COVID-19 que los producen pronto presentan una enfermedad de menor gravedad. Otra evidencia de la importancia de los interferones tipo 1 es que algunas personas que sufren COVID-19 severo aparentemente tienen mutaciones, o cambios, en uno de sus genes que resulta en baja producción de interferones. Además, se han encontrado enfermos graves de COVID-19 que contienen en su sangre unas moléculas llamadas autoanticuerpos contra interferones tipo 1. Estos autoanticuerpos bloquean a uno de estos interferones e impiden que funcione, resultado en una respuesta innata ineficiente, de manera similar a cuando hay baja cantidad de ellos. Otra situación que representa un riesgo para los pacientes con CoVID-19 es que posean bajos niveles de vitamina D, ya que ellos parecen tener mayor peligro de morir por esta infección. Sin embargo, la vitamina D se produce por exposición moderada a la luz solar, por lo cual esta deficiencia vitamínica podría resolverse con cierta facilidad.

En la defensa lenta (adaptativa) contra el virus SARS-CoV-2 se requiere la participación de varias células como los linfocitos T cooperadores, cuya buena respuesta se relaciona con una enfermedad COVID-19 de menor severidad. Entre las funciones de los linfocitos T cooperadores está la de producir otro interferón, el gamma o tipo 2, el cual se produce eficientemente en personas que sufren COVID-19 leve o moderado.

Un patógeno debe poseer al menos un truco para escaparse de la respuesta de defensa del ser humano, de otra manera sería incapaz de causar enfermedad. En algunas personas, el virus SARS- CoV-2 se escapa de la respuesta de los interferones tipo 1, quizá su principal truco sea atrasar la producción de estos interferones.

Como la respuesta innata hace sonar las campanas de alarma para que respondan las defensas adaptativas, el retraso en iniciar la respuesta innata resulta en un retraso en la adaptativa. Ello da tiempo a mayor producción del virus SARS-CoV-2 dentro de las células humanas conduciendo a que estos virus sigan estimulando el sistema de defensa innato.

La estimulación continua de las defensas innatas por parte del virus SARS-CoV-2 conduce a una excesiva producción de moléculas que llevan mensajes entre las células de la defensa, la llamada tormenta de citocinas. Una consecuencia de esta multitud de mensajes (citocinas) es la acumulación de células, como los neutrófilos, en los tejidos donde se encuentra el virus. El exceso de neutrófilos puede causar daño a los tejidos; por ejemplo, al pulmón.

Por otro lado, se ha observado que durante el COVID-19, en la premura por crear muchos neutrófilos nuestro organismo puede producirlos defectuosos o inmaduros y por ello no realizan sus funciones de manera correcta. Algo similar ocurre con otras células llamadas macrófagos. Los neutrófilos y macrófagos defectuosos se encuentran sobretodo en pacientes que sufren COVID-19 grave.

Además, las citocinas producidas en exceso podrían contribuir a la formación de coágulos sanguíneos que se observan en los pacientes graves de COVID-19 y que pueden obstruir las venas y arterias. El daño a las paredes de las venas causado por el virus SARS-CoV-2 podría también iniciar la formación de coágulos sanguíneos.

Las observaciones anteriores nos llevan a preguntarnos si ¿podría nuestra respuesta de defensa contribuir al daño al organismo que causa el virus SARS-CoV-2? Las investigaciones publicadas hasta ahora indican que las defensas del ser humano pueden ser muy efectivas contra el virus SARS-CoV-2; sin embargo, en algunas personas que por diversas razones tienen bajas defensas, la respuesta defensiva podría ser poco efectiva e incluso causar daño al individuo.


Cualquier comentario sobre este artículo, favor de dirigirlo a eugreka@ugto.mx. Para consulta de más artículos www.ugto.mx/eugreka

Las defensas de los humanos contra el coronavirus SARS-CoV-2

Dra. Eva Edilia Ávila Muro

Departamento de Biología, División de Ciencia Naturales y Exactas

Campus Guanajuato, Universidad de Guanajuato



En las infecciones por el coronavirus SARS-CoV-2 muchas personas muestran una enfermedad leve que pasa inadvertida; mientras que otras presentan infecciones moderadas o severas que pueden incluso llevarlos a la muerte. Esta variabilidad en la gravedad de las infecciones sugiere que en muchas personas sus defensas son muy efectivas para eliminar el virus y actúan con menor eficiencia en algunas otras, quienes presentan infecciones más severas.

En el momento en el cual los virus SARS-CoV-2 ingresan al organismo humano, se da la voz de alerta y entran en acción nuestras defensas. Éstas son de dos tipos, las que actúan inmediatamente o en unas pocas horas y las que tardan varios días o semanas en producirse. Las defensas rápidas se llaman innatas y son con las que nacemos, su función es reducir el número de virus que entran al organismo y despertar o alertar la respuesta más lenta. Esta última se llama respuesta adaptativa, se dirige con precisión únicamente contra un patógeno y el organismo humano guarda células de memoria que le permiten defenderse mejor si vuelve a encontrarse con el mismo intruso.

Para entender cómo reaccionan nuestras defensas innatas, recordemos que el material genético del virus SARS-CoV-2 es una cadena de ARN (ácido ribonucléico) de una sola hebra. Sin embargo, durante la producción de nuevos virus dentro de las células humanas se encuentran transitoriamente moléculas de ARN de dos hebras. El ARN de dos hebras es poco común en las células humanas, por eso nuestro organismo las detecta como extrañas y se inicia la respuesta innata produciéndose varias moléculas, entre ellas los interferones tipo 1. La función de este tipo de interferones es disminuir la producción de nuevos virus y hacer que las células vecinas sean más resistentes a la infección.

Se ha observado que los interferones tipos 1 son muy importantes en la defensa contra el virus SARS-CoV-2 porque las personas con COVID-19 que los producen pronto presentan una enfermedad de menor gravedad. Otra evidencia de la importancia de los interferones tipo 1 es que algunas personas que sufren COVID-19 severo aparentemente tienen mutaciones, o cambios, en uno de sus genes que resulta en baja producción de interferones. Además, se han encontrado enfermos graves de COVID-19 que contienen en su sangre unas moléculas llamadas autoanticuerpos contra interferones tipo 1. Estos autoanticuerpos bloquean a uno de estos interferones e impiden que funcione, resultado en una respuesta innata ineficiente, de manera similar a cuando hay baja cantidad de ellos. Otra situación que representa un riesgo para los pacientes con CoVID-19 es que posean bajos niveles de vitamina D, ya que ellos parecen tener mayor peligro de morir por esta infección. Sin embargo, la vitamina D se produce por exposición moderada a la luz solar, por lo cual esta deficiencia vitamínica podría resolverse con cierta facilidad.

En la defensa lenta (adaptativa) contra el virus SARS-CoV-2 se requiere la participación de varias células como los linfocitos T cooperadores, cuya buena respuesta se relaciona con una enfermedad COVID-19 de menor severidad. Entre las funciones de los linfocitos T cooperadores está la de producir otro interferón, el gamma o tipo 2, el cual se produce eficientemente en personas que sufren COVID-19 leve o moderado.

Un patógeno debe poseer al menos un truco para escaparse de la respuesta de defensa del ser humano, de otra manera sería incapaz de causar enfermedad. En algunas personas, el virus SARS- CoV-2 se escapa de la respuesta de los interferones tipo 1, quizá su principal truco sea atrasar la producción de estos interferones.

Como la respuesta innata hace sonar las campanas de alarma para que respondan las defensas adaptativas, el retraso en iniciar la respuesta innata resulta en un retraso en la adaptativa. Ello da tiempo a mayor producción del virus SARS-CoV-2 dentro de las células humanas conduciendo a que estos virus sigan estimulando el sistema de defensa innato.

La estimulación continua de las defensas innatas por parte del virus SARS-CoV-2 conduce a una excesiva producción de moléculas que llevan mensajes entre las células de la defensa, la llamada tormenta de citocinas. Una consecuencia de esta multitud de mensajes (citocinas) es la acumulación de células, como los neutrófilos, en los tejidos donde se encuentra el virus. El exceso de neutrófilos puede causar daño a los tejidos; por ejemplo, al pulmón.

Por otro lado, se ha observado que durante el COVID-19, en la premura por crear muchos neutrófilos nuestro organismo puede producirlos defectuosos o inmaduros y por ello no realizan sus funciones de manera correcta. Algo similar ocurre con otras células llamadas macrófagos. Los neutrófilos y macrófagos defectuosos se encuentran sobretodo en pacientes que sufren COVID-19 grave.

Además, las citocinas producidas en exceso podrían contribuir a la formación de coágulos sanguíneos que se observan en los pacientes graves de COVID-19 y que pueden obstruir las venas y arterias. El daño a las paredes de las venas causado por el virus SARS-CoV-2 podría también iniciar la formación de coágulos sanguíneos.

Las observaciones anteriores nos llevan a preguntarnos si ¿podría nuestra respuesta de defensa contribuir al daño al organismo que causa el virus SARS-CoV-2? Las investigaciones publicadas hasta ahora indican que las defensas del ser humano pueden ser muy efectivas contra el virus SARS-CoV-2; sin embargo, en algunas personas que por diversas razones tienen bajas defensas, la respuesta defensiva podría ser poco efectiva e incluso causar daño al individuo.


Cualquier comentario sobre este artículo, favor de dirigirlo a eugreka@ugto.mx. Para consulta de más artículos www.ugto.mx/eugreka

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