/ miércoles 10 de agosto de 2022

V I C I S I T U D E S | EN NOMBRE DE LA FRATERNIDAD HUMANA

“TODOS TENEMOS DERECHO A LIBRE CIRCULACIÓN Y A PASAR Y A VIVIR A OTRA CIUDAD O PAÍS. Todos tenemos derecho a no ser sometidos a ninguna discriminación. Todos somos iguales ante la ley. Todos tenemos el derecho de respetar y proteger los derechos de la comunidad”. Todos, en lo absoluto, tenemos una serie de derechos por el simple hecho de ser personas.

He estado leyendo, como ya se los había mencionado alguna otra vez, la Carta Encíclica FRATELLI TUTTI, sobre la fraternidad y la amistad social, del Santo Padre Francisco, y cada que quiero compartirles algo, me encuentro en una encrucijada, por el simple hecho de mostrarles a mi modo lo que sus sabias palabras nos dice, pero me brinca posteriormente el que vaya a cometer una omisión y no llegue el mensaje completo, real y objetivo de las palabras del Papa Francisco, que prefiero transcribir lo que a mi juicio “es más importante” de todo lo importante del texto en general.

Entre una forma y otra, les comento que el Capítulo Cuarto, titulado UN CORAZÓN ABIERTO AL MUNDO ENTERO, nos enuncia en un principio el que todas las personas, que habitamos en este maravilloso planeta, debemos mostrarnos como hermanos, o en sus palabras, SOMOS HERMANOS Y HERMANAS, pero no sólo de dichos, sino de forma concreta, que nos hacen pensar en que tenemos que vernos desde otra dimensión para desarrollar reacciones humanas ante ese hecho de vernos como hermanas y hermanos, independientemente de nuestro estatus social, color de piel o lugar de nacimiento.

Pero qué sucede cuando esos hermanos y hermanas son personas migrantes, pues la responsabilidad de mostrarnos como tales se vuelve más difícil de entender. Al respecto el Papa Francisco nos dice: “Es verdad que lo ideal sería evitar las migraciones innecesarias y para ello el camino es crear en los países de origen la posibilidad efectiva de vivir y de crecer con dignidad, de manera que se puedan encontrar allí mismo las condiciones para el desarrollo integral. Pero mientras no haya serios avances en esta línea, nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona.

Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: ACOGER, PROTEGER, PROMOVER E INTEGRAR. Porque no se trata de dejar caer desde arriba programas de asistencia social sino de recorrer juntos un camino a través de estas cuatro acciones, para construir ciudades y países que, al tiempo que conservan sus respectivas identidades culturales y religiosas, estén abiertos a las diferencias y sepan cómo valorarlas en nombre de la fraternidad humana”.

Mis estimados lectores, les confieso que me voy a quedar súper corto en esta colaboración porque tengo mucho que compartir, pero poco espacio para hacerlo, así que de antemano les pido una disculpa si no logro concretar mi objetivo de darles con claridad lo que nos comparte, para hacerlo vida, el Papa Francisco. Bendiciones

“TODOS TENEMOS DERECHO A LIBRE CIRCULACIÓN Y A PASAR Y A VIVIR A OTRA CIUDAD O PAÍS. Todos tenemos derecho a no ser sometidos a ninguna discriminación. Todos somos iguales ante la ley. Todos tenemos el derecho de respetar y proteger los derechos de la comunidad”. Todos, en lo absoluto, tenemos una serie de derechos por el simple hecho de ser personas.

He estado leyendo, como ya se los había mencionado alguna otra vez, la Carta Encíclica FRATELLI TUTTI, sobre la fraternidad y la amistad social, del Santo Padre Francisco, y cada que quiero compartirles algo, me encuentro en una encrucijada, por el simple hecho de mostrarles a mi modo lo que sus sabias palabras nos dice, pero me brinca posteriormente el que vaya a cometer una omisión y no llegue el mensaje completo, real y objetivo de las palabras del Papa Francisco, que prefiero transcribir lo que a mi juicio “es más importante” de todo lo importante del texto en general.

Entre una forma y otra, les comento que el Capítulo Cuarto, titulado UN CORAZÓN ABIERTO AL MUNDO ENTERO, nos enuncia en un principio el que todas las personas, que habitamos en este maravilloso planeta, debemos mostrarnos como hermanos, o en sus palabras, SOMOS HERMANOS Y HERMANAS, pero no sólo de dichos, sino de forma concreta, que nos hacen pensar en que tenemos que vernos desde otra dimensión para desarrollar reacciones humanas ante ese hecho de vernos como hermanas y hermanos, independientemente de nuestro estatus social, color de piel o lugar de nacimiento.

Pero qué sucede cuando esos hermanos y hermanas son personas migrantes, pues la responsabilidad de mostrarnos como tales se vuelve más difícil de entender. Al respecto el Papa Francisco nos dice: “Es verdad que lo ideal sería evitar las migraciones innecesarias y para ello el camino es crear en los países de origen la posibilidad efectiva de vivir y de crecer con dignidad, de manera que se puedan encontrar allí mismo las condiciones para el desarrollo integral. Pero mientras no haya serios avances en esta línea, nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde pueda no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, sino también realizarse integralmente como persona.

Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: ACOGER, PROTEGER, PROMOVER E INTEGRAR. Porque no se trata de dejar caer desde arriba programas de asistencia social sino de recorrer juntos un camino a través de estas cuatro acciones, para construir ciudades y países que, al tiempo que conservan sus respectivas identidades culturales y religiosas, estén abiertos a las diferencias y sepan cómo valorarlas en nombre de la fraternidad humana”.

Mis estimados lectores, les confieso que me voy a quedar súper corto en esta colaboración porque tengo mucho que compartir, pero poco espacio para hacerlo, así que de antemano les pido una disculpa si no logro concretar mi objetivo de darles con claridad lo que nos comparte, para hacerlo vida, el Papa Francisco. Bendiciones