/ miércoles 8 de diciembre de 2021

V I C I S I T U D E S

LA MEDICINA, VOCACIÓN PARA TODA LA VIDA

Lo que hoy quiero compartir con ustedes, es una gran colaboración que en su momento la hizo un amigo personal y, que también, durante muchos años, estuvo brindando su tiempo, escribiendo para sus lectores de nuestro diario el Sol de Irapuato. Quiero destacar algunas de sus líneas, dedicadas, creo yo, no sólo a sus amigos médicos, sino también a aquellos que creen en la medicina y la hacen parte de su vida. En aquel entonces él evocó a uno de sus colegas, no sé si haya sido su maestro, pero nos decía: Alfonso Quintana Requene nos dijo un día: “La medicina es como la madre o la mujer que decidieron amar; hay que dedicarle tiempo toda la vida, ponerle interés, no cambiarla por nadie, conocerla y estar al pendiente cuando cambie, sin quejarse”.

Mencionaba, continuando con Quintana Riqueme, “la medicina les va a quitar el hambre, el sueño, el descanso y, a veces, la tranquilidad. Pero se volverán adictos a ella, porque no habrá actitud de amor a ella que no compense. Amarla los volverá famosos, se sentirán orgullosos de ella si siguen sus enseñanzas. La medicina les permitirá ser respetados por honrarla, y ella los hará lucir seguros en sus decisiones, capaces en sus acciones y triunfadores en casi todos sus tratamientos”.

Proseguía mencionando lo que decía su colega: “Hay que aclarar que esa mujer que llamamos medicina no concede inmortalidad. Sólo el espíritu no enferma y no muere. Sin embargo, hay muchos que desean no padecer enfermedad por miedo a la muerte”.

El artículo que escribió me pareció interesantísimo desde que se publicó hace ya algunos años, y en su momento, dado lo importante de sus palabras, me pareció prudente, primero sacarle una copia al ejemplar, y segundo obsequiar el mismo a algunos alumnos del área de la salud.

Mi querido amigo, siempre que acudíamos a consulta con él, hablaba fehacientemente de la medicina, de cómo la sentía, la vivía y lo mucho que esta noble profesión y vocación le había dado, desde que decidió formarse en ella. Él decía que la función del médico era, es, disminuir o acabar con el padecer del paciente siempre que fuera posible, pues “si puede curar, cura; si no puede curar, alivia; si no puede curar y aliviar, consuela”, y quiero entender que sus compañeros médicos estarían de acuerdo con él. Continuamente nos mencionaba a mi esposa y a mí, que cuando un médico tiene verdadera vocación, “conoce al ser humano en lo físico, mental, emocional y espiritual, y ejerce una medicina holística”.

Mi respeto y admiración para el Médico Pediatra Eduardo González Campos. Que Dios lo tenga en su Santa Gloria, pues seguramente estará gozando con el Señor por todo el bien que hizo a los niños que atendió y a los papás con quien platicó, animó y acompañó. Seguiré compartiendo, si Dios me lo permite, más sobre este artículo, escrito por él.

El Señor los bendiga. Mtro. Armando.

LA MEDICINA, VOCACIÓN PARA TODA LA VIDA

Lo que hoy quiero compartir con ustedes, es una gran colaboración que en su momento la hizo un amigo personal y, que también, durante muchos años, estuvo brindando su tiempo, escribiendo para sus lectores de nuestro diario el Sol de Irapuato. Quiero destacar algunas de sus líneas, dedicadas, creo yo, no sólo a sus amigos médicos, sino también a aquellos que creen en la medicina y la hacen parte de su vida. En aquel entonces él evocó a uno de sus colegas, no sé si haya sido su maestro, pero nos decía: Alfonso Quintana Requene nos dijo un día: “La medicina es como la madre o la mujer que decidieron amar; hay que dedicarle tiempo toda la vida, ponerle interés, no cambiarla por nadie, conocerla y estar al pendiente cuando cambie, sin quejarse”.

Mencionaba, continuando con Quintana Riqueme, “la medicina les va a quitar el hambre, el sueño, el descanso y, a veces, la tranquilidad. Pero se volverán adictos a ella, porque no habrá actitud de amor a ella que no compense. Amarla los volverá famosos, se sentirán orgullosos de ella si siguen sus enseñanzas. La medicina les permitirá ser respetados por honrarla, y ella los hará lucir seguros en sus decisiones, capaces en sus acciones y triunfadores en casi todos sus tratamientos”.

Proseguía mencionando lo que decía su colega: “Hay que aclarar que esa mujer que llamamos medicina no concede inmortalidad. Sólo el espíritu no enferma y no muere. Sin embargo, hay muchos que desean no padecer enfermedad por miedo a la muerte”.

El artículo que escribió me pareció interesantísimo desde que se publicó hace ya algunos años, y en su momento, dado lo importante de sus palabras, me pareció prudente, primero sacarle una copia al ejemplar, y segundo obsequiar el mismo a algunos alumnos del área de la salud.

Mi querido amigo, siempre que acudíamos a consulta con él, hablaba fehacientemente de la medicina, de cómo la sentía, la vivía y lo mucho que esta noble profesión y vocación le había dado, desde que decidió formarse en ella. Él decía que la función del médico era, es, disminuir o acabar con el padecer del paciente siempre que fuera posible, pues “si puede curar, cura; si no puede curar, alivia; si no puede curar y aliviar, consuela”, y quiero entender que sus compañeros médicos estarían de acuerdo con él. Continuamente nos mencionaba a mi esposa y a mí, que cuando un médico tiene verdadera vocación, “conoce al ser humano en lo físico, mental, emocional y espiritual, y ejerce una medicina holística”.

Mi respeto y admiración para el Médico Pediatra Eduardo González Campos. Que Dios lo tenga en su Santa Gloria, pues seguramente estará gozando con el Señor por todo el bien que hizo a los niños que atendió y a los papás con quien platicó, animó y acompañó. Seguiré compartiendo, si Dios me lo permite, más sobre este artículo, escrito por él.

El Señor los bendiga. Mtro. Armando.