/ miércoles 1 de septiembre de 2021

V I C I S I T U D E S

AHORA DEL REGRESO A LA ESCUELA


Innumerables ocasiones hemos escuchado que es en la casa donde se educa a la persona, desde la infancia hasta la juventud, pero tomando en cuenta que es en la primera, donde se sientan las bases de lo que será esa persona cuando sea adulta; es la famosa cimentación del ser humano, que lo sostiene para que sepa conducirse y ser una persona de bien a su familia, a su sociedad, a sí mismo.

Totalmente de acuerdo en que el hogar, la casa, donde habitan papá, mamá, e hijos, es donde se forja la confianza y la seguridad en los hijos para que sepan enfrentar los problemas que se le van presentado, y para que enfrenten con valor las adversidades, que, quiéranlo o no, van a tener que experimentar.

¿Qué pasa entonces con la escuela y los docentes en el papel que les toca jugar, en esos valores, seguridad y confianza que deben aprender los alumnos? ¿Son realmente educadores o se vuelven simplemente informadores o instructores? ¿Tiene algún sentido ir sólo por ello a la escuela, a recibir información?

Me queda claro, en lo personal, lo afirmo, que la escuela y el docente son potencialmente educadores que auxilian, complementan y se responsabilizan de la educación que comienza a generarse en el hogar. No serán los primeros responsables, pero sí son corresponsables en el comportamiento que tiene el ser humano dentro de la sociedad.

No creo yo que la escuela sea sólo una fuente de información o instrucción, para verter en la mente de sus estudiantes; no creo yo que sólo juegue un papel intelectual sistematizado por programas de estudios. La escuela debe permitir que la persona sea, crea y produzca en bien de una colectividad.

Un educador debe primero formarse, antes de formar a los demás; debe guiar y concientizar a sus alumnos en que es preferible poder trabajar y colaborar CON los otros, que lo tenga que hacer PARA los otros.

Todos sabemos, hayamos ido a la escuela o no, que como personas tenemos fortalezas y debilidades, tenemos cosas buenas, pero también algunas fallas; como personas tenemos carencias, pero también tenemos muchas riquezas que nos faltan por descubrir, y es ahí donde entra la escuela, donde hace su aparición el docente. No se busca tener o contar con personas perfectas, porque éstas, aunque hayan asistido con el mejor docente del mundo, no se van a lograr, porque debemos recordar que la misma perfección no es perfecta; ésta es relativa y no absoluta.

El hombre por el simple hecho de serlo es su propia riqueza, pero cuando le hace falta algo, aparece su carencia, misma que tendrá que trabajarse desde al ámbito escolar, donde existe el maestro, el docente, el educador. Bendiciones. Mtro. Armando.


AHORA DEL REGRESO A LA ESCUELA


Innumerables ocasiones hemos escuchado que es en la casa donde se educa a la persona, desde la infancia hasta la juventud, pero tomando en cuenta que es en la primera, donde se sientan las bases de lo que será esa persona cuando sea adulta; es la famosa cimentación del ser humano, que lo sostiene para que sepa conducirse y ser una persona de bien a su familia, a su sociedad, a sí mismo.

Totalmente de acuerdo en que el hogar, la casa, donde habitan papá, mamá, e hijos, es donde se forja la confianza y la seguridad en los hijos para que sepan enfrentar los problemas que se le van presentado, y para que enfrenten con valor las adversidades, que, quiéranlo o no, van a tener que experimentar.

¿Qué pasa entonces con la escuela y los docentes en el papel que les toca jugar, en esos valores, seguridad y confianza que deben aprender los alumnos? ¿Son realmente educadores o se vuelven simplemente informadores o instructores? ¿Tiene algún sentido ir sólo por ello a la escuela, a recibir información?

Me queda claro, en lo personal, lo afirmo, que la escuela y el docente son potencialmente educadores que auxilian, complementan y se responsabilizan de la educación que comienza a generarse en el hogar. No serán los primeros responsables, pero sí son corresponsables en el comportamiento que tiene el ser humano dentro de la sociedad.

No creo yo que la escuela sea sólo una fuente de información o instrucción, para verter en la mente de sus estudiantes; no creo yo que sólo juegue un papel intelectual sistematizado por programas de estudios. La escuela debe permitir que la persona sea, crea y produzca en bien de una colectividad.

Un educador debe primero formarse, antes de formar a los demás; debe guiar y concientizar a sus alumnos en que es preferible poder trabajar y colaborar CON los otros, que lo tenga que hacer PARA los otros.

Todos sabemos, hayamos ido a la escuela o no, que como personas tenemos fortalezas y debilidades, tenemos cosas buenas, pero también algunas fallas; como personas tenemos carencias, pero también tenemos muchas riquezas que nos faltan por descubrir, y es ahí donde entra la escuela, donde hace su aparición el docente. No se busca tener o contar con personas perfectas, porque éstas, aunque hayan asistido con el mejor docente del mundo, no se van a lograr, porque debemos recordar que la misma perfección no es perfecta; ésta es relativa y no absoluta.

El hombre por el simple hecho de serlo es su propia riqueza, pero cuando le hace falta algo, aparece su carencia, misma que tendrá que trabajarse desde al ámbito escolar, donde existe el maestro, el docente, el educador. Bendiciones. Mtro. Armando.