Pesé a la afectación que la crisis económica y sanitaria dejaron no sólo en el municipio sino que en todo el país, aún hay familias de Irapuato que luchan por conservar las tradiciones, como lo son los famosos Barrios.
Este lunes las colonias Los Pinos, Los Alamos, y Barrio de San Vicente se vieron iluminadas con los juegos mecánicos y decenas de puestos con distintos giros del comercio local.
En la calle Granjeno de la colonia Los Alamos, Elia Botello se encontraba preparando deliciosos BUÑUELOS que día a día le dan una parte del ingreso para su familia, al lado de ella una mesa donde sus amigos se encontraban haciéndole compañía.
Y es que desde muy temprano y sin dejar de lado su trabajo, Elia preparó pozole y una olla bien grande de ponche, pues no podía dejar de lado la tradición que la ha acompañado durante toda su vida y que hace más de 20 años se encarga de organizar en su hogar.
"En la mañana hago tortillitas y salgo a venderlas, ya ahorita me dedico a los pedidos de buñuelos pero igual aquí tenemos lista la cena de hoy, no podía faltar".
Amigos y familiares de doña Elia comenzaron a llegar y ella los atendió a todos sin dejar de trabajar, entre risas y música comenzaron a comer.
En toda la calle Granjeno eran pocas las casas en las que sacaron sus sillas y mesas al exterior, doña Elia comentó que extrañan el ambiente que había hace ya más de 3 años, la inseguridad seguida de la pandemia y la crisis económica terminaron con la tradición en muchas familias pero en la familia Botello tratan de seguir e inculcar a las nuevas generaciones a seguir organizando los tradicionales barrios.
Y es que no resulta fácil, pues en la actualidad, para una reunión de aproximadamente 40 personas se necesita una cantidad aproximada de 1000 pesos para la preparación del pozole y los ponches, pues algunas cosas como el jitomate, la jamaica y otros ingredientes indispensables subieron considerablemente de precio.
"Mucha gente quedamos afectadas economicamente después de que inició todo con el Covid, pero si se extraña ver las luces en cada casa, escuchar las bocinas con música y ver a todos festejando en los alrededores".
Sobre la calle Orquídea no faltaron los juegos mecánicos donde principalmente jóvenes y niños pasaron buenos momentos y aprovecharon para comprar antojitos, ropa o accesorios.