Cada día son menos las personas asiduas al olor a tinta, al contacto con el papel, a sentarse en la banca de una plaza, en un café o en la sala de su casa para leer la noticia impresa en un periódico… cada día es más difícil para un voceador ganarse el sustento.
Rogelio Zúñiga Medina, desde hace 40 años es voceador, en un inicio vendía el periódico en la esquina de Hidalgo y Zaragoza, su venta la iniciaba con los trabajadores de empresas como la Termoeléctrica, Univex y Negromex, hoy que la tecnología acerca la información a través de medios digitales, recuerda con nostalgia aquellos tiempos de bonanza, tiempos donde al final de la jornada se habían vendido todos los periódicos.
“Antes nos iba muy bien, la gente compraba de todos los periódicos, siempre se han vendido unos más que otros, pero nos iba muy bien, a veces quedaban 2 o 3 periódicos, pero casi siempre acababa uno con todo”…
Todos los días, Rogelio Zúñiga inicia su jornada de trabajo a las 6:30 de la mañana y termina a las 3 de la tarde, como desde hace 4 décadas, realiza su labor con el mejor de los ánimos, disfruta la convivencia con la gente y con los clientes que a través de los años conservan la tradición de comprar y leer el periódico.
“Pues no hay que echarnos para atrás, hay que entrarle al toro y que Dios nos siga socorriendo con lo que sea su voluntad y aquí estamos al pie del cañón”…
Consciente de que el avance tecnológico cada día reduce más su campo de trabajo y atenta contra la labor que ha desempeñado durante 4 décadas, Raúl Zúñiga Medina, vive su día a día sin pesar en el futuro… con lluvia, con sol, con calor o con frío, siempre está al pie del cañón, en la Plaza Cívica, lugar donde vende el periódico.