/ miércoles 20 de octubre de 2021

V I C I S I T U D E S

ES UN DIOS DE AMOR


“Cuando ya somos unas personas adultas, con mucha frecuencia estamos en busca de una serenidad en nuestra vida, porque es un aspecto que nos hace falta sentir y vivir con más frecuencia, en especial en tiempos de mucha incertidumbre, inquietudes y estrés, que no nos permiten sentirnos plenos, felices, y de poder disfrutar de cada instante; pero esta sensación sólo la podemos lograr siendo conscientes del momento que vivimos y sentir que estamos en armonía con el universo, del cual formamos parte, que es la esencia misma de Nuestro Buen Padre Dios.

Considero que esa paz interior, que inconscientemente buscamos, es más importante que todos los aspectos materiales y superfluos que empañan nuestra existencia y nos hacen perder el rumbo, dejando únicamente una sensación de vacío que nos impide disfrutar plenamente de lo que es la vida, que es amor, tranquilidad, buenas relaciones, disfrutar de lo que hacemos, queremos, valoramos, escuchar, empatizar con las personas que nos rodean, siendo sensibles, afables y sobre todo abandonarnos en Dios, que es nuestro origen y hacia el cual nos dirigimos.

Es muy bonito despertar y apreciar con toda apacibilidad de las riquezas que Nuestro Buen Padre Dios ha creado para nosotros, mostrando de esta manera el gran amor que nos tiene, y es precisamente aquí en donde debe surgir desde lo más profundo de nuestro ser un agradecimiento hacia Él, por su inmensa bondad de regalarnos el maravilloso don de la vida.

Una persona agradecida es alguien que encuentra un sentido en todas las oportunidades, retos y tribulaciones que se nos pueden presentar en el día a día, pero con la conciencia de que no estamos solos y que cada prueba por la que tenemos que pasar adquiere un nuevo significado, pues no es solamente dolor, decepción, resignación, frustración, enfermedad, miedo, rencor y pérdida, sino que lo percibimos como pequeñas pruebas y experiencias que purifican nuestra alma, permitiéndonos crecer y madurar, pues todo ofrecido a Dios adquiere un nuevo significado que nos guía hacia la razón de nuestra existencia. ¡Seamos agradecidos ¡.

Con todo lo anterior puedo concluir que nuestro Dios, es un Dios de Amor y de Entrega; podemos leerlo en sus enseñanzas. A su lado sabemos que siempre nos guiará por el camino correcto, y como buenos hijos suyos debemos respetar su voluntad, y tener la confianza en Él. Dios representa el refugio que nos cobija y la calma con la que nos consuela. Él es todo generosidad y nuestra fe es testigo de ello”.

Agradecido estoy mi estimado amigo Maestro Miguel Antonio Hernández, por tu colaboración para esta humilde columna editorial. Bendiciones. Mtro. Armando.

ES UN DIOS DE AMOR


“Cuando ya somos unas personas adultas, con mucha frecuencia estamos en busca de una serenidad en nuestra vida, porque es un aspecto que nos hace falta sentir y vivir con más frecuencia, en especial en tiempos de mucha incertidumbre, inquietudes y estrés, que no nos permiten sentirnos plenos, felices, y de poder disfrutar de cada instante; pero esta sensación sólo la podemos lograr siendo conscientes del momento que vivimos y sentir que estamos en armonía con el universo, del cual formamos parte, que es la esencia misma de Nuestro Buen Padre Dios.

Considero que esa paz interior, que inconscientemente buscamos, es más importante que todos los aspectos materiales y superfluos que empañan nuestra existencia y nos hacen perder el rumbo, dejando únicamente una sensación de vacío que nos impide disfrutar plenamente de lo que es la vida, que es amor, tranquilidad, buenas relaciones, disfrutar de lo que hacemos, queremos, valoramos, escuchar, empatizar con las personas que nos rodean, siendo sensibles, afables y sobre todo abandonarnos en Dios, que es nuestro origen y hacia el cual nos dirigimos.

Es muy bonito despertar y apreciar con toda apacibilidad de las riquezas que Nuestro Buen Padre Dios ha creado para nosotros, mostrando de esta manera el gran amor que nos tiene, y es precisamente aquí en donde debe surgir desde lo más profundo de nuestro ser un agradecimiento hacia Él, por su inmensa bondad de regalarnos el maravilloso don de la vida.

Una persona agradecida es alguien que encuentra un sentido en todas las oportunidades, retos y tribulaciones que se nos pueden presentar en el día a día, pero con la conciencia de que no estamos solos y que cada prueba por la que tenemos que pasar adquiere un nuevo significado, pues no es solamente dolor, decepción, resignación, frustración, enfermedad, miedo, rencor y pérdida, sino que lo percibimos como pequeñas pruebas y experiencias que purifican nuestra alma, permitiéndonos crecer y madurar, pues todo ofrecido a Dios adquiere un nuevo significado que nos guía hacia la razón de nuestra existencia. ¡Seamos agradecidos ¡.

Con todo lo anterior puedo concluir que nuestro Dios, es un Dios de Amor y de Entrega; podemos leerlo en sus enseñanzas. A su lado sabemos que siempre nos guiará por el camino correcto, y como buenos hijos suyos debemos respetar su voluntad, y tener la confianza en Él. Dios representa el refugio que nos cobija y la calma con la que nos consuela. Él es todo generosidad y nuestra fe es testigo de ello”.

Agradecido estoy mi estimado amigo Maestro Miguel Antonio Hernández, por tu colaboración para esta humilde columna editorial. Bendiciones. Mtro. Armando.