Guanajuato, Gto., Un auténtico regalo del día del padre dieron los seleccionados mexicanos al ganar por 1-0 al representativo de Alemania en el Mundial de Fútbol que se celebra en Rusia.
Restauranteros tuvieron buenas ventas a pesar de que el partido se realizó en las primeras horas del domingo.
La capital del estado se paralizó literalmente para ver este extraordinario juego que dio nuestra selección nacional.
En las calles retumbó fuerte el “Sí se pudo, sí se pudo”.
El pueblo mexicano y los guanajuatenses se unieron y dejaron a un lado las cuestiones político partidistas; por dos horas se olvidaron de los problemas de inseguridad, del alza constante a los precios de las gasolinas y estuvieron principalmente en sus hogares frente a sus pantallas para presenciar este histórico encuentro.
Las calles se vieron desérticas porque el partido fue a las diez de la mañana; muy pocas personas se observaron por la calle.
Los turistas que se encontraban de paseo en la capital del estado, buscaron un sitio en los restaurantes de la zona centro que se encontraban abiertos para recibir a la clientela.
Muchas personas, niños, jóvenes y adultos portando con orgullo la playera verde de la selección mexicana, otros más traían banderolas con los colores verde, blanco y rojo.
Fue notorio el nerviosismo que se veía reflejado en los rostros de los aficionados al fútbol porque el tiempo no avanzaba y ya querían que el árbitro pitara el final del cotejo.
Querían ver triunfar por primera vez a los mexicanos sobre la oncena Alemania, actual campeona del mundo y fuerte favorita para ganar nuevamente el título mundial.
Cuando metió el primer gol el “Chucky” Lozano estalló el júbilo y todo mundo se abrazaba unos con otros, aunque no se conocieran.
Se trataba de estar unidos como pueblo mexicano. Después de las oportunidades generadas por los seleccionados del TRI, la multitud se desesperaba y cruzaban los dedos para que Alemania no nos empatara.
Los espectadores consideraron que todos los mexicanos dieron un extraordinario partido, aunque resaltaron a Héctor Herrera, Hirving “Chucky” Lozano, Carlos Vela, Javier Hernández, y en general el buen actuar del portero Ochoa y la defensa que se comportó a la altura y no dejó pasar nada, pese a los apuros que por momentos de vieron en el arco nacional.
Al pitazo final, hubo gran felicidad y el festejo se vio por las calles, cuando automovilistas hacían sonar su claxon, otros más echaban porras a la selección mexicana. Había pasado la primera prueba de fuego el director técnico, Juan Carlos Osorio.
En las calles retumbó fuerte el “Sí se pudo, sí se pudo”.