/ miércoles 14 de abril de 2021

¿Valiente o irresponsable?

En YouTube hallarás especialistas apasionados diciendo que el secreto del éxito es el valor para hacer las cosas. Incluso recomiendan que digas que sabes y después averiguas cómo hacerlo. Lo cual es excelente, siempre y cuando lo hagas bien.

La página Significados.com explica que la valentía es la actitud y determinación con la cual un individuo hace frente y responde ante una situación de peligro, miedo o riesgo. Esa misma página dice que la irresponsabilidad se refiere a la incapacidad y falta de voluntad de una persona para cumplir con una obligación, compromiso o tarea asignada de forma voluntaria u obligatoria.

La siguiente historia explica bien la diferencia entre ser valiente y ser irresponsable.

Todo comenzó una tarde cuando un cliente me dijo: “Mariana, cuando tengas oportunidad, ¿pudieras revisar este documento y darme tu opinión?”

¿Qué contenía el archivo? El Modelo CANVAS de un proyecto e información relacionada.

Quienes están familiarizados con emprendimiento y/o Modelo CANVAS, saben que la propuesta de valor se refiere a las ventajas que nuestro producto/servicio tiene para los clientes.

En cambio, el archivo que revisé tenía un slogan en donde debía ir la propuesta y mucha información sin sentido. La segmentación de mercado era muy general y sin datos que la respaldaran.

Después de revisar todas las pestañas de ese archivo de Excel, todo estaba mal. Incluso, si hubiera sido un trabajo escolar tenía fallas graves. Desgraciadamente era el trabajo hecho por un “profesional”.

Punto por punto le fui explicando a mi cliente dónde estaban los errores, no había forma de corregir algo, había que empezar de nuevo. Él me explicó entre molesto y triste que ese era el resultado de 8 meses de trabajo de una persona que contrató específicamente para eso.

Pero ¿qué fue lo que pasó? Bueno, eso lo supe después. Después de mi retroalimentación sobre el archivo, me incorporé al proyecto para responder la pregunta del cliente: ¿continuamos o lo dejamos morir?

Lo primero fue platicar con quien creó el archivo de Excel. Me explicó sobre sus funciones y actividades, intentó marearme con palabras y dando una lista de todo lo que, según, sabía hacer. Puras mentiras y la evidencia era el archivo.

Además del Modelo CANVAS, tenía a su cargo la página web, relaciones públicas y otras actividades, de las cuales no había registro o algo medible de esos 8 meses de trabajo. Lo único que tenía era el archivo mal hecho.

Esta persona pasó de la valentía a la irresponsabilidad porque se vendió como experta en numerosas cosas, dando cero resultados.

Cuando se le comentó que las cosas cambiarían, decidió dar las gracias y dejar el proyecto.

¿Qué pasó? Se sintió al descubierto porque sabía que fue irresponsable en lugar de valiente al tomar un trabajo fuera de su alcance. Desconocía cómo hacer lo que se comprometió a hacer y sus resultados lo demostraban.

Aceptar un trabajo es hacer la promesa de que lo puedes realizar y dejarás satisfecho al cliente. Aquella persona que te paga, está confiando en ti.

Sé valiente y arriésgate, sobre todo sé responsable.

La palabra es lo más valioso que posee una persona, cuídala, respétala y hazla valer.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien”.


En YouTube hallarás especialistas apasionados diciendo que el secreto del éxito es el valor para hacer las cosas. Incluso recomiendan que digas que sabes y después averiguas cómo hacerlo. Lo cual es excelente, siempre y cuando lo hagas bien.

La página Significados.com explica que la valentía es la actitud y determinación con la cual un individuo hace frente y responde ante una situación de peligro, miedo o riesgo. Esa misma página dice que la irresponsabilidad se refiere a la incapacidad y falta de voluntad de una persona para cumplir con una obligación, compromiso o tarea asignada de forma voluntaria u obligatoria.

La siguiente historia explica bien la diferencia entre ser valiente y ser irresponsable.

Todo comenzó una tarde cuando un cliente me dijo: “Mariana, cuando tengas oportunidad, ¿pudieras revisar este documento y darme tu opinión?”

¿Qué contenía el archivo? El Modelo CANVAS de un proyecto e información relacionada.

Quienes están familiarizados con emprendimiento y/o Modelo CANVAS, saben que la propuesta de valor se refiere a las ventajas que nuestro producto/servicio tiene para los clientes.

En cambio, el archivo que revisé tenía un slogan en donde debía ir la propuesta y mucha información sin sentido. La segmentación de mercado era muy general y sin datos que la respaldaran.

Después de revisar todas las pestañas de ese archivo de Excel, todo estaba mal. Incluso, si hubiera sido un trabajo escolar tenía fallas graves. Desgraciadamente era el trabajo hecho por un “profesional”.

Punto por punto le fui explicando a mi cliente dónde estaban los errores, no había forma de corregir algo, había que empezar de nuevo. Él me explicó entre molesto y triste que ese era el resultado de 8 meses de trabajo de una persona que contrató específicamente para eso.

Pero ¿qué fue lo que pasó? Bueno, eso lo supe después. Después de mi retroalimentación sobre el archivo, me incorporé al proyecto para responder la pregunta del cliente: ¿continuamos o lo dejamos morir?

Lo primero fue platicar con quien creó el archivo de Excel. Me explicó sobre sus funciones y actividades, intentó marearme con palabras y dando una lista de todo lo que, según, sabía hacer. Puras mentiras y la evidencia era el archivo.

Además del Modelo CANVAS, tenía a su cargo la página web, relaciones públicas y otras actividades, de las cuales no había registro o algo medible de esos 8 meses de trabajo. Lo único que tenía era el archivo mal hecho.

Esta persona pasó de la valentía a la irresponsabilidad porque se vendió como experta en numerosas cosas, dando cero resultados.

Cuando se le comentó que las cosas cambiarían, decidió dar las gracias y dejar el proyecto.

¿Qué pasó? Se sintió al descubierto porque sabía que fue irresponsable en lugar de valiente al tomar un trabajo fuera de su alcance. Desconocía cómo hacer lo que se comprometió a hacer y sus resultados lo demostraban.

Aceptar un trabajo es hacer la promesa de que lo puedes realizar y dejarás satisfecho al cliente. Aquella persona que te paga, está confiando en ti.

Sé valiente y arriésgate, sobre todo sé responsable.

La palabra es lo más valioso que posee una persona, cuídala, respétala y hazla valer.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien”.