En el museo Salvador Almaraz, se llevó a cabo la apertura de la exposición de fotografías en blanco y negro titulada “Niños”.
Las gráficas que conforman está interesante muestra fueron tomadas por la familia Casasola en las primeras décadas del siglo XX en la Ciudad de México, que atravesó por las consecuencias de una prolongada guerra civil (silenciosamente invadida por un ejército de campesinos menesterosos, derrotados en su lucha por la tierra).
Reconstruida sobre el impulso de la industria que pronto comenzó a dejar su huella en la fisonomía de la población, en los rostros de los niños, como los de la correccional (lugar a medio camino entre el taller y la cárcel), los del hospicio (huérfanos de la revolución o desheredados del progreso industrial que crecen entre el temor y la disciplina cuartelaria).
Los niños bien, bajo la advocación de Porfirio Díaz con su trajecito militar, la actitud arrogante y un ejemplar de la prensa que produce la empresa de su papá para las familias decentes, los voceadores pagando temprano su cuota de plusvalía, expuestos a la indeseable piedad de quienes una vez al año, los toman de pretexto para exhibir un gesto humanitario.
Los miserables imagen sustraída a la mirada pública saltan a la primera plana cuando un buen burgués los necesita para resaltar sus virtudes cívicas.
Están también las instituciones a través de las que una sociedad que se sabe destructiva ofrece protección a la niñez, la familia, la escuela, la fábrica, el sindicato o la cárcel.
El propósito de difundir desde una nueva óptica la obra de Casasola a través del tema de los niños, es llegar al medio de donde fue tomada la imagen (la gente en la calle, ese pueblo anónimo cuya vida cotidiana fue también materia prima para el testimonio).
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
Para devolverla ahora como una referencia al pasado; colocar las fotografías en el medio social preciso de manera que resulten una alusión personal, una provocación que incite al reconocimiento, atisbo de una identidad no idealizada.
En el evento se contó con la presencia de la directora de IMCAR Atala Solorio Abreu, la titular del recinto cultural, Karina Jazmín Juárez Ramírez y público en general, quienes apreciaron y elogiaron cada obra.
“Orfanato”.
“Niños leyendo el Imparcial”.