/ miércoles 29 de junio de 2022

V I C I S I T U D E S | Tener deseo de recibir para compartir

He tratado ya durante algún tiempo compartir por redes sociales o simplemente mensajes por WhatsApp, algunas ideas personales, sentimientos y emociones que afloran en mi interior o palabras y mensajes que simplemente llegan a mis manos por conducto de mis contactos, estableciendo con ellos ese sentimiento de sentirnos útiles, y con motivaciones recíprocas que permitan que nuestras vidas y experiencias sigan creciendo. Hay quienes sé que las leen, pero nada más, pues, como es normal, no llegan a realizar algún comentario. Otros más escriben alguna ideas o respuesta breve, correspondiendo a lo enviado, pero hay otros que merecen mis respetos por la forma en que analizan, desgranan mis escritos, y extienden los mismos, complementando lo poco o mucho que les haya enviado. De una forma u otra a todos ellos agradezco el tiempo que se toman para hacer suyas dichas reflexiones. A mediados de este mes envié lo siguiente: “El corazón alegre mejora la salud; el espíritu abatido seca los huesos. Proverbios 17,22. Dios nos dé la salud física, mental, espiritual y emocional que cada uno de nosotros necesitamos. Él nos bendice. Mtro. Armando”.

Una amiga que vive en el Estado de México, Lisset, y que en algún otro momento ya compartí aquí en mi columna algo de ella, me hizo un comentario que me parece muy interesante, y que creo merece ser leído, por la forma en que abordó ese pequeño gran mensaje que le envié. Esto menciona al respecto; espero lo disfruten.

“Si provenimos de la Luz infinita cuyo ADN es Compartir e Impartir con abundancia, pero la Vasija que creó para tener con quién compartir tiene el ADN de Recibir, entonces nosotros los humanos, tenemos que crear la tercera naturaleza que las honre a ambas: Tener Deseo de Recibir para Compartir. Debemos ser la CAUSA, ser Proactivos como la Luz, no solamente reactivos, que a veces en el mundo físico lo experimentamos como ser víctima, lo vivimos como “lo que me pasa”.

Muchas veces lo que se necesita es que elijamos, que tomemos decisiones, que hagamos restricción, que seamos propositivos y creadores. Todas las acciones de un músculo proactivo que es el libre albedrío. Pero a veces, también nos pasan cosas involuntarias, eventos en que hay que desarrollar Certeza, Resiliencia, Apreciación, Tolerancia a las Frustración y Capacidad de Demora. Ambas naturalezas debemos desarrollarlas de una manera balanceada. Podemos parecer insignificantes pero la verdad es que esta es una naturaleza híbrida exquisitamente difícil, cumpliendo una tarea cósmica de lograr algo que no existe de manera espontánea.

Por eso le llamamos TRABAJO ESPIRITUAL, y el gran resultado de hacerlo, es tener mérito y una satisfacción plena; cuando logramos balancear ambas naturalezas (Alma y Ego), encontramos al final del proceso a una persona feliz, madura y maravillosamente satisfecha de su esfuerzo de vida. Así que… ¡A trabajar!” Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz. Mtro. Armando.

He tratado ya durante algún tiempo compartir por redes sociales o simplemente mensajes por WhatsApp, algunas ideas personales, sentimientos y emociones que afloran en mi interior o palabras y mensajes que simplemente llegan a mis manos por conducto de mis contactos, estableciendo con ellos ese sentimiento de sentirnos útiles, y con motivaciones recíprocas que permitan que nuestras vidas y experiencias sigan creciendo. Hay quienes sé que las leen, pero nada más, pues, como es normal, no llegan a realizar algún comentario. Otros más escriben alguna ideas o respuesta breve, correspondiendo a lo enviado, pero hay otros que merecen mis respetos por la forma en que analizan, desgranan mis escritos, y extienden los mismos, complementando lo poco o mucho que les haya enviado. De una forma u otra a todos ellos agradezco el tiempo que se toman para hacer suyas dichas reflexiones. A mediados de este mes envié lo siguiente: “El corazón alegre mejora la salud; el espíritu abatido seca los huesos. Proverbios 17,22. Dios nos dé la salud física, mental, espiritual y emocional que cada uno de nosotros necesitamos. Él nos bendice. Mtro. Armando”.

Una amiga que vive en el Estado de México, Lisset, y que en algún otro momento ya compartí aquí en mi columna algo de ella, me hizo un comentario que me parece muy interesante, y que creo merece ser leído, por la forma en que abordó ese pequeño gran mensaje que le envié. Esto menciona al respecto; espero lo disfruten.

“Si provenimos de la Luz infinita cuyo ADN es Compartir e Impartir con abundancia, pero la Vasija que creó para tener con quién compartir tiene el ADN de Recibir, entonces nosotros los humanos, tenemos que crear la tercera naturaleza que las honre a ambas: Tener Deseo de Recibir para Compartir. Debemos ser la CAUSA, ser Proactivos como la Luz, no solamente reactivos, que a veces en el mundo físico lo experimentamos como ser víctima, lo vivimos como “lo que me pasa”.

Muchas veces lo que se necesita es que elijamos, que tomemos decisiones, que hagamos restricción, que seamos propositivos y creadores. Todas las acciones de un músculo proactivo que es el libre albedrío. Pero a veces, también nos pasan cosas involuntarias, eventos en que hay que desarrollar Certeza, Resiliencia, Apreciación, Tolerancia a las Frustración y Capacidad de Demora. Ambas naturalezas debemos desarrollarlas de una manera balanceada. Podemos parecer insignificantes pero la verdad es que esta es una naturaleza híbrida exquisitamente difícil, cumpliendo una tarea cósmica de lograr algo que no existe de manera espontánea.

Por eso le llamamos TRABAJO ESPIRITUAL, y el gran resultado de hacerlo, es tener mérito y una satisfacción plena; cuando logramos balancear ambas naturalezas (Alma y Ego), encontramos al final del proceso a una persona feliz, madura y maravillosamente satisfecha de su esfuerzo de vida. Así que… ¡A trabajar!” Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz. Mtro. Armando.