/ miércoles 26 de mayo de 2021

V I C I S I T U D E S

PISTOLA EN MANO

“La realidad nos abre los ojos”. Anónimo. Y en lo persona le agregaría, “aunque muchos no quieran verla”, comenzando con nuestras autoridades. Desconozco dónde está fallando tanta información que aparece contradiciendo las realidades que tenemos en nuestra ciudad, en nuestro país y en el mundo entero, pero por lo pronto me centraré en nuestro entrañable Irapuato.

PRIMER INCIDENTE: Sale una señora de su casa porque necesita ir a una tienda comercial a comprar alimentos y víveres que se requieren para su familia. Vive cerca de dicho establecimiento, y, por lo general, va todos los días, pues le es cómodo asistir a ella. Mas tarda en salir, y apenas ha caminado unos pasos de su casa, cuando dos tipejos en una motocicleta, se le acercan, sacan una pistola, le piden que le dé su bolsa y su celular, y ella por temor a que la vayan a lastimar les entrega las cosas. Como está cerca de su casa, regresa a ella toda alterada y le explica a su esposo lo que acaba de acontecer. REPERCUCIÓN: La señora no ha vuelto a salir sola de su casa.

SEGUNDO INCIDENTE: Una señora, con sus hijos, ponen por necesidad una tienda para comenzar a ofrecer algunos productos que ella ha elaborado. Todo va bien, y quizá las ventas no son las esperadas, pero con alegría y esperanza abre todas las mañanas. Cierto día abre su pequeño negocio, el cual reitero está comenzando, y le llega un tipejo, sacándole una pistola y amenazándola para que le dé lo que le pide, mercancía, dinero, el celular. Por temor a ser dañada, entrega las cosas al delincuente, el cual se retira sin ningún problema. REPERCUCIÓN: La señora, a pesar del entusiasmo y necesidad que tenía, cerró su negocio.

TERCER INCIDENTE. Un señor todos los días sale de su casa a realizar actividades cotidianas, como ir a la tienda a comprar cosas, salir a caminar, entre otras. Uno de esos días tiene que salir de casa y comienza a caminar, llevando su cartera y su celular por lo que se pueda ofrecer, pues ya es persona adulta mayor. Poco tardó en caminar cuando se da cuenta que un tipejo lo va siguiendo, pero cuando quiso reaccionar, ya lo tenía encima, amenazándolo con una pistola que traía en su cintura y pidiéndole todo lo que traía. El señor regresa a su casa espantado y molesto. REPERCUCIÓN: El señor necesita salir, pero ya no lleva celular, ni cartera, sólo su identificación y poco dinero, se siente inseguro porque en la calle ya casi no hay gente.

CUARTO INCIDENTE. En este caso se presentan dos personas dañadas. Viene un señor en su camioneta seminueva, pero en perfectas condiciones Circula tranquilamente hasta que necesita bajar a comprar unos antojitos que vende una señora, que es conocida por el barrio. Llega al puesto y pide lo que se le antoja, pero en esos momentos se acercan dos tipejos, amenazando con pistolas al señor de la camioneta, exigiéndole que les entregase su unidad. A pesar de todo, se las entregó, porque valoró, primero su vida y después la de la señora que atendía su negocio de comida. Los dos se espantaron sobremanera y se consolaron mutuamente, sintiéndose impotentes ante tal acción. REPERCUCIÓN: La señora dejó de asistir unos días a preparar sus antojitos, porque se puso mal del susto.

¿A quién creerle, a la autoridad o a los afectados? Bendiciones. Mtro. Armando.

PISTOLA EN MANO

“La realidad nos abre los ojos”. Anónimo. Y en lo persona le agregaría, “aunque muchos no quieran verla”, comenzando con nuestras autoridades. Desconozco dónde está fallando tanta información que aparece contradiciendo las realidades que tenemos en nuestra ciudad, en nuestro país y en el mundo entero, pero por lo pronto me centraré en nuestro entrañable Irapuato.

PRIMER INCIDENTE: Sale una señora de su casa porque necesita ir a una tienda comercial a comprar alimentos y víveres que se requieren para su familia. Vive cerca de dicho establecimiento, y, por lo general, va todos los días, pues le es cómodo asistir a ella. Mas tarda en salir, y apenas ha caminado unos pasos de su casa, cuando dos tipejos en una motocicleta, se le acercan, sacan una pistola, le piden que le dé su bolsa y su celular, y ella por temor a que la vayan a lastimar les entrega las cosas. Como está cerca de su casa, regresa a ella toda alterada y le explica a su esposo lo que acaba de acontecer. REPERCUCIÓN: La señora no ha vuelto a salir sola de su casa.

SEGUNDO INCIDENTE: Una señora, con sus hijos, ponen por necesidad una tienda para comenzar a ofrecer algunos productos que ella ha elaborado. Todo va bien, y quizá las ventas no son las esperadas, pero con alegría y esperanza abre todas las mañanas. Cierto día abre su pequeño negocio, el cual reitero está comenzando, y le llega un tipejo, sacándole una pistola y amenazándola para que le dé lo que le pide, mercancía, dinero, el celular. Por temor a ser dañada, entrega las cosas al delincuente, el cual se retira sin ningún problema. REPERCUCIÓN: La señora, a pesar del entusiasmo y necesidad que tenía, cerró su negocio.

TERCER INCIDENTE. Un señor todos los días sale de su casa a realizar actividades cotidianas, como ir a la tienda a comprar cosas, salir a caminar, entre otras. Uno de esos días tiene que salir de casa y comienza a caminar, llevando su cartera y su celular por lo que se pueda ofrecer, pues ya es persona adulta mayor. Poco tardó en caminar cuando se da cuenta que un tipejo lo va siguiendo, pero cuando quiso reaccionar, ya lo tenía encima, amenazándolo con una pistola que traía en su cintura y pidiéndole todo lo que traía. El señor regresa a su casa espantado y molesto. REPERCUCIÓN: El señor necesita salir, pero ya no lleva celular, ni cartera, sólo su identificación y poco dinero, se siente inseguro porque en la calle ya casi no hay gente.

CUARTO INCIDENTE. En este caso se presentan dos personas dañadas. Viene un señor en su camioneta seminueva, pero en perfectas condiciones Circula tranquilamente hasta que necesita bajar a comprar unos antojitos que vende una señora, que es conocida por el barrio. Llega al puesto y pide lo que se le antoja, pero en esos momentos se acercan dos tipejos, amenazando con pistolas al señor de la camioneta, exigiéndole que les entregase su unidad. A pesar de todo, se las entregó, porque valoró, primero su vida y después la de la señora que atendía su negocio de comida. Los dos se espantaron sobremanera y se consolaron mutuamente, sintiéndose impotentes ante tal acción. REPERCUCIÓN: La señora dejó de asistir unos días a preparar sus antojitos, porque se puso mal del susto.

¿A quién creerle, a la autoridad o a los afectados? Bendiciones. Mtro. Armando.