A partir del próximo 8 de julio, los habitantes dela Ciudad de México deberán dividir su basura en cincocategorías y no solamente en dos, como lo venían haciendo hastaahora.
De acuerdo con la norma ambiental de separación deresiduos NADF-024-AMBT-2013, los capitalinos tendrán queclasificar de manera obligatoria sus desperdicios en orgánicos,inorgánicos reciclables, inorgánicos no reciclables, de manejoespecial y voluminoso y residuos peligrosos domésticos.
Con ello se planea reducir la cantidad de basura quellega a los rellenos sanitarios a la par que se incrementará elreciclaje.
De acuerdo con Rubén Lazos Valencia, DirectorGeneral de Regulación Ambiental de la Secretaría del MedioAmbiente de la Ciudad de México
(Sedema), esta dependencia ha diseñado unaestrategia para difundir la nueva separación que incluye pláticasen unidades habitacionales y escuelas así como campañas en elSistema de Transporte Colectivo Metro.
Pero a menos de un mes de que la medida entre envigor, un sondeo hecho por este medio revela que la gente ladesconoce por completo.
Además, en un recorrido por los andenes de la línea2 del Metro –la más transitada según datos del propio sistemade transporte– se pudo constatar la existencia de solo tresanuncios informando del cambio: uno en la estación Cuitláhuac,otro en Allende y uno más en Pino Suárez.
A finales de marzo, el presidente de la Comisión dePreservación del Medio Ambiente, Protección Ecológica y CambioClimático de la Asamblea Legislativa, Antonio Xavier López Adame,señaló que hacía falta mucha información acerca de cómofuncionará la nueva norma y que ni siquiera el sindicato delServicio de Limpia tenía clara la forma de organizar larecolección de los distintos tipos de residuos.
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Cuestionado sobre ello, Lazos Valencia indicó que elsindicato ha expresado su aceptación a la medida y ya recibiópláticas sobre la nueva forma de separación.
VAN POR RESIDUOS VALORIZABLES
Hasta antes del año 2004, los esfuerzos por separarla basura en la capital eran casi nulos. Fue a partir de ese añoque la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal obligó a lapoblación a entregar sus desechos al camión recolector separadosen orgánicos e inorgánicos.
Trece años después, quienes viven y trabajan enesta ciudad tendrán que dividir sus desperdicios ahora en cincoclases.
En primer lugar están los residuos orgánicos, loscuales pueden ser reutilizados como abono para plantas, alimentopara animales de granja, jabones y biogás.
La segunda categoría comprende los residuosinorgánicos reciclables o valorizables, es decir, los que puedenser transformados en nuevos productos. Tal es el caso del papel, elcartón, el plástico, el vidrio, el aluminio, la ropa, la madera yel tetrapack.
Luego están los inorgánicos no reciclables como losresiduos sanitarios, las colillas de cigarro, los preservativos,las toallas sanitarias, los chicles, los cotonetes, los curitas,los pañales, el celofán, el poli papel, el unicel, las bolsas defrituras, el calzado, los bolígrafos y los plumones.
Un cuarto grupo son los objetos que por su grantamaño o por sus componentes deben tener un manejo especial.Estamos hablando de electrodomésticos, equipos de informática ytelecomunicaciones, herramientas eléctricas y electrónicas,muebles, pilas, radiografías, colchones, llantas, juguetes,equipos deportivos y equipamiento sanitario.
Según el portal de la Sedema, estos serán recogidostodos los domingos, aunque si por alguna razón –como la falta deespacio– el vehículo recolector no acepta llevárselos, elciudadano tendrá que esperar las jornadas de acopio que sudelegación organice, o bien llevarlos a uno de los centros dedepósito autorizados.
La última clase listada en la norma son los residuospeligrosos como el aceite de motor, los anticongelantes, loslíquidos destapacaños, los limpiadores de metales y muebles, elquita sarro, las pinturas, los solventes, los pegamentos, losinsecticidas, los medicamentos caducos, el material de curación ylos tintes para cabello.
De acuerdo con Rubén Lazos, la apuesta de la normaes sensibilizar a la población para realizar una mejorseparación, poniendo énfasis en los residuos inorgánicosvalorizables porque son los que se pueden reaprovechar de mejorforma.
En la primera etapa que comienza el 8 de julio, elgobierno local apostará al trabajo voluntario de la ciudadanía,por lo que por ahora se descartan sanciones, señala elfuncionario.
Sin embargo, advierte que la Dirección General deVigilancia Ambiental de la Sedema estará monitoreando la correctaaplicación de la medida, especialmente en los establecimientospúblicos y privados.
Aunque la norma que entrará en vigor sugiere colocarcada tipo de desperdicio en contenedores o bolsas de distintocolor, Lazos indica que no se trata de algo obligatorio.
HOGARES GENERAN, PERO NO REUTILIZAN
De acuerdo con datos oficiales, cada habitante de laCiudad de México genera a diario 1.44 kilogramos de basura, másque el promedio de los países de América Latina (que es de 0.93kilogramos por persona al día).
Peor aún, en 2015 la población de nuevedelegaciones produjo más basura de la que generaba en el año2008.
Por otro lado, la Encuesta Intercensal 2015 levantadapor el INEGI revela que los hogares capitalinos son los que másseparan sus residuos sólidos en el país (nueve de cada 10 lohace) aunque son menos propensos a reutilizarlos.
En este contexto, el gobierno capitalino ha anunciadoel programa Basura Cero que implica un nuevo modelo de gestiónintegral de los residuos sólidos de la ciudad.
En días pasados, Jaime Slomianski, titular de laAgencia de Gestión Urbana de la Ciudad de México, señaló enentrevista para este medio que un componente de este programa serála construcción de dos plantas que transformarán los desechos enenergía, en lugar de que terminen enterrados en algún rellenosanitario.
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Tanto Slomianski como Lazos coinciden en que el otroelemento fundamental de este modelo de gestión es que lapoblación aprenda a reducir, reutilizar y reciclar su basura desdesus hogares y lugares de trabajo.
“Tenemos también que sensibilizar a la sociedadporque el problema de la basura no nada más es un problema de losgobiernos… es un problema de todos porque todos la generamos”,consideró Slomianski.