/ sábado 26 de mayo de 2018

V I C I S I T U D E S

EN LA EDUCACIÓN ESTÁ LA CLAVE

Por: Armando Hernández Origel

Existen situaciones reales que pueden plantearse como hipotéticas, y que van en relación con la forma en que pensamos, en la manera en que nos comportamos, sabiendo de antemano que todos podemos ser sujetos para actuar indebidamente, o que más de alguna vez, sin quererlo, o lo peor, sabiendo lo que se hace, nos permite introducirnos en nosotros mismos para poder definir el motivo, los porqués de cómo estamos actuando.

Me convenzo cada día más que no somos personas perfectas, que cometemos muchos errores, y que a la larga eso nos perjudica personal, familiar y socialmente.

Me convenzo más que la educación, la formación del ser humano, tienen sus orígenes en la familia, nacen en la familia y comienza a fortalecerse en la familia, con las acciones y el ejemplo de los propios padres, mamá y papá.

La influencia de los adultos en los hijos es determinante para que ellos reproduzcan ciertas conductas, no porque las hayan escuchado o visto en televisión, sino porque las vivenciaron en el seno de su casa al lado de sus padres, y pongo un ejemplo.

Si un pequeño vive en una familia de clase media donde los padres de familia trabajan honradamente para que él y sus hermanos, si los tiene, vivan dignamente, donde se percibe el calor de hogar y se transpira amor entre ellos, seguramente que los hijos irán mamando todo ello, y lo harán suyo. Más tarde sus conductas estarán bien dirigidas y digeridas, porque eso reflejarán en sus vidas futuras cuando a ellos les toque forman una nueva familia.

Si a un pequeño le hubiese tocado nacer en una familia adinerada cuyos padres le pueden brindar una buena educación, en escuelas de primer nivel, aunado a esto que la educación de dicha familia es ejemplar, sin duda que los resultados podrían ser en la misma proporción, es decir, tendrán la forma de comportarse de acuerdo a lo que han vivido. En ambos casos estoy hablando que todo se rige por las normas personales, familiares y sociales, porque el buen comportamiento, la educación, es un ejemplo a seguir.

Si en el caso de los dos pequeños a los que acabo de enunciar les pasara algo desagradable, que uno no quisiera que sucediera pero que desgraciadamente existe en México y en el mundo, fueran siendo extraídos, robados de sus casas por alguien que se dedica a robar niños, los famosos roba chicos, podría suceder lo siguiente: Primero, pedir a los padres un rescate y regresarlos con ellos. Segundo: venderlos al mejor postor sin interesarles que les vaya a pasar. Tercero: quedarse con ellos para “hacerlos propio de su familia” y explotarlos, compartiendo con ellos un ambiente hostil, deshonesto, tratando de lastimar siempre a los demás.

En el último caso si estos pequeños se quedan a vivir con sus captores, seguramente que ellos aprenderán a delinquir, aprenderán a robar, a lastimar, a asaltar, porque ese es el medio que están viviendo, observando y experimentando, queriendo decir con ello que, aunque hayan nacido en familias bien habidas, ya sea de clase media trabajadora o de clase alta con todo por poder vivir sin contratiempos, serán ahora parte de las familias que delinquen y personas de malas mañas.

Pues es a eso a lo que quiero llegar porque muchas veces sin darnos cuenta les estamos mostrando a nuestros hijos, a través de las nuestras acciones que lo que estamos haciendo es algo normal, aunque sea algo indebido, porque lo están viendo y viviendo de cerca, tan cerca que si para nosotros es normal, pues para ellos también lo será.

Hay cosas tan simples y que muchas veces dejamos de hacer que después nos olvidamos de ellas. El saludo de los buenos días, de las buenas tardes o de las buenas noches, es algo que debemos hacer por educación, por norma de respeto ante quien nos encontramos, comenzando desde casa, y si no lo hacemos con los nuestros difícilmente cuando uno salga de casa lo hará con los vecinos, con los compañeros de trabajo, y más aún con personas que ni siquiera conocemos. No personalizamos y nos volvemos insensibles.

Todos tenemos obligaciones y responsabilidades que cumplir en casa, ya sea tender la cama, lavar los trastes, recoger la basura, darle de comer a las mascotas, limpiar y sacudir los espacios personales como nuestra recámara o los espacios comunes como lo son la sala, la cocina, los baños, es decir, tenemos que hacerlo primero en familia para poder hacerlo posteriormente en la escuela, en el trabajo o donde nos encontremos. Pero tenemos que comenzar en casa pues si no lo hacemos estaremos faltando a un compromiso familiar, social; estaremos faltando a una responsabilidad. Si no cumples con tus obligaciones en casa, difícilmente cumplirás con tus obligaciones en el trabajo, en la escuela, y eso tarde que temprano nos acarreará a todos problemas.

Si tus hijos observan en casa que te estás colgando de un diablito de luz porque no has hecho el contrato respectivo ante la instancia correspondiente; si tu hijo observa que te estás agandallando el cable del servicio de televisión de paga del vecino; si tus hijos observan que no estás pagando el consumo del agua porque estás conectado a una toma clandestina, pues en cualquiera de los tres casos tus hijos verán eso como algo normal, y algún día lo harán sin darse cuenta que eso es un robo, que es parte de una acción indebida que está lastimando tu persona, tu familia, y tu ambiente moral porque no es correcto lo que les has enseñado con tus acciones.

Si tu hijo, tu hija, tus nietos van contigo en tu automóvil y observan que te estás pasando los altos, que no estás respetando la luz roja; si tus mismos hijos se dan cuenta que un servidor público, en este caso un agente de tránsito, te para para extenderte una multa porque cometiste una infracción, y observan que le ofreces dinero para que no te la haga, y lo que es peor, el agente de tránsito te está aceptando la mordida, lo único que les estamos mostrando es que vivimos en un mundo corrupto donde todo se paga con dinero, y el día de mañana ellos también lo harán , pensado que es normal hacerlo, y si papá o abuelo lo hicieron porque ellos no.

Si te llegas a estacionar donde no debes, en un área para cruce de peatones, un espacio para discapacitados, personas de la tercera edad o mujeres embarazadas, sabiendo que estás actuando mal, tus hijos, que te están observando haciendo lo incorrecto, no dudarán en repetir tus acciones, faltando así a un principio de respeto por las condiciones que tienen otras personas.

Si cuando vas a trabajar tienes la costumbre de salir tarde de casa, seguramente llegarás tarde a tu trabajo, por consecuencia, si tus hijos salen tarde de casa llegarán tarde a su escuela, y eso lo verán como algo normal, cuando en realidad no lo es porque se está faltando a un principio de orden y disciplina.

Si por diversas circunstancias de la vida, te acostumbras a pedir prestado a tus amigos o a tus familiares, y tienes la costumbre de no pagar, y tus hijos se dan cuenta de ello, lo más seguro es que piensen que eso es normal, y harán los mismos con sus contemporáneos, y a la larga lo harán en su vida adulta, dejándoles como mensaje que se puede ser alevoso con los que actúan correctamente.

Si una persona roba, asalta, golpea a quienes pasan frente a ella; si una persona se mete a casas ajenas a sustraer cosas que no son suyas, lo comentan en casa y sus vástagos se dan cuenta de que lo que lleva su papá es algo que en realidad no es suyo, seguramente que dará por hecho que si su papá lo hizo también él o ella lo podrán hacer, cayendo en estereotipos inadecuados de comportamiento que lastiman a nuestra sociedad.

Si tienes animales en casa y no sabes tratarlos ni convivir con ellos, o los maltratas continuamente, el mensaje es claro dándoles a entender que son seres inferiores de los que se puede abusar. Eso, personal y socialmente, es totalmente incorrecto.

Si te atreves a discriminar a las personas porque no piensan como tú, porque tienen color de piel distinta a la tuya, porque económicamente tienen niveles distintos a los tuyos o porque sabes que tienen otras preferencias sexuales, les dices apodos, los insultas, en una palabra los discriminas haciéndolos menos, no dudes ni tantito que tus hijos o familiares pequeños repetirán tus conductas inadecuadas y lastimarán porque eso es lo que les estás enseñando, mostrando, y recalcando para que lo hagan. Todos merecemos respeto; tú debes respetar; tus hijos sabrán respetar.

Cuando tus hijos observan que tiras basura en la vía pública, que tiras basura en las riberas de los ríos o en donde te plazca, y que sabes que no debes hacerlo, lo único que se está propiciando es que ellos lo sigan haciendo porque en su vida diaria así está pasando y es común hacerlo.

Todos estos tipos de acciones y procederes inadecuados son los que están lastimando a nuestra sociedad, que está cansada de lo que está pasando. Si los adultos de esta generación lo hacen porque no deben hacerlo los hijos o las generaciones nuevas.

No responsabilicemos a los demás de nuestras acciones, porque buenas o malas son nuestras. Si nuestras acciones son malas se traducirán en hechos lastimosos que fracturan nuestro diario vivir, nuestra sociedad y nuestro entorno. Si son buenas tendremos un mundo más honesto, más claro, más próspero, más humano solidario y respetuoso. No culpemos a los demás, ya que la respuesta está en nosotros mismos.

Si nos damos cuenta y no corregimos el rumbo, lo que está pasando hoy en día en nuestra sociedad, seguirá prevaleciendo, masacrando nuestra postura de ver en el otro al hermano que comparte un mismo espacio.

No me queda duda que en la educación está la clave. Los adultos requerimos reeducarnos. Necesitamos urgentemente educar a nuestras familias, a las nuevas generaciones, para que ellos mismos se den cuenta que nuestro mundo se puede corregir, que se puede enderezar nuestro México, nuestro Planeta Tierra.

Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz.

EN LA EDUCACIÓN ESTÁ LA CLAVE

Por: Armando Hernández Origel

Existen situaciones reales que pueden plantearse como hipotéticas, y que van en relación con la forma en que pensamos, en la manera en que nos comportamos, sabiendo de antemano que todos podemos ser sujetos para actuar indebidamente, o que más de alguna vez, sin quererlo, o lo peor, sabiendo lo que se hace, nos permite introducirnos en nosotros mismos para poder definir el motivo, los porqués de cómo estamos actuando.

Me convenzo cada día más que no somos personas perfectas, que cometemos muchos errores, y que a la larga eso nos perjudica personal, familiar y socialmente.

Me convenzo más que la educación, la formación del ser humano, tienen sus orígenes en la familia, nacen en la familia y comienza a fortalecerse en la familia, con las acciones y el ejemplo de los propios padres, mamá y papá.

La influencia de los adultos en los hijos es determinante para que ellos reproduzcan ciertas conductas, no porque las hayan escuchado o visto en televisión, sino porque las vivenciaron en el seno de su casa al lado de sus padres, y pongo un ejemplo.

Si un pequeño vive en una familia de clase media donde los padres de familia trabajan honradamente para que él y sus hermanos, si los tiene, vivan dignamente, donde se percibe el calor de hogar y se transpira amor entre ellos, seguramente que los hijos irán mamando todo ello, y lo harán suyo. Más tarde sus conductas estarán bien dirigidas y digeridas, porque eso reflejarán en sus vidas futuras cuando a ellos les toque forman una nueva familia.

Si a un pequeño le hubiese tocado nacer en una familia adinerada cuyos padres le pueden brindar una buena educación, en escuelas de primer nivel, aunado a esto que la educación de dicha familia es ejemplar, sin duda que los resultados podrían ser en la misma proporción, es decir, tendrán la forma de comportarse de acuerdo a lo que han vivido. En ambos casos estoy hablando que todo se rige por las normas personales, familiares y sociales, porque el buen comportamiento, la educación, es un ejemplo a seguir.

Si en el caso de los dos pequeños a los que acabo de enunciar les pasara algo desagradable, que uno no quisiera que sucediera pero que desgraciadamente existe en México y en el mundo, fueran siendo extraídos, robados de sus casas por alguien que se dedica a robar niños, los famosos roba chicos, podría suceder lo siguiente: Primero, pedir a los padres un rescate y regresarlos con ellos. Segundo: venderlos al mejor postor sin interesarles que les vaya a pasar. Tercero: quedarse con ellos para “hacerlos propio de su familia” y explotarlos, compartiendo con ellos un ambiente hostil, deshonesto, tratando de lastimar siempre a los demás.

En el último caso si estos pequeños se quedan a vivir con sus captores, seguramente que ellos aprenderán a delinquir, aprenderán a robar, a lastimar, a asaltar, porque ese es el medio que están viviendo, observando y experimentando, queriendo decir con ello que, aunque hayan nacido en familias bien habidas, ya sea de clase media trabajadora o de clase alta con todo por poder vivir sin contratiempos, serán ahora parte de las familias que delinquen y personas de malas mañas.

Pues es a eso a lo que quiero llegar porque muchas veces sin darnos cuenta les estamos mostrando a nuestros hijos, a través de las nuestras acciones que lo que estamos haciendo es algo normal, aunque sea algo indebido, porque lo están viendo y viviendo de cerca, tan cerca que si para nosotros es normal, pues para ellos también lo será.

Hay cosas tan simples y que muchas veces dejamos de hacer que después nos olvidamos de ellas. El saludo de los buenos días, de las buenas tardes o de las buenas noches, es algo que debemos hacer por educación, por norma de respeto ante quien nos encontramos, comenzando desde casa, y si no lo hacemos con los nuestros difícilmente cuando uno salga de casa lo hará con los vecinos, con los compañeros de trabajo, y más aún con personas que ni siquiera conocemos. No personalizamos y nos volvemos insensibles.

Todos tenemos obligaciones y responsabilidades que cumplir en casa, ya sea tender la cama, lavar los trastes, recoger la basura, darle de comer a las mascotas, limpiar y sacudir los espacios personales como nuestra recámara o los espacios comunes como lo son la sala, la cocina, los baños, es decir, tenemos que hacerlo primero en familia para poder hacerlo posteriormente en la escuela, en el trabajo o donde nos encontremos. Pero tenemos que comenzar en casa pues si no lo hacemos estaremos faltando a un compromiso familiar, social; estaremos faltando a una responsabilidad. Si no cumples con tus obligaciones en casa, difícilmente cumplirás con tus obligaciones en el trabajo, en la escuela, y eso tarde que temprano nos acarreará a todos problemas.

Si tus hijos observan en casa que te estás colgando de un diablito de luz porque no has hecho el contrato respectivo ante la instancia correspondiente; si tu hijo observa que te estás agandallando el cable del servicio de televisión de paga del vecino; si tus hijos observan que no estás pagando el consumo del agua porque estás conectado a una toma clandestina, pues en cualquiera de los tres casos tus hijos verán eso como algo normal, y algún día lo harán sin darse cuenta que eso es un robo, que es parte de una acción indebida que está lastimando tu persona, tu familia, y tu ambiente moral porque no es correcto lo que les has enseñado con tus acciones.

Si tu hijo, tu hija, tus nietos van contigo en tu automóvil y observan que te estás pasando los altos, que no estás respetando la luz roja; si tus mismos hijos se dan cuenta que un servidor público, en este caso un agente de tránsito, te para para extenderte una multa porque cometiste una infracción, y observan que le ofreces dinero para que no te la haga, y lo que es peor, el agente de tránsito te está aceptando la mordida, lo único que les estamos mostrando es que vivimos en un mundo corrupto donde todo se paga con dinero, y el día de mañana ellos también lo harán , pensado que es normal hacerlo, y si papá o abuelo lo hicieron porque ellos no.

Si te llegas a estacionar donde no debes, en un área para cruce de peatones, un espacio para discapacitados, personas de la tercera edad o mujeres embarazadas, sabiendo que estás actuando mal, tus hijos, que te están observando haciendo lo incorrecto, no dudarán en repetir tus acciones, faltando así a un principio de respeto por las condiciones que tienen otras personas.

Si cuando vas a trabajar tienes la costumbre de salir tarde de casa, seguramente llegarás tarde a tu trabajo, por consecuencia, si tus hijos salen tarde de casa llegarán tarde a su escuela, y eso lo verán como algo normal, cuando en realidad no lo es porque se está faltando a un principio de orden y disciplina.

Si por diversas circunstancias de la vida, te acostumbras a pedir prestado a tus amigos o a tus familiares, y tienes la costumbre de no pagar, y tus hijos se dan cuenta de ello, lo más seguro es que piensen que eso es normal, y harán los mismos con sus contemporáneos, y a la larga lo harán en su vida adulta, dejándoles como mensaje que se puede ser alevoso con los que actúan correctamente.

Si una persona roba, asalta, golpea a quienes pasan frente a ella; si una persona se mete a casas ajenas a sustraer cosas que no son suyas, lo comentan en casa y sus vástagos se dan cuenta de que lo que lleva su papá es algo que en realidad no es suyo, seguramente que dará por hecho que si su papá lo hizo también él o ella lo podrán hacer, cayendo en estereotipos inadecuados de comportamiento que lastiman a nuestra sociedad.

Si tienes animales en casa y no sabes tratarlos ni convivir con ellos, o los maltratas continuamente, el mensaje es claro dándoles a entender que son seres inferiores de los que se puede abusar. Eso, personal y socialmente, es totalmente incorrecto.

Si te atreves a discriminar a las personas porque no piensan como tú, porque tienen color de piel distinta a la tuya, porque económicamente tienen niveles distintos a los tuyos o porque sabes que tienen otras preferencias sexuales, les dices apodos, los insultas, en una palabra los discriminas haciéndolos menos, no dudes ni tantito que tus hijos o familiares pequeños repetirán tus conductas inadecuadas y lastimarán porque eso es lo que les estás enseñando, mostrando, y recalcando para que lo hagan. Todos merecemos respeto; tú debes respetar; tus hijos sabrán respetar.

Cuando tus hijos observan que tiras basura en la vía pública, que tiras basura en las riberas de los ríos o en donde te plazca, y que sabes que no debes hacerlo, lo único que se está propiciando es que ellos lo sigan haciendo porque en su vida diaria así está pasando y es común hacerlo.

Todos estos tipos de acciones y procederes inadecuados son los que están lastimando a nuestra sociedad, que está cansada de lo que está pasando. Si los adultos de esta generación lo hacen porque no deben hacerlo los hijos o las generaciones nuevas.

No responsabilicemos a los demás de nuestras acciones, porque buenas o malas son nuestras. Si nuestras acciones son malas se traducirán en hechos lastimosos que fracturan nuestro diario vivir, nuestra sociedad y nuestro entorno. Si son buenas tendremos un mundo más honesto, más claro, más próspero, más humano solidario y respetuoso. No culpemos a los demás, ya que la respuesta está en nosotros mismos.

Si nos damos cuenta y no corregimos el rumbo, lo que está pasando hoy en día en nuestra sociedad, seguirá prevaleciendo, masacrando nuestra postura de ver en el otro al hermano que comparte un mismo espacio.

No me queda duda que en la educación está la clave. Los adultos requerimos reeducarnos. Necesitamos urgentemente educar a nuestras familias, a las nuevas generaciones, para que ellos mismos se den cuenta que nuestro mundo se puede corregir, que se puede enderezar nuestro México, nuestro Planeta Tierra.

Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz.

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