/ miércoles 19 de agosto de 2020

V I C I S I T U D E S

DE LAS MANOS A LAS BOLSAS DE MANO


Todo conocimiento lleva una cuerda que lo va armando, entretejiendo para saber de él, en cualquiera de los temas de la vida. Cuando se tiene una duda pues lo más práctico es preguntar sin sentir pena por hacerlo, porque eso nos lleva a resolverla.

Está claro que resolver una duda nos lleva a conocimientos, que nos llevarán a tener otras dudas, en una estira y afloja de lo que queremos conocer, saber y aplicar.


Esto sucede no necesariamente cuando se está estudiando porque llega a pasar en una simple plática donde surgen palabras que no comprendemos. Si nos apenamos y no preguntamos, las dudas seguirán y nunca avanzaremos. Sales de dudas o te quedas con más, ¿qué es preferible?

Entre más dudas: pregunto, investigo y resuelvo; pero entre más conozco más dudas tengo. No hay de otra, pues es una forma segura de seguir aprendiendo, no en la escuela sino en nuestro diario vivir.

La semana pasada hablaba de lavarnos las manos de manera sistemática para poder combatir los bichos, virus y bacterias, y evitar enfermedades, y creo también que eso lo tenemos ya bien claro, pero da pie a pensar en otras formas, en que esos bichos están atentos para atacarnos y enfermarnos.


Espero ser breve por lo que quiero compartirles, porque es muy común que lo hagamos todos, pero en especial las mujeres, que las usan como “cofres llenos de tesoros” que valen para ellas oro puro.


Me refiero a las bolsas de mano o de bolsillo que continuamente utilizan. En un gran porcentaje de los hogares hay mujeres, o al menos una, por lo que al menos existe una bolsa, hasta del mandado.


Muchas tienden a poner sus bolsas en el piso, en el suelo, como también hay otras que impiden que las demás las coloquen ahí, porque, según el conocimiento popular, “si pones una bolsa en el suelo el dinero no te rinde”. La reacción inmediata es quitarlas del mismo y ponerlas en otro lugar, en una silla, en la mesa o sobre las piernas. Sea cierto o no dicha creencia, hay otros motivos por las que no las deben poner en el suelo o en cualquier otro lugar de dudosa limpieza.


Muchas mujeres, y algunos varones, porque usan menos bolsas, llegan a poner sus bolsos en el piso cuando están en algún puesto de alimentos donde no hay mesas y sillas para sentarse; otras más las ponen en el suelo cuando se suben en algún vehículo de motor, sea transporte público o carro particular, o lo que es peor, entran a los baños de un centro comercial, de una local de comida o aún en alguna casa que visitan, sin considera que en el suelo existen millones de microbios, bacterias, que pueden afectar su salud y la de sus familiares. Que es lo que pasa, que esas bolsas que se pusieron en el piso, las llevan a sus casas, y sin cuidado alguno ponen las bolsas en le mesa de la cocina, la del comedor, en la mesita de centro o en los muebles. Imagínense ustedes todo lo que puede provocar esta falta de atención para el cuidado y bienestar de nuestra salud. No sé de estadísticas al respecto ni tengo tampoco una información correcta de la cantidad de bacterias o virus que puede haber en esas bolsas.


Estimados lectores, ¿y los celulares? ¿Duda? ¡Investiga! Un tema nos llevó a otro. El Señor les bendiga y les dé su paz. Mtro. Armando.

DE LAS MANOS A LAS BOLSAS DE MANO


Todo conocimiento lleva una cuerda que lo va armando, entretejiendo para saber de él, en cualquiera de los temas de la vida. Cuando se tiene una duda pues lo más práctico es preguntar sin sentir pena por hacerlo, porque eso nos lleva a resolverla.

Está claro que resolver una duda nos lleva a conocimientos, que nos llevarán a tener otras dudas, en una estira y afloja de lo que queremos conocer, saber y aplicar.


Esto sucede no necesariamente cuando se está estudiando porque llega a pasar en una simple plática donde surgen palabras que no comprendemos. Si nos apenamos y no preguntamos, las dudas seguirán y nunca avanzaremos. Sales de dudas o te quedas con más, ¿qué es preferible?

Entre más dudas: pregunto, investigo y resuelvo; pero entre más conozco más dudas tengo. No hay de otra, pues es una forma segura de seguir aprendiendo, no en la escuela sino en nuestro diario vivir.

La semana pasada hablaba de lavarnos las manos de manera sistemática para poder combatir los bichos, virus y bacterias, y evitar enfermedades, y creo también que eso lo tenemos ya bien claro, pero da pie a pensar en otras formas, en que esos bichos están atentos para atacarnos y enfermarnos.


Espero ser breve por lo que quiero compartirles, porque es muy común que lo hagamos todos, pero en especial las mujeres, que las usan como “cofres llenos de tesoros” que valen para ellas oro puro.


Me refiero a las bolsas de mano o de bolsillo que continuamente utilizan. En un gran porcentaje de los hogares hay mujeres, o al menos una, por lo que al menos existe una bolsa, hasta del mandado.


Muchas tienden a poner sus bolsas en el piso, en el suelo, como también hay otras que impiden que las demás las coloquen ahí, porque, según el conocimiento popular, “si pones una bolsa en el suelo el dinero no te rinde”. La reacción inmediata es quitarlas del mismo y ponerlas en otro lugar, en una silla, en la mesa o sobre las piernas. Sea cierto o no dicha creencia, hay otros motivos por las que no las deben poner en el suelo o en cualquier otro lugar de dudosa limpieza.


Muchas mujeres, y algunos varones, porque usan menos bolsas, llegan a poner sus bolsos en el piso cuando están en algún puesto de alimentos donde no hay mesas y sillas para sentarse; otras más las ponen en el suelo cuando se suben en algún vehículo de motor, sea transporte público o carro particular, o lo que es peor, entran a los baños de un centro comercial, de una local de comida o aún en alguna casa que visitan, sin considera que en el suelo existen millones de microbios, bacterias, que pueden afectar su salud y la de sus familiares. Que es lo que pasa, que esas bolsas que se pusieron en el piso, las llevan a sus casas, y sin cuidado alguno ponen las bolsas en le mesa de la cocina, la del comedor, en la mesita de centro o en los muebles. Imagínense ustedes todo lo que puede provocar esta falta de atención para el cuidado y bienestar de nuestra salud. No sé de estadísticas al respecto ni tengo tampoco una información correcta de la cantidad de bacterias o virus que puede haber en esas bolsas.


Estimados lectores, ¿y los celulares? ¿Duda? ¡Investiga! Un tema nos llevó a otro. El Señor les bendiga y les dé su paz. Mtro. Armando.

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