Monseñor Enrique Díaz Díaz Obispo de la diócesis de Irapuato, dio a conocer que a pesar de la inseguridad que se vive las iglesias se encuentran vulnerables a robos como cualquier otra institución o inmueble no se han blindado, más sin embargo si se han incrementado los cuidados en las iglesias.
“Las iglesias no se han blindado, se tienen los cuidados ordinarios, la seguridad ordinaria, no estamos blindados de nada, estamos expuestos como cualquier ciudadano; si tratamos de proteger lo más que se pueda, porque son bienes de la comunidad, de la nación, de la iglesia y bienes artísticos las mayoría de ellos, que más que bienes materiales que valgan mucho son bienes religiosos, bienes de un gran y profundo sentido religioso”, refirió el Pontífice.
Los atracos
Entre los robos más comunes sufren las iglesias se encuentra el hurto de imágenes, relicarios, piezas de arte sacro, así como cajas de diezmo o alcancías y ofrendas; entre los robos más significativos de encuentra el robo de la corona de plata con incrustaciones de metales preciosos del Cristo Negro, la cual fue robada en Agosto de 2010 y un año después gracias a donaciones de los feligreses que lograron juntar casi 350 mil pesos, fue colocada al Cristo Negro una nueva corona, durante el obispado de José de Jesús Martínez Zepeda.
En Mayo de 2018 tanto la imagen de la virgen, así como la alcancía de su altar colocado hace casi 50 años en el mercado Tomasa Esteves fueron robados; sin embargo, la imagen fue recuperada algunos días después, se encontró abandonada en una colonia ubicada a unas calles del mercado.
Así mismo parroquias como la de San Antonio han sido blanco de la delincuencia, de donde se ha sustraído el dinero de alcancías, sobre todas horas donde no se celebra misa, ante ello en algunos templos se ha reforzado la vigilancia de parte de los párrocos e incluso en algunas se han instalado sistemas de video vigilancia a fin de poner freno a los delincuentes.