Bodas de oro del Obispo emérito

IRAPUATO, Gto.- El primer obispo de Irapuato y actual obispo emérito de la Diócesis local, José de Jesús Martínez Zepeda, celebró sus 50 años de ordenación sacerdotal y agradeció al pueblo irapuatense por haberlo acogido como uno de los suyos.

Este viernes, José de Jesús Martínez Zepeda regresó a la Catedral de Irapuato, esa en la que por más de 13 años ofició la misa dominical del medio día y esa que también vio cómo se erigió en 2004 por ordenanza del Papa Juan Pablo II.

José de Jesús Martínez Zepeda recorrió de nueva cuenta las plazas Madero e Hidalgo, como lo hacía todos los domingos cuando oficiaba misa. El obispo emérito de Irapuato estuvo acompañado en la misa de sus 50 años de ordenanza sacerdotal por el Arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, así como del obispo de Izcalli, Francisco González Ramos, y del obispo emérito de Huejutla, Salvador Martínez Pérez, entre otros sacerdotes.

La familia de monseñor Martínez Zepeda lo acompañó.

Enrique Díaz Díaz, obispo de la Diócesis de Irapuato, reconoció el trabajo de José de Jesús Martínez Zepeda por haber sido el iniciador de la diócesis irapuatense.

“Poner la semilla siempre es un momento de esperanza y de ilusión. Nuestra Diócesis ha iniciado acompañada y tomada de la mano y en su corazón y fue guiada en sus inicios por nuestro obispo emérito.

“(...) Son muchas las bendiciones que el Señor ha derramado en esta nueva y joven diócesis y nuestro corazón se une a la acción de gracias por sus 50 años de vida sacerdotal”, dijo el obispo de la Diócesis de Irapuato.

Por su parte, José de la Luz Pérez, sacerdote mejor conocido como el padre Lucho, agradeció el trabajo realizado por el obispo emérito y sobre todo por sus enseñanzas durante su estancia en Irapuato.

Casi al final de la misa por su ordenación sacerdotal, la cual estuvo bastante concurrida, José de Jesús Martínez Zepeda reflexionó sobre lo que ha sido su vida religiosa y donde dijo ha recibido bastantes satisfacciones.

Recorrió nuevamente el camino como lo hizo cada domingo por casi 13 años.

“El Señor me ha pedido que siga transmitiendo su palabra, a cambio he recibido muchos amigos, muchas alegrías, muchas atenciones (...) muchas gracias por acompañarme en este caminar, donde no he estado solo, he estado con todos ustedes y con Dios Nuestro Señor”.

Más tarde, en un conocido salón de fiestas, el obispo emérito fue celebrado con una comida en su honor.